Ciencia, política y derecho frente a los fenómenos extremos - EL ÁGORA DIARIO

Ciencia, política y derecho frente a los fenómenos extremos

El IV Conversatorio del Agua, organizado por el Foro de la Economía del Agua, apostó por una necesaria alianza entre la ciencia, el derecho y la política que permita una gestión hídrica desde la prevención, basada en la evidencia científica.


El cambio climático ha multiplicado los fenómenos meteorológicos extremos, como la sequía y las inundaciones, hasta el punto de que algunos de estos sucesos están dejando de ser extraordinarios para convertirse en cíclicos o incluso en crónicos. De este modo, su abordaje debe transformarse desde la reacción a la prevención.

Este escenario de riesgo creciente tiene como causante principal al ser humano, tanto por su acción impulsora del cambio climático, que incrementa los fenómenos extremos, como por actuaciones como la urbanización de espacios inundables, que amplifican sus consecuencias. Para atajar ambos problemas, es necesario un enfoque multidisciplinar.

Desde el punto de vista político-administrativo, la planificación – hidrológica y del territorio – es esencial para gestionar esta nueva situación, así como un cambio de paradigma que modifique la base de la gestión desde la oferta hacia la demanda. Para conseguir una planificación hídrica que parta realmente del agua disponible, la labor de educación es imprescindible. Además de la toma de decisiones a nivel político y legislativo, la inversión en tecnología y la concienciación ciudadana son otros dos pilares básicos para atajar los fenómenos extremos.

Estas fueron algunas de las principales ideas recogidas en el informe de conclusiones del VI Conversatorio del Agua en Chile, organizado por el Foro de la Economía del Agua, que versó sobre la gestión de fenómenos climáticos extremos relacionados con el agua y contó con expertos españoles y chilenos en distintas disciplinas como el Derecho, la Biología y la Ordenación del Territorio, que analizaron la situación actual de las sequías e inundaciones en ambos países y las acciones necesarias para mitigarlas.

El informe señala que los fenómenos extremos y los efectos del cambio climático en su sentido más amplio deben comenzar a incluirse en los ordenamientos jurídicos y que, para que su inclusión se realice del mejor modo posible, el derecho siempre debe ir por detrás de la ciencia y la técnica, nutriéndose de sus conocimiento. De la misma manera, y tal como apuntó Estanislao Arana, director académico del Foro de la Economía del Agua, “las decisiones políticas deben basarse en la información técnica y científica disponible y alejarse lo más posible de ideologías”.

El informe señala que, además del incremento de los fenómenos climatológicos extremos, el cambio climático los está cronificando, y por lo tanto modificando el modo más adecuado de actuar frente a ellos. Por ello, advierte la importancia de diferenciar las situaciones extraordinarias, que requieren medidas reactivas, de las crónicas o cíclicas, que pueden prevenirse.

El IV Informe de los Conservatorios del Agua destaca la importancia de plantear las situaciones climatológicas extremas desde la prevención y no desde la reacción, e incluir estos fenómenos en la planificación hídrica y del territorio siempre que sea posible. Como explica Jorge Olcina, catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante, cuando se habla de sequía y sobre todo de escasez de agua, “la gestión hídrica más adecuada es la que parte de la demanda, que es la que debe adaptarse a los recursos disponibles”.

España y Chile, reparto hídrico desigual 

A nivel mundial, más de 263 millones de personas dedican más de 30 minutos al día a buscar agua y en 2025, cerca de 2000 millones de personas vivirán en países o en regiones donde la escasez de agua será absoluta. Algunos países, como Chile y España, están especialmente expuestos a los fenómenos climatológicos extremos, debido a la orografía de su territorio.

En el caso de Chile, el informe señala una serie de problemas hídricos entre los que destaca la escasez de agua en algunas zonas y la sobreabundancia en otras, con aluviones de lluvia que conllevan en ocasiones el arrastre de metales en las zonas mineras. Respecto a las posibles soluciones, el informe cita la educación ciudadana y la adaptación de la normativa a la nueva situación.

Tal como apuntó en el conversatorio Gladys Vidal, directora e investigadora principal del Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería en Chile, “el primer paso consiste en determinar cómo introducir una nueva cultura del agua en la sociedad civil y, posteriormente, adaptar la legislación al cambio climático, a través, entre otras medidas, de la reforma del Código del Aguas y de la Ley General de los Servicios Sanitarios”.

El encuentro también analizó la importancia de las fuentes alternativas de agua para las zonas con estrés hídrico, poniendo especial énfasis en la reutilización. Francisco Remonsellez, ingeniero en Biotecnología y doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad de Chile, abogó por la toma de decisiones a nivel local para resolver de manera efectiva los problemas de seguridad hídrica de las comunidades.



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