La segunda jornada del Congreso Nacional del Medio Ambiente se ha empapado de agua. En esta ocasión, se han abordado los diferentes caminos para integrar al agua en las estrategias de economía circular, destacando el paso al frente que ha dado el PAEC y la necesidad de realizar cambios en la normativa actual



Una de las frases más repetidas en los informes meteorológicos españoles dicta que nuestro país es uno de los más vulnerables al cambio climático. Sin ir más lejos, el segundo informe anual sobre el estado del clima en España anunciaba que, mientras el resto del mundo había incrementado sus temperaturas en 1,2 grados Celsius, la península lo había hecho en 1,7°C.
El agua, como no podía ser de otra forma, también se está viendo afectada en igual o mayor medida que las temperaturas, aguardando un destino en el que con total seguridad gozará de menor presencia en nuestro país. Ante este problema hídrico, un grupo de expertos han propuesto en la 15 edición del Congreso Nacional del Medio Ambiente un antídoto infalible: la integración del agua en la economía circular.
En declaraciones para El Ágora, Concepción Marcuello Olona, miembro de la unidad de apoyo de la Dirección General de Agua del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), ha señalado que nuestro país ha dado un primer paso en este sentido con el primer Plan de Acción de Economía Circular (PAEC).
A su juicio, las cuatro únicas medidas centradas en el agua y que abordan principalmente la reutilización y regulación del recurso se presentan “más que suficientes” para este primer plan de acción, aunque ha admitido la necesidad de seguir profundizando y sacando nuevas medidas para el agua a largo plazo en el marco de la estrategia de la economía circular, algo que también han señalado el resto de los ponentes.
La economía circular es un medio para un fin, en este caso, el de alcanzar la seguridad hídrica en nuestro país. Por tanto, se vuelve imperativo buscar alternativas que aseguren la eficiencia del uso del agua, como la apuesta por las aguas regeneradas.
Para ello también han destacado la necesidad de inversiones y de dotar al agua del suficiente valor como para llegar a replantearse cambios en las tarifas, por ejemplo, que permitan la recuperación de costes, la construcción de nuevas infraestructuras y, por tanto, alcanzar la circularidad del recurso por excelencia.
Así pues, en materia de mitigar los impactos sobre el medio, Inmaculada Bravo Domínguez, subdirectora adjunta de Regadíos, Caminos Naturales e Infraestructuras Rurales del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (Mapa), ha subrayado la realidad que se sufre con las “barreras normativas” que impiden obtener el máximo rendimiento de una economía circular hídrica.
“Con respecto a los nutrientes, la producción de aguas regeneradas nos brinda la oportunidad de obtener elementos vitales como el fósforo o el nitrógeno. Sin embargo, existen barreras normativas que nos impiden aprovechar todas las bondades que nos ofrece el agua”, ha comentado Inmaculada Bravo, posicionándose así en línea con Concepción Marcuello que ha manifestado la necesidad de crear debate alrededor del asunto.
“El problema con los nutrientes, así como con otros, precisa de un cambio en la normativa para ser mitigado. Sin embargo, es más fácil decirlo que hacerlo. Se precisa aun mucho debate para ver cómo podemos abordar realmente esos cambios en las normativas y, así, eliminar barreras”, ha declarado Concepción.
“Hay que establecer, por tanto, sinergias entre agricultura y el agua para ver realmente el potencial de la recuperación de nutrientes durante el proceso de depuración y, por supuesto, analizar al mismo tiempo la normativa para ver nuevas dimensiones”, ha añadido Bravo.
Sin embargo, los cambios en la normativa no solo se han presentado como las principales barreras para integrar el agua en las estrategias de economía circular, sino que como han señalado, la tecnología es vital para culminar este proceso.


En este sentido ha vuelto a sacar a la palestra el tema de los nutrientes, aunque esta vez acompañados de otros desafíos, como el energético. No hay que olvidar que el sector del agua requiere en la actualidad el 7% de la energía mundial y, en vista del esperado aumento en la demanda del agua, han adelantado “que será necesario evitar a toda costa que esa demanda energética aumente”, siendo lo ideal que se reduzca hasta prácticamente el cero.
“La eficiencia energética debe ser vital para circularidad del agua”, ha apelado Jokin Larrauri, vicepresidente de ventas Global Agua en Schneider Electric, que también ha destacado la necesidad de establecer colaboraciones público-privadas en el sector del agua para “atraer nuevas tecnologías y consolidar proyectos que actualmente están trabajando en esta línea”.
En todo caso, ponentes como Gonzalo Mosqueira Martínez, de Augas de Galicia, y Concepción Marcuello han advertido de la magnitud del desafío y de la necesidad de valorar conjuntamente los beneficios y desventajas que constituyen el binomio agua-energía para llegar a buen puerto.
“El agua es fuente de energía, pero también un gran demandante. Apostar por la eficiencia energética puede descuidar los objetivos relacionados con el agua y viceversa. Hay que analizar ambas cuestiones de manera conjunta para equilibrar la balanza”, ha expresado Gonzalo Mosqueira.
Ahora bien, estas posibles vías de integración expuestas en este debate carecerían de sentido sin unos indicadores “confiables” que indicasen su grado de desarrollo, según Sofía Tirado, investigadora postdoctoral en la Cátedra Aquae de Economía del Agua de la UNED, algo en lo que también han coincidido el resto de los ponentes.
“Los indicadores nos van a mostrar si esta transición verde y azul, en este caso, se está desarrollando correctamente. De nada sirve desarrollar nuevos mecanismos de ahorro de agua en agricultura o novedosos sistemas de desalación si después desconocemos el potencial que nos están ofreciendo. Los datos bien tratados, por tanto, son clave en este proceso”, ha enfatizado Víctor Navarro Delgado, director general de Planificación del Territorio, Transición Ecológica y Aguas en Canarias.
Para cerrar el debate, Enrique Hernández Moreno, director general de la Asociación Española de Empresas Gestoras de los Servicios de Agua Urbana (AGA) ha querido resaltar la importancia del agua en nuestras vidas y su papel como motor de desarrollo, así como la importancia elevar al mayor ejemplo de circularidad de nuestro mundo dentro de las estrategias de economía circular presentes y que están por venir.
