La complejidad de la gestión del ciclo integral del agua y las soluciones pioneras que se han venido desarrollando en los últimos años han convertido a Barcelona en un HUB internacional del agua, que proyecta sus avances en pos de la circularidad a otros países y otros sectores convirtiéndola, a la vez, en un HUB tecnológico de sostenibilidad



Barcelona es una de las ciudades de referencia de la región mediterránea. Su ubicación -es una de las pocas grandes ciudades europeas volcada al mar- y orografía en un área de gran estrés hídrico la exponen a fenómenos meteorológicos adversos, como la sequía o el riesgo de inundaciones, tanto por la subida del nivel del mar como por la intensidad de las precipitaciones.
Además, está regada por dos ríos con calidades del agua muy diferenciadas, y bebe de otras fuentes como las desaladoras o los acuíferos, por lo que garantizar la homogeneidad en la calidad del agua y del servicio prestacional a través de una adecuada gestión hidrológica siempre ha sido un reto mayúsculo.
Sin embargo, el trabajo desarrollado en los últimos años a través del modelo de colaboración público-privada implementado en la ciudad ha permitido situar a Barcelona como un modelo internacional a seguir en la gestión del agua, y convertirla en un lugar privilegiado para consolidarse como referente de territorio sostenible, circular, innovador y comprometido en la lucha contra el cambio climático.
Un modelo pionero de colaboración público-privada que se ha consolidado como un referente europeo en la aplicación del conocimiento científico al agua y al medioambiente, y que tiene la misión de anticipar las necesidades de la sociedad para proponer nuevas soluciones de I+D+i que logren asegurar la sostenibilidad y eficiencia del ciclo del agua, teniendo en cuenta en todo momento las necesidades locales.
El director general de Cetaqua, Carlos Montero, en declaraciones para El Ágora, explica que este sistema de colaboración entre la administración, la universidad y la empresa (en el mismo participan la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y Aigües de Barcelona, la empresa gestora del ciclo urbano del agua en el Área Metropolitana de Barcelona (AMB), como cofundadores del proyecto) y que en 2017 recibió el Premio Nacional de Cataluña al partenariado público-privado de Investigación e Innovación, les ha permitido trasladar todo el conocimiento del mundo académico hasta la implementación industrial de las soluciones encontradas para dar respuesta a los retos y desafíos que en la práctica se han ido presentando.
“En Cetaqua partimos del conocimiento y los desarrollos de investigación del ámbito universitario, y de la realidad y las necesidades de la empresa; y nosotros, como Centro Tecnológico, facilitamos el intercambio entre los dos ámbitos para favorecer el desarrollo industrial y la aplicación de las soluciones eficaces sobre el terreno, dando respuesta a las necesidades locales que hemos identificado”, añade Montero.
En esta misma línea ahonda la doctora Gabriela Cembrano, del Instituto de Robótica e Informática Industrial (CSIC-UPC) y asesora científica de Cetaqua, que destaca este modelo colaborativo que parte de una escucha activa y la vigilancia tecnológica para particularizar las soluciones teóricas sobre las necesidades del terreno e implementarlos a escala industrial.
En este ámbito Cetaqua se convierte, según la doctora Cembrano, en un banco de pruebas para los desarrollos tecnológicos que, aunque empiezan en el agua, son extrapolables a otros ámbitos de la economía por las implicaciones que tiene el agua tanto en aspectos ambientales, como de resiliencia urbana, además de su papel en la salud y en el desarrollo socioeconómico de las ciudades.
En los más diez años que lleva funcionando, Cetaqua ha desarrollado proyectos en todas las fases del ciclo del agua, y ha incorporado, junto con Aigües de Barcelona, todo tipo de mejoras para lograr la digitalización de todo el ciclo del agua, controlando en tiempo real, no solo parámetros que garantizan la máxima calidad del recurso y de la prestación del servicio, sino también aquellos que consiguen la máxima eficiencia en la red de distribución.
Una digitalización que permite, además, priorizar y anticipar decisiones, que se adoptan casi en tiempo real en aras al bienestar de la ciudadanía.
Unos desarrollos que, en el futuro, y a medida que sigamos avanzando y consolidando la confianza de las autoridades sanitarias, «convertirán los datos obtenidos a partir del estudio y control de las aguas residuales en parámetros de gran usabilidad para la salud de los ciudadanos”, afirma Montero
Covid-19 City Sentinel es el sistema de vigilancia desarrollado por Suez España en colaboración con Cetaqua para realizar el seguimiento de la evolución del virus SARS-CoV-2 en las aguas residuales, permitiendo anticipar la aparición de nuevos brotes en la población; y ofreciendo a los ayuntamientos un sistema de alerta temprana epidemiológica que les permite anticipar las decisiones en varios días para proteger a sus vecinos ante el avance del virus.
Pero las aportaciones tecnológicas no sólo redundan, insiste, en el buen funcionamiento y la gestión sostenible del recurso, sino que también revierten directamente en la resiliencia de la ciudad, con la implementación de soluciones, por ejemplo, de drenaje urbano, como las obtenidas a través del proyecto RESCCUE, un proyecto internacional que ha permitido desarrollar y mejorar los Planes de Inundación de la ciudad Condal, unas soluciones que “salvan vidas y protegen infraestructuras críticas, como hospitales, nodos de comunicaciones o de energía”.
Aguas regeneradas como fuente alternativa de recursos hídricos
En este contexto, Cetaqua ha establecido otro de sus focos de trabajo en la regeneración de las aguas residuales, con el objetivo de convertirlas en una fuente alternativa para distintos usos, no solo agrarios, sino también para usos industriales y ambientales.
En este último aspecto Montero resalta el papel que la inyección de aguas regeneradas a través de suelos activos puede llegar a generar, permitiendo la recarga artificial de acuíferos y devolviéndoles su papel esencial en el ciclo integral del agua, logrando además, en el caso de los pozos costeros, frenar la entrada de salinidad procedente del agua del mar en los mismos.
No obstante, la doctora Cembrano (CSIC) matiza en este sentido que no debemos de pensar en estas soluciones exclusivamente para el sector agua, pues “las soluciones que estamos desarrollando en Cetaqua tienen además un gran potencial exportador a otros sectores y ámbitos de la economía”.
Así, los avances en el control microbiológico y fisicoquímico de la calidad del agua han permitido diseñar sistemas aplicables a las aguas industriales, más cargadas de contaminantes; pero también de recursos como ácidos grasos en industrias lácteas, en conserveras, minerales en la minería y bioactivos en industria farmacéutica. “Para todas ellas nuestras soluciones han sido implementadas con éxito, favoreciendo el modelo de circularidad que hemos logrado con el ciclo urbano del agua”, refiere Cembrano.
De esta manera se contribuye a que, desde las propias infraestructuras y operativa del ciclo del agua, la ciudad de Barcelona sea más carbono-neutral, y pone como ejemplo el desarrollo logrado en las depuradoras, donde “día a día se sigue avanzando para lograr su autosuficiencia energética” a partir de la generación de biogás con los lodos que llegan a las mismas.
Un imán de talento innovador para el agua
Centros como Cetaqua, donde confluyen el ámbito académico con el desarrollo industrial, favorecen que Barcelona sea un imán para el talento innovador, donde la facilidad para desarrollar doctorados industriales y esta posición de incubadora de empresas emergentes crean un caldo de cultivo en el que la excelencia es garantía de futuro para el conjunto de la sociedad.


Al respecto, Montero insiste en que en Cetaqua, como centro de investigación, “se cuida el talento”, y al estar muy bien conectados con el mundo académico, cuentan con un flujo permanente de personas capacitadas que hace que más de un tercio de los profesionales que trabajan en Cetaqua sean doctoras y doctores, a los que además invitan a formarse e implementar sus proyectos de investigación en la ciudad, con el consiguiente impacto científico y social.
Además, el director general de Cetaqua destaca como este tipo de centros alimenta las vocaciones STEM y consigue despertar las inquietudes de los más jóvenes, especialmente las niñas, hacia ese ámbito investigador, científico y tecnológico, poniendo en valor esas vocaciones por su aportación práctica, en aras a lograr una sociedad más resiliente y sostenible.
En definitiva, un proyecto de colaboración público-privada que consigue “atraer y retener talento” a través de este espacio de investigación y formación para empresas y emprendedores, enfocado también a startups y nuevas ideas de negocio, que tengan como objetivo ayudar y colaborar con la ciudadanía.
Un espacio en el que investigación científica y aplicación industrial se dan la mano para hacer de Barcelona un referente como HUB tecnológico del agua y de la sostenibilidad a nivel global.