El proyecto de incubación y aceleración Cajamar Innova apoya a emprendedores en el desarrollo de nuevos proyectos para abordar los desafíos globales del agua, con un enfoque colaborativo que une fondos públicos con ‘expertise’ privada para maximizar el resultado



Como demuestra la reciente escasez de lluvias en España, que podría derivar según los meteorólogos en la octava sequía más grave de su historia por intensidad, amplitud y duración, asegurar el correcto funcionamiento del ciclo del agua es uno de los mayores retos nacionales y globales en un contexto de cambio climático. Por tanto, tal y como se explicita en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), es imprescindible que todos los actores colaboren para aportar soluciones que contribuyan a optimizar la disponibilidad de este recurso muchas veces limitado y considerar la gestión del agua como una prioridad estratégica. Y esa es precisamente la misión de Cajamar Innova, un proyecto de incubación y aceleración para emprendedores y empresas con el que se pretende fomentar la innovación hídrica que se encuentra ahora inmersa en su segunda convocatoria de proyectos.
“Cajamar Innova surge con el propósito de contribuir a crear un tejido empresarial especializado en la gestión y tecnología del agua, con la finalidad de conectar a investigadores y a empresarios que trabajan en el desarrollo e implementación de un recurso que es vital para el desarrollo económico y social de un gran número de regiones del mundo, entre ellas España, que sufren escasez de agua”, explica a El Ágora Ricardo García Lorenzo, director de Cajamar Innova, que incide en que su misión no es otra que “compartir conocimiento y tecnología para afrontar los retos a los que debemos hacer frente en un futuro inmediato”.
En concreto, lo que hace Cajamar Innova es impulsar programas de incubación y aceleración para proyectos empresariales y startups de base tecnológica e innovadora que aporten soluciones viables en la gestión eficaz de los recursos hídricos en cualquiera de sus ámbitos: agrícola, industrial y urbano. Para ello, se ayuda a los participantes a modelizar un plan de negocio que ayude a determinar su viabilidad en términos tecnológicos y económicos, con un acompañamiento integral y personalizado para cada proyecto.
En este sentido, Cajamar Innova tiene dos ramas: la incubación, dirigido a emprendedores que aún deben trabajar el encaje problema-solución, así como la validación del modelo de negocio y la aceleración, pensado para startups que ya están en el mercado de manera incipiente, pero deben trabajar la parte comercial, aunque siempre con un enfoque basado en el agua y la sostenibilidad. «Para nosotros no es algo puntual, ni coyuntural. Forma parte de los valores y principios de la entidad, de nuestro compromiso con el territorio y de nuestra responsabilidad con las personas. De ahí que todo lo relacionado con la sostenibilidad y la innovación sea para nosotros una prioridad. No se trata pues de una necesidad, sino de una obligación, y esta innovación no puede ir contra la sostenibilidad, todo lo contrario: deben de ir de la mano y ser aliadas», comenta García Lorenzo.
Una experiencia exitosa
Por el momento, y aunque apenas cuenta con algo más de un año vida, el programa se puede calificar de éxito. “El balance no puede ser más positivo. En la primera convocatoria recibimos más de 80 solicitudes de las cuales 11 startups fueron mentorizadas y forman parte ya de esta gran familia, de esta gran comunidad, que es Cajamar Innova”, asegura García Lorenzo. Entre ellos, había diferentes temáticas: la gestión inteligente del riego, la producción de agua por condensación atmosférica sin necesidad de consumo energético o los sistemas de monitorización del agua y aire para el control de bacterias y microorganismos.
Pero la iniciativa no solo no termina aquí, sino que quiere crecer y expandirse: ahora mismo se encuentran inmersos en una segunda convocatoria de proyectos que busca llegar aún a más gente, ya que se espera seleccionar hasta un máximo de 30 emprendimientos para que sean incubados y/o acelerados en los próximos meses. El plazo para presentar proyectos dentro de esta convocatoria general finalizará el 11 de marzo, aunque hay también una convocatoria específica con diversos socios empresariales que finaliza el 24 de febrero.


Eso sí, cada uno de esos 30 proyectos, que pueden ser tanto nacionales como internacionales, deberán demostrar no solo madurez tecnológica a todos los niveles, sino que también deberán ofrecer un valor diferenciador en el mercado y estar basados en soluciones disruptivas de alto impacto económico y social que sean escalables. En este sentido, y dado el fuerte crecimiento de la población mundial y las previsiones de aumento de la demanda de alimentos, una de las prioridades a la hora de seleccionar proyectos será la búsqueda de soluciones para conseguir la optimización y eficientación de los recursos hídricos vinculados al sector agrícola. “Esto hoy no es una opción, es una necesidad”, remacha García Lorenzo.
En cualquier caso, Cajamar Innova no tiene solo muy pensadas las prioridades del proyecto, basadas en la lucha contra la escasez de agua y el fomento del ODS 6. También tiene claro qué fórmulas usar para impulsar su agenda: la colaboración público-privada. Y es que la propia iniciativa surge de la alianza entre una entidad financiera, Cajamar y la Fundación Incyde, una institución que depende de las distintas Cámaras de Comercio de España y está dedicada al fomento y a la formación del espíritu empresarial. Además, el proyecto está financiado al 80% por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), dentro del Programa Operativo Plurirregional 2014-2020 que tiene como objetivo mejorar de la competitividad de las pequeñas y medianas empresas. La colaboración entre actores es, por tanto, el corazón del proyecto.
Las alianzas, en la base de todo
“Nuestra razón de ser es simple: buscamos talento, emprendedores y startups innovadoras que aporten soluciones reales a las problemáticas crecientes del agua, y eso no podemos hacerlo solos. Necesitamos alianzas de primer nivel que nos ayuden a dinamizar y captar todo ese talento”, apunta García Lorenzo. “Esta iniciativa está dentro de la Red de Incubadoras de Alta Tecnología que desde INCYDE estamos liderando y poniendo en marcha, y que cuenta ya con 17 centros hasta el momento especializados en diferentes sectores estratégicos a nivel mundial. El objetivo de esta Red es crear espacios y dotarlos de los equipos más avanzados, para transferir esa tecnología a las empresas y a los emprendedores, y hacerlos así más competitivos”, asegura por su parte Natalia Vázquez, directora de Proyectos FEDER de la Fundación INCYDE.
Esta apuesta por las alianzas no solo está en la génesis de Cajamar Innova, sino que también encuentra su reflejo en las iniciativas para startups, donde no solo hay una convocatoria general para impulsar el emprendimiento en el agua, sino que hay también, como se ha mencionado anteriormente, una convocatoria específica de retos. Ésta está en realidad dedicada a la búsqueda de soluciones a necesidades o problemas concretos planteados por seis de los socios estratégicos del proyecto: Agbar, la Asociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España (APTE), Tedagua, Trops, La Unión y Vicasol.


Dentro de los mismos, las opciones son muy variadas y dan cuenta de los diferentes objetivos hídricos que pueden tener los emprendimientos apadrinados por Cajamar Innova. Por ejemplo, el grupo Agbar busca “soluciones innovadoras que contribuyan a la economía circular en el ámbito agua y ciudad”, que pueden pasar por tecnologías para el tratamiento del agua residual de procesos industriales que permita su reutilización o por “herramientas digitales para la identificación de flujos de economía circular”. O, por su parte, Tedagua pretende encontrar “soluciones innovadoras que mejoren la eficiencia energética y medioambiental en el proceso de desalación de agua de mar” y Trops quiere contar con proyectos que ayuden a asegurar la “calidad ideal del agua para los cultivos subtropicales”.
“Con las alianzas, todo son ventajas, de hecho, es lo que en Cajamar llevamos haciendo cinco décadas. Ejemplos de esta colaboración público-privada son las actividades que promovemos en nuestros centros experimentales de Almería y Valencia, donde investigamos y ponemos en práctica el uso de nuevas tecnologías de la mano de los principales clústeres de innovación público-privada a nivel internacional; Cajamar Innova, nuestro hub de alta tecnología del agua; la Plataforma Tierra, creada por nuestra entidad para ayudar a la digitalización del sector agroalimentario”, explica García Lorenzo, que considera estas apuestas los convierte “en un referente en cuanto a transferencia del conocimiento”.
Tanto el programa de incubación como el de aceleración tienen una duración de seis meses, ampliables seis meses más, siempre que se considere necesario. En ese tiempo, los proyectos acogidos recibirán un acompañamientgo integral adaptado a sus necesidades, a través del seguimiento personalizado por parte de mentores de cabecera, así como acceso a asesores especializados en cuestiones tecnológicas y de gestión empresarial.
Para garantizar el acceso de los usuarios a las mentorías individuales, independientemente de su ubicación geográfica, estas sesiones se ofrecerán online. Por su parte, eso sí, los campus de Cajamar Innova tendrán, preferiblemente, un formato presencial. En ellos, los responsables de los proyectos recibirán formación individual y grupal en metodologías ágiles, así como talleres sobre técnicas de venta, marketing o relación con inversores, entre otros temas. También dispondrán de recursos y soportes técnicos y tecnológicos en la Estación Experimental Cajamar para validar sus prototipos y pilotos en entornos reales.
Tras finalizar los programas de incubación y aceleración, las empresas que los hayan culminado satisfactoriamente dispondrán de otros seis meses de seguimiento por parte del mentor de negocio, a través del Programa de acompañamiento “No nos olvidamos de ti”. Todo ello para garantizar que sus ideas en torno al uso y gestión del agua se transforman en servicios y productos tangibles, viables y competitivos.
