En esta cuarta sesión dedicada al agua en el Semana Medioambiental Iberoamericana se puso sobre la mesa la importancia de los marcos normativos e institucionales, la mayor sensibilización de la población y capacitación para los profesionales, sin dejar de lado el financiamiento, que pasa por conseguir más fondos a través de alianzas público-privadas, pero también por marcos tarifarios adecuados



Si bien las metas del ODS 6 de Iberoamérica en relación con el acceso al agua potable están, las relacionadas con saneamiento y depuración están bastante bajas y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) trabaja arduamente para avanzar en los desafíos que aún persisten. Este atraso imposibilita que las masas de agua tengan una buena calidad y se puedan utilizar para el suministro para otros usos.
Son varios los actores que trabajan en esta brecha, como quedó demostrado en la cuarta sesión de la Semana Medioambiental Iberoamericana, llevada a cabo este jueves, bajo la organización de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Carmen Jover Gómez-Ferrer, jefa del Departamento del Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), dio cuenta de los temas que destacan en relación al saneamiento y depuración de aguas residuales, cuya solución va mucho más allá de la infraestructura, sino que implica brechas en accesos, tiempos de financiación y soluciones complejas.
El panel estuvo compuesto por Sergio Campos, jefe de la División de Agua y Saneamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID); Ignacio del Rio Marrero, jefe del Área de Tecnologías del Agua del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX); Álvaro Araya, director de UEN Recolección y Tratamiento de Sistemas Periféricos del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AYA), Catarina De Albuquerque, CEO Sanitation and Water for All y Rhaisa Reyes, encargada de la División de Diseño de Alcantarillado Sanitario y Pluvial del Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (INAPA) de República Dominicana.
Los expositores de la sesión se centraron en la importancia de la sensibilización a la población, la revisión de los marcos normativos, la buena utilización de los subsidios y la necesidad de capacitación, de contar con buenos profesionales, así como la necesidad de incrementar el financiamiento, para avanzar con fuerza en el saneamiento.


Situación actual
Sergio Campos precisó que el principal reto para Latinoamérica en los próximos 15 años es el saneamiento, el que se ve en cuatro dimensiones. Si bien Latinoamérica fue la región que más avanzó, con más de 225 millones de personas con acceso, “ese avance no era suficiente, puesto que había más de 19 millones de personas que defecaban al aire libre y otras 105 millones con acceso a saneamiento mejorado”.
En tanto, bajo la definición de las metas de desarrollo sostenible, esas cifras se multiplican. En saneamiento, hay más de 450 millones de personas que no tienen manejo adecuado de sus deposiciones, lo que equivale a más de dos tercios de la población total de América Latina y El Caribe.
En ese sentido, “ese es el gran desafío para Latinoamérica”, a juicio de Campos. En agua potable, hay mucho que mejorar, pero la brecha de acceso más grande está en saneamiento y en tratamiento de aguas residuales.


La segunda dimensión es la financiera, dado que para lograr las metas de desarrollo sostenible, estiman que solo en saneamiento se necesitan 15.000 millones de dólares por año, durante los próximos 15 años, y la región está invirtiendo hoy menos de la mitad.
“Hemos visto que la financiación no se está materializando de la manera en la que creemos y más aún, los efectos del cambio climático están haciendo que esa barrera sea cada vez más grande”, especificó Campos.
También se refirió a la variable tiempo, puesto que de continuar levantando infraestructura al ritmo en el que se está haciendo ahora, las metas de saneamiento se cumplirán en 2040 y las de desarrollo sostenible, en 2073. Y, por supuesto, está la complejidad técnica de la solución, dado que la solución para el saneamiento implica un reasentamiento de asentamientos informales, o “pensar fuera de la caja y traer soluciones no convencionales”, cree.
Planificación y normativa
Ignacio del Río Marrero destacó recomendaciones para planificación sectorial, que ayudan a los técnicos de los países a analizar la complejidad del desarrollo del saneamiento y tratamiento de aguas residuales.
“No va enfocado solamente a las infraestructuras, sino que a alcanzar un escenario de un servicio sostenido en el tiempo”, comentó Del Río. Además, este plan abarca el desarrollo de la conciencia social, de sistemas de gestión y operadores, del marco normativo e institucional y del conocimiento.
Este documento salió en la Conferencia de Directores de Agua y se abrirá a la colaboración de expertos, técnicos e instituciones para que sea lo más consensuado posible y se presentará próximamente en las jornadas específicas.
También se refirió a una estrategia de apoyo a la normativa, puesto que en distintos países hay problemas normativos. Tratamos de impulsar una estrategia para que los países analicen si cuentan con las normativas adecuadas.
A partir de esta estrategia, están creando colaboraciones directas con países, espacios de debate, guías y recomendaciones.
Alcanzar la voluntad política
Por su parte, Catarina De Albuquerque se refirió a Sanitation and Water for All (SWA), alianza que trabaja en temas de agua y saneamiento, que hoy cuenta con más de 300 aliados, de los cuales 84 son gobiernos. Hoy están centrados en trabajar en la voluntad política, dado que “los políticos están menos interesados en hablar de saneamiento. Es importante impulsar esa voluntad, porque con ella muchas cosas cambian”, precisó.
También abogan a favor de los enfoques de atraer las partes interesadas para lograr el acceso universal a los servicios, junto con una buena gobernanza del agua y saneamiento, para atraer nuevas inversiones, porque “sabemos que necesitamos de más inversiones para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible, para lograr los derechos humanos al saneamiento”, contó.
De esta manera, animan a sus socios a desarrollar las políticas públicas, presupuestos y otros instrumentos necesarios para lograr el saneamiento para todos, dado que “el financiamiento y la presupuestación inadecuados han sido el núcleo del problema, consecuencia de no existir la voluntad política necesaria, que se ha identificado como una barrera clave para lograr las metas”, explicó De Albuquerque.
La profesional mencionó que hay elementos fundamentales que debe tener un país para atraer financiamiento y se requiere una perspectiva de refuerzo de los sistemas y la gobernanza, con políticas públicas, legislación y capacitación para lograr un ambiente favorable.
Casos latinoamericanos
Como contó Rhaisa Reyes, encargada de la División de Diseño de Alcantarillado Sanitario y Pluvial del Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (INAPA), República Dominicana está dentro de los países con una baja tasa de saneamiento, alcanzando una brecha con agua potable de cerca del 80%.
Un informe nacional realizado en 2015 sobre las condiciones de aguas residuales y excretas, arroja que cerca del 20% está conectado a una red de alcantarillado, por lo que actualmente, el INAPA trabaja en disminuir esa brecha, a través de la rehabilitación de plantas, dado que el país cuenta con alrededor de 80 plantas de tratamientos y se podrían sumar dos que comenzaron a funcionar recientemente.
Asimismo, el INAPA está ejecutando la rehabilitación de otras cinco plantas, y la ampliación de las redes en algunos municipios, lo que les da un margen de alrededor de un 25% en aumento de conexiones domiciliarias en República Dominicana.
Para Reyes, los principales retos a enfrentar son el desarrollo de un marco legal que les permita regular las compañías que operan los servicios de agua potable y saneamiento; contar con mayor asignación presupuestaria para invertir en acondicionamiento de sistemas existentes; ampliar la cobertura de la red de saneamiento a nivel nacional; concientizar y educar a la ciudadanía y mejorar de la gobernanza entre operadores de servicios para mejorar la cobranza del servicio y disminuir la inversión presupuestaria para el mantenimiento de los servicios existentes.
En el caso de Costa Rica, Álvaro Araya comentó que en la actualidad tienen una pequeña cobertura en alcantarillado sanitario y tratamiento, con el 15% de la población, mientras que el 13,4% de la población tiene alcantarillado pero son planta de tratamiento, y cerca del 70% usa fosas sépticas.
Para Araya, un gran reto es identificar las zonas donde se presentan estas soluciones individuales para cambiarlas por soluciones colectivas. Por lo pronto, ya cuentan con una planta de tratamiento para la capital, que cubre 2,8 m3 por segundo, y en 2017 se publicó la Política Nacional de Saneamiento en Aguas Residuales, que marcó el inicio de un cambio importante en el país.
“Desde hace dos años y medio, hemos estado trabajando coordinadamente entre instituciones para su implementación. Esta política venía acompañada de plan de inversiones en saneamiento, que analizaba los escenarios del posible logro del ODS 6 para el 2030”, especificó. Sin embargo, la brecha local es fuerte y han tenido problemas de déficit fiscal, por lo que ahora ven más posible cumplir la meta al 2045.
Al igual que en el caso dominicano, Álvaro Araya ve como desafíos educar a la población y a profesionales en el manejo adecuado de aguas residuales, analizar alianzas público-privadas, investigar y adaptar tecnologías alternativas apropiadas para pequeñas poblaciones, entre otros.
