El escenario de cambio climático y escasez hídrica que afecta al país hace necesario trabajar con más fuerza en que la economía circular llegue al agua. Por lo pronto, algunas iniciativas de privados y el sector público muestran sus avances



De acuerdo con el último Balance Hídrico Nacional de la Dirección de Aguas, se espera que la temperatura aumente hasta en 2,5 grados Celsius en distintos puntos del territorio. En la zona centro-norte algunas cuencas podrían disminuir su caudal en 30%, aunque esta disminución podría llegar hasta un 50% entre 2030-2060, siendo la cordillera de la Región del Maule una de las áreas más posiblemente afectadas. En tanto que la zona sur disminuiría sus caudales hasta en un 25% en el mismo período.
En términos comparativos, “Chile está dentro de los 30 países del mundo con mayor estrés hídrico, con riesgo de pasar a un nivel extremadamente alto para el año 2040 (Futuro del Agua en Chile, 2019)”, sostiene Pablo Terrazas, vicepresidente ejecutivo de Corfo.
Por ello, la Mesa Nacional del Agua, convocada por el Presidente Sebastián Piñera en octubre de 2019, estableció como desafío aumentar la seguridad hídrica, la calidad del agua y la sustentabilidad de los ecosistemas relacionados con este recurso.
En respuesta, Corfo convocó entre 2019 y 2020 a la conformación de tres Programas Tecnológicos de Gestión de Recursos Hídricos, cuyo objetivo general es “el desarrollo y transferencia de tecnologías que contribuyan a cerrar las brechas de gestión hídrica y al aumento de la seguridad hídrica en las macrozonas centro norte y centro sur del país”, según Terrazas. Los tres consorcios suman 24 proyectos de desarrollo tecnológico con fines productivos, vinculados a los diferentes sectores económicos representativos de las macrozonas donde se ejecutan, o bien de carácter nacional.
Asimismo, la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático (ASCC) enfoca su accionar en la generación de acuerdos voluntarios para el fortalecimiento de estas temáticas, tanto a nivel de las empresas como en los territorios.
Junto con ello, se observan diferentes iniciativas, tanto del sector privado como del público, tendientes a promover un mejor manejo del recurso hídrico en el país.
Tratamiento de aguas servidas
Con una visión de largo plazo, en Aguas Andinas han desarrollado infraestructura resiliente para la ciudad, que han contemplado la construcción de nuevas plantas de tratamiento de aguas servidas y colectores que se encuentran en distintos puntos de la ciudad.
En enero de 2021 el Ministerio de Medio Ambiente presentó la propuesta de Hoja de Ruta Nacional a la Economía Circular para un Chile sin Basura 2020-2040, llamando a la ciudadanía a hacer observaciones en una consulta pública. La versión definitiva de este documento debería lanzarse en las próximas semanas, recogiendo las observaciones recibidas. Se establece dentro de las recomendaciones generales “promover la captura y utilización para la generación de energía del biogás de rellenos sanitarios y plantas de tratamiento de aguas residuales”.
“Gracias a proyectos como la transformación de plantas de tratamiento de aguas servidas en biofactorías, que son verdaderas fábricas de vida, no solo descontaminamos las aguas residuales, sino que también generamos subproductos con valor agregado, impactando positivamente el medio ambiente y la comunidad”, dicen desde la compañía.
Aguas Andinas inauguró en 2003 la Biofactoría Gran Santiago La Farfana en un terreno de 40 hectáreas en el que se convirtió en la planta de tratamiento de aguas servidas más grande de Latinoamérica. “Una década después (2013), se sumó el complejo Mapocho – Trebal, con la que se logró depurar el 100% de las aguas servidas de la Región Metropolitana. Con estas infraestructuras, Santiago se sitúa entre las capitales con mejores índices de servicios sanitarios en el mundo”, precisan.
Gracias a ellas y a inversiones como el Mapocho Urbano Limpio (2010), hoy la totalidad de los efluentes de la Región Metropolitana se encuentran libres de aguas servidas, las que son completamente tratadas y devueltas a los cauces naturales.
Programas tecnológicos
Desde Corfo, señalan algunos ejemplos de vinculación con circularidad hídrica, como la adaptación e implementación de telemetría y sistemas digitales para el monitoreo – control de las aguas superficiales en Elqui y Choapa, que ha permitido la reducción de las pérdidas y brinda transparencia a los sistemas de gestión de las organizaciones de usuarios del agua.
Asimismo, Pablo Terrazas menciona la reutilización de aguas tratadas para el desarrollo e infraestructura verde, que mejora el suelo y permite el repoblamiento con especies nativas, junto con la recarga artificial de acuíferos para la sustentabilidad de las fuentes subterráneas y la continuidad del flujo superficial en Elqui y Choapa.


Se suman la reutilización de geotextiles y desechos mineros para la impermeabilización y cobertura de canales de riego en zonas de escasez hídrica (minimizando la evaporación y absorción) o áridas del norte grande de Chile.
Por su parte, la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático de Chile acaba de lanzar el APL Certificado Azul, un instrumento voluntario que es fruto de una colaboración público-privada y mediante el cual las empresas pueden implementar acciones concretas, y verificables por terceros, de resiliencia para enfrentar estos efectos adversos provocados por el cambio climático en los recursos hídricos. “Esta iniciativa público-privada promueve la gestión sostenible del recurso hídrico en Chile, mediante una estrategia basada en la circularidad del agua”, afirma el vicepresidente ejecutivo de Corfo.
Sector construcción
Si se considera toda la edificación y su operación (agua para consumo humano), el consumo de agua en el sector construcción en Chile es del orden de 6% a 7% “y de esa proporción, una pequeña parte se consume en el proceso de construcción”, explica Hernán Madrid, jefe de Certificación Edificio Sustentable (CES), herramienta chilena que se aplica a edificios de uso público.
Este bajo porcentaje se vuelve una de las principales dificultades para abordar con mayor fuerza la circularidad del agua en esta industria. “El agua, por supuesto que se incluye en las medidas de sustentabilidad que abordan los edificios, pero, en general, las medidas que toman los equipos de diseño y construcción no mueven la aguja del consumo de agua en el país”, añade Madrid.


Por ello, desde esta industria, la mirada de reutilización de aguas grises, tratadas para riego de paisajismo y descargas de artefactos sanitarios es una forma en que se podría considerar la economía circular. “Estamos trabajando en un modelo de certificación CES Aeropuertos, en la que se abordará con mayor fuerza, mediante reutilización de aguas grises y aguas lluvia para usos dentro del recinto aeroportuario”, anuncia el jefe CES.
Por ahora, en esta certificación solamente se aborda este recurso a través de una reducción importante en el consumo mediante la incorporación de artefactos, griferías y sistemas de riego eficiente, además de especies vegetales adaptadas al clima para reducir las necesidades de riego. “Dentro de las estrategias, se incluye la posibilidad de reutilización de agua, aunque no es una evaluación particular de este punto, se incluye dentro de la evaluación total de estrategias. En la próxima versión CES Aeropuertos se incorporará con mayor énfasis”, insiste el ingeniero.
Por otra parte, en la Hoja de Ruta RCD Economía Circular en Construcción 2035, que fue lanzada en agosto de 2020, en un esfuerzo de dos años de los ministerios de Vivienda y Urbanismo, Obras Públicas y Medio Ambiente, con el programa Construye2025 y Corfo, reconoce el agua como un recurso para esta industria, aunque esta se enfoca principalmente en la gestión de los residuos de construcción y demolición (RCD).
Sector minero
Jorge Castillo Luco, director de la Cámara Minera de Chile, considera que “Chile a nivel país, tanto en la industria minera u otras, tiene un amplio desafío de consolidar la filosofía de la circularidad de manera integral”.
“La industria minera tiene conocimiento científico y empírico del cambio climático de acuerdo a sus observaciones, mediciones y estudios, dado lo cual viene trabajando desde hace muchos años en adecuaciones y cambios desde la perspectiva hídrica”, asegura Jorge Castillo Luco.
Con una convicción de sostenibilidad y la necesidad de un suministro continuo que requieren las plantas de concentración de minerales, esta industria ha definido optar por plantas desaladoras para instar por un consumo menor de los recursos hídricos de cordillera a los que tienen derechos constituidos, de forma tal que se les pueda eventualmente otorgar otros usos”, precisa el director de la Cámara Minera de Chile.
