Más de 230.000 escolares de Gaza y sus profesores tendrán por fin acceso a agua potable para beber y lavarse las manos gracias a una iniciativa internacional liderada por la Fundación Rostropovich-Vishnevskaya y el Gobierno de los Emiratos Árabes Unidos



En Gaza, solo el 10% de sus casi dos millones de habitantes tienen acceso directo a agua potable limpia y segura. Esta pequeña franja de terreno, emparedada entre el mar y los muros que la separan de Israel, carece de electricidad y tiene por desgracia una infraestructura hídrica esencial que se ha visto muy dañadas por las guerras de Hamas con Israel. El pasado octubre, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, alertaba sobre las enormes desigualdades en el abastecimiento de agua entre Israel y Palestina, pidiendo más esfuerzos a la comunidad internacional para cerrar la brecha y mejorar la situación de millones de personas para que alcancen la seguridad hídrica.
Ahora, gracias a una alianza público-privada, ese sueño parece un poco menos imposible. Más de 230.000 escolares de Gaza y sus maestros tendrán acceso a agua potable para beber y lavarse las manos gracias a una iniciativa internacional liderada por la Fundación Rostropovich-Vishnevskaya (RVF, por sus siglas en inglés) y el Gobierno de los Emiratos Árabes Unidos.
En concreto, la colaboración permitirá que 125 escuelas en Gaza estén equipadas con unidades de desalinización y sistemas de energía eléctrica renovable para proporcionar agua potable y promover la educación sobre higiene. Además, la instalación y el mantenimiento de las unidades de desalinización de última generación importadas se localizarán en Gaza para fortalecer la capacidad sobre el terreno. Actualmente, se está discutiendo un acuerdo formal entre RVF y la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), pero los detalles ya están practicamente cerrados, según la Fundación, y el proyecto es algo ya seguro.
«Esta iniciativa representa un paso crucial para aliviar la crisis del agua en Gaza, donde el agua subterránea del único acuífero se ha vuelto inadecuada para el consumo humano. Incluso los hogares más pobres deben depender del agua embotellada y del agua que ha sido transportada en camiones con un gran coste y riesgo de contaminación. RVF se dedica a apoyar el acceso a agua potable segura y buenas prácticas de higiene, que son cruciales para combatir la pandemia de COVID-19″, ha asegurado esta organización sin ánimo de lucro estadounidense.
Necesidades urgentes en Gaza
El acceso al agua potable es una prioridad de salud pública mundial, especialmente en zonas de conflicto como la Franja de Gaza, hogar de más de 2 millones de personas. Allí xiste una necesidad inmediata de agua potable, especialmente en las escuelas, ya que aunque algunas sí tienen sistemas de filtración de agua, la mayoría carecen de acceso al líquido elemento y de instalaciones adecuadas para lavarse las manos.


A diferencia de las mega plantas de desalinización que ya existen en gran parte de Israel, las unidades de desalinización de bajo volumen se pueden instalar rápidamente y brindar un alivio inmediato a la crisis del agua en Gaza. Es decir, cada escuela tendrá su propia unidad de desalinización equipada con un suministro de energía solar para evitar depender de la débil red eléctrica de la Franja. Además, un programa de capacitación hídrica, dirigido también por RVF, permitirá que el personal escolar y los estudiantes desarrollen buenos hábitos de higiene que ayudarán a prevenir la transmisión de enfermedades, incluido el COVID-19.
El proyecto para proporcionar agua potable a los escolares en Gaza no es la primera colaboración entre la Fundación y los Emiratos Árabes Unidos. Durante el pasado 2021, esta alianza público-privada ha conseguido introducir de forma exitosa dos vacunas infantiles esenciales para el futuro de muchos niños en Gaza y Cisjordania.
