La Asamblea Ciudadana del Clima apuesta por garantizar un uso y consumo sostenible del agua para ser resilientes ante el cambio climático, preservando los ecosistemas al tiempo que se garantiza la seguridad hídrica



La Asamblea Ciudadana para el Clima (ACC) presentó este lunes al presidente del gobierno, Pedro Sánchez, 172 recomendaciones para una España más justa y segura contra el cambio climático entre las que aboga por “minimizar” los vuelos domésticos, regular la publicidad y los «mensajes pro-consumo”.


El conjunto de las recomendaciones de la asamblea busca proporcionar una visión social sobre cómo acelerar en la lucha contra el cambio climático. Desde el pasado mes de diciembre, los asambleístas han debatido y trabajado sus recomendaciones. Según la normativa que regula esta iniciativa, el documento debe remitirse al Gobierno y al Congreso de los Diputados, para facilitar la toma de decisiones en materia de política de cambio climático y llevar el debate también a los actores económicos y a la sociedad en general.
El mandato de la asamblea ha sido elaborar propuestas para lograr una España más segura y justa ante el cambio climático, con menos emisiones de gases de efecto invernadero, menos vulnerabilidad a los riesgos de la emergencia climática, teniendo presente los principios de solidaridad y justicia social.
Fomentar el teletrabajo para reducir los desplazamientos, garantizar el alquiler social en todos los territorios para evitar el desplazamiento al lugar de trabajo o disminuir la jornada laboral a cuatro días son algunas de las recomendaciones con las que la Asamblea Ciudadana para el Clima pretende que España sea más justa y segura contra el cambio climático.
«Nos quedamos sin agua»
El agua tiene un gran protagonismo entre los objetivos que ha priorizado la Asamblea del Clima, no solo por su relevancia para avanzar en los objetivos de desarrollo sostenible, sino por el impacto que el cambio climático tendrá sobre los recursos hídricos. En este sentido no solo resalta la necesidad de renaturalizar y restaurar los ecosistemas acuáticos, sino que hay que preservar el estado de las masas de agua en calidad y cantidad para garantizar la seguridad hídrica.
«El agua es fundamental para la vida, es necesaria como el aire»
Uno de los objetivos específicos se centra en hacer un uso y consumo sostenible del agua por parte de todos los sectores en España, ya que todos estos (agricultura, industria incluida la energía y el consumo de agua) tienen un impacto en los ecosistemas. Al hacer un mejor uso y consumo, esto ayudará a reducir la presión sobre los ecosistemas.
Señalan en el informe final que el agua es un recurso esencial para la vida en nuestro planeta, tanto de las personas como de nuestros ecosistemas. De hecho, los ecosistemas acuáticos actualmente son de los que se encuentran en peor estado, por ejemplo, desde 1970, se han perdido el 83% de las especies de agua dulce y el 30% de los ecosistemas de agua dulce.
En la zona del Mediterráneo muchos ríos tienen estrés hídrico por la agricultura, a futuro se prevé un déficit hídrico en la agricultura. Por eso es «importante destacar la centralidad del agua en la adaptación y, por tanto, la importancia de proteger los recursos hídricos y su resiliencia», en torno al 80% de todas las respuestas de adaptación actuales también están relacionadas con el agua y tienen como objetivo reducir los impactos de la variabilidad de las lluvias, sequías, inundaciones, agotamiento de las aguas subterráneas, déficit de humedad del suelo.
Actualmente, en nuestro país, en ciertas áreas se hace un uso intensivo del agua, con un consumo por encima de los recursos disponibles. Existe una serie de marcos legislativos a nivel europeo y nacional, acompañados de un proceso de planificación de nuestros recursos hídricos que pueden apoyar este objetivo de hacer un uso y consumo sostenible del agua. Más aún cuando en escenarios de cambio climático es probable que los recursos disminuyan en ciertas áreas, lo cual refuerza, aún más, la importancia de este uso y consumo sostenible que se ajusta a los recursos disponibles.
Los asambleístas han visto la justificación bajo el lema de “Nos quedamos sin agua”, es decir, la escasez de agua que ya se experimenta en muchos territorios.
Insisten en que «el agua es fundamental para la vida, es necesaria como el aire» pero denuncia que en ocasiones se destina «al disfrute de unos pocos y se produce un gran desperdicio de agua de forma innecesaria, un gasto de agua sin sentido. Por ejemplo, hay embalses que se dedican únicamente a generar electricidad por parte de compañías eléctricas, sin considerar otros usos, o cómo una mala gestión puede afectar a los ecosistemas».
Controlar y mejorar el uso eficiente del agua
El uso del agua de la industria agroalimentaria tiene un objetivo específico para la Asamblea Ciudadana del Clima, con sus respectivas recomendaciones que se centran en la contaminación difusa, prohibición y endurecimiento de sanciones por usos ilegales del agua o los nitratos.
Destacan que según el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), de 2020, la agricultura representa el 70% del consumo mundial de agua y los patrones de precipitación son los más afectados por el cambio climático. En España, la agricultura emplea el 84,3% del agua, según la última encuesta del Instituto Nacional de Estadística, de 2015, el 15,7% restante se lo reparten el abastecimiento humano y los usos industriales.
Este consumo hace de la agricultura, especialmente la de regadío, un sector muy vulnerable a las sequías y la escasez de agua. La relación entre agricultura y sequía es muy estrecha. Además de ser una de sus principales víctimas, las malas prácticas agrícolas también provocan la escasez hídrica, beneficiando a las grandes empresas y perjudicando a los pequeños agricultores (por ejemplo, cultivos tradicionalmente de secano puestos en regadío, introducción de cultivos muy exigentes en agua en zonas donde el agua es un bien escaso, la sobreexplotación ilegal e indiscriminada de las aguas subterráneas).
Por tanto, apuntan a la importancia de realizar un cambio en la política hidráulica tradicional centrada en la ejecución de grandes obras, y abordar una verdadera transición hidrológica que responda al actual contexto y reto de cambio climático. Además de proteger nuestros ríos, acuíferos, humedales, lagos y aguas costeras que aportan un amplio espectro de servicios sociales, económicos y ambientales que contribuyen a mantener y mejorar el bienestar en nuestras sociedades.
Las recomendaciones para preservar la cantidad y calidad del agua en España también pasan por impulsar las políticas de reutilización del agua para todos los usos e incorporarlo como objetivo en las políticas urbanísticas para acomodar el desarrollo a la disponibilidad de recursos hídricos e implementar sistemas de reutilización de aguas grises en edificios y viviendas.
También respaldan el estímulo del consumo del agua de grifo frente a las embotelladas para limitar los residuos plásticos.
