El I Foro de Bioeconomía, celebrado en Soria, ha permitido poner en valor la aportación que algunas empresas del ciclo integral del agua, como Aquona, hacen a la economía circular en la comunidad castellano-leonesa



Sostenibilidad, descarbonización y economía circular son conceptos que han entrado de lleno en la agenda internacional y el día a día de ciudadanos y empresas, como podemos ver en la gran expectación suscitada estos días por la Cumbre del Clima que se celebra en Glasgow. ¿Pero cómo se materializa este esfuerzo? ¿Dónde podemos encontrar casos concretos de circularidad?
Muchos de ellos están en marcha delante de nosotros. El agotamiento de recursos y el cambio climático son retos globales, pero las soluciones se abordan a escala local y eso es lo que ha permitido comprobar el I Foro de Bioeconomía de Castilla y León celebrado en días pasados en Soria, que bajo la coordinación de la Fundación Cesefor ha reunido a expertos nacionales e internacionales, empresas, referentes científicos y administración pública.
El encuentro abordaba una de las dimensiones de la economía circular: la bioeconomía, que es la generación de recursos biológicos renovables y su transformación en productos de valor añadido, como materiales, energía o servicios. Algo en lo que regiones ricas en territorio y medio natural como Castilla y León pueden sobresalir aplicando enfoques del siglo XXI a la utilización de recursos agropecuarios y forestales.
El I Foro de Bioeconomía de Castilla y León también sirvió para poner en valor la aportación que algunas empresas del ciclo integral del agua hacen a la economía circular. Es el caso de Aquona, empresa que da servicio a 130 municipios de Castilla y León y Castilla-La Mancha.
“El desarrollo de la bioeconomía es la gran oportunidad de España y de sus pueblos”
“Trabajamos con un modelo bajo en carbono y apostando por la digitalización y la tecnología para aplicar soluciones basadas en la economía circular”, afirmaba Laura de Vega, directora de Desarrollo Sostenible de la compañía, durante su participación el foro.
En su opinión, ha habido un cambio de paradigma y las plantas de depuración de aguas residuales tienen ahora la vocación de convertirse en biofactorías. La idea es alcanzar un modelo circular a través de la generación de energía, la reutilización del agua y la valorización de los residuos resultantes de la depuración, generando impacto positivo sobre la sociedad y la biodiversidad.
De depuradora a biofactoría
La directora de Desarrollo Sostenible de Aquona participaba en el taller Buenas prácticas y proyectos de innovación en Bioeconomía Circular donde compartió algunos de los proyectos que está impulsando la compañía, como es el caso de la conversión en biofactoría de la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) de Palencia que Aquona gestiona.
Gracias a los trabajos llevados a cabo, el nivel de aprovechamiento térmico de esta planta alcanza ya el 100 % y su autoabastecimiento energético es del 65 %.
“Además se valorizan el 100 % de los fangos producidos en el proceso de depuración destinándolos a la agricultura”, subrayó Laura de Vega, quien añadió que también se está abordando la “valorización de arenas para usarlas como compostaje” o como material de relleno en obras y zanjas.


En cuanto reutilización de aguas, “parte del agua depurada se está utilizando en el riego de jardines”, indicaba la portavoz de Aquona. La protección de la biodiversidad y la implicación de la comunidad local cierran el ciclo en este proceso de transformación.
Obtención de materiales de valor
La EDAR palentina participa también en un proyecto europeo para la producción de materiales de valor usando para ello lo que antes hubieran sido residuos.
Se trata del proyecto europeo INTERREG ECOVAL. Esta iniciativa pretende valorizar fangos y residuos sólidos urbanos para obtener ácidos grasos volátiles de alto valor añadido para las industrias del plástico, lubricantes o agroquímica.
Junta de Castilla y León, Ayuntamiento de Palencia y Aquona, impulsan junto a otros socios el proyecto coordinado por Cetaqua, el centro tecnológico del agua de Agbar, grupo al que Aquona pertenece. Con 1,4 millones de euros de presupuesto, INTERREG ECOVAL sirve también para dinamizar la economía y el empleo.
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La circularidad en el ámbito de energía y el agua se puede encontrar en León, donde Aguas de León, sociedad mixta participada por Aquona y el Ayuntamiento, gestiona el servicio municipal de agua e impulsa el proyecto Life Nexus que generará microenergía hidráulica y potenciará el almacenamiento de la misma.
El proyecto cuenta con un presupuesto de más de un millón de euros bajo el marco de cofinanciación de la Comisión Europea y se espera que sus resultados se extrapolen a una treintena de municipios similares de la UE.
Se instalará un prototipo hidráulico de 35 kilovatios en la estación de tratamiento de agua potable del Porma, que permitirá cubrir con energía renovable la demanda básica de la instalación aprovechando como energía eléctrica el agua que se disipaba en las redes de distribución de agua.
La apuesta por la innovación y la economía circular de Aquona tiene como hoja de ruta la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas en donde las alianzas “entre todos los agentes son fundamentales para multiplicar el impacto de las acciones”, afirmaba Laura de Vega durante su participación en el encuentro.
De la misma manera, opina De Vega, la Agenda 2030 es la guía para conseguir una reconstrucción verde, sostenible e inclusiva tras la pandemia. En ese sentido, afirmó: “Los Fondos de Recuperación Next Generation son una oportunidad para fomentar la economía circular, proponer soluciones frente al cambio climático y abordar necesidades de digitalización, abastecimiento, saneamiento y depuración que nos ayuden a cohesionar el territorio y acabar con la despoblación”.
Crecimiento y empleo verde
En opinión de los impulsores del I Foro de Bioeconomía de Castilla y León, “el desarrollo de la bioeconomía es la gran oportunidad de España y de sus pueblos para afrontar el reto demográfico, incentivar el aprovechamiento sostenible de sus recursos, el agregado de valor en origen e impulsar el I+D+I”.
El director de Cesefor, Pablo Sabín, recalcaba durante su intervención en la apertura del congreso coordinado por su fundación que la bioeconomía puede contribuir al desarrollo de la comunidad autónoma con la creación de empleo, informa Efe: «El potencial de desarrollo industrial del siglo XXI en Castilla y León está en el uso de los recursos renovables«, afirmó.
En su opinión, para desarrollar la bioeconomía, hay que combinar diferentes factores, entre ellos mejorar las capacidades humanas, desarrollar un entorno de I+D e innovación colaborativo entre empresas e instituciones y apoyar las inversiones, «porque tenemos los recursos pero a veces no tenemos la capacidad de transformarlos».
Además, señalaba que es necesario un apoyo normativo a la bioeconomía y que se apoye a las empresas que ofrecen una transformación positiva en términos de usos de materias primas y baja incidencia de la huella de carbono.
La bioeconomía es un sistema económico que se basa en la producción de recursos biológicos renovables y en la transformación de estos en productos de valor añadido, como materiales, energía o servicios con una base natural y renovable. Además, permite generar oportunidades para el desarrollo económico y el empleo.
Durante décadas, la actividad económica ha estado ligada al uso de recursos finitos y no renovables, como las energías de origen fósil. Los yacimientos de carbón, petróleo y gas han alimentado la maquinaria productiva desde la Revolución Industrial, pero a estas alturas de la historia, la humanidad ya sabe que tiene que reinventarse y llevar a cabo una transición ecológica basada en la circularidad en el empleo de materiales y energía.
