El cambio climático ya se ha dejado sentir en las cuencas hidrográficas españolas que se preparan para adaptarse a un nuevo clima. Tanto el estrés hídrico por el recorte de las precipitaciones, como las inundaciones derivadas de episodios de fuerte torrencialidad urgen soluciones innovadoras que minoren su vulnerabilidad y refuercen su resiliencia



El Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas, CEDEX, prevé que en España para 2100 se reduzca la disponibilidad de recursos hídricos una media del 20%, además los expertos en cambio climático auguran un incremento de los fenómenos meteorológicos extremos en nuestro país, olas de calor, sequías e inundaciones serán cada vez más frecuentes.
Este nuevo escenario y las necesidades de adaptación de las cuencas hidrológicas ante estos nuevos patrones se han analizado en una jornada organizada por el grupo Suez dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático COP25 que se celebra en Madrid.
Esta adaptación ha de ir acompañada de inversiones en nuevas infraestructuras y también en un mantenimiento y mejora de las ya existentes para reducir las pérdidas de la red de distribución. Y el foco no ha de estar tanto en el consumo urbano, que también, sino allí donde se produce el 80% del consumo de agua que es en el riego agrícola.
Por su parte el Manuel Menéndez, director general del agua del Ministerio para la Transición Ecológica, ha hecho hincapié en la necesidad de buscar nuevas soluciones innovadores para la gestión de las cuencas. «Con los actuales modelos de dimensionamiento de las infraestructuras en las grandes cuencas vemos que fallamos. Un ejemplo claro lo hemos tenido en la cuenca del Segura que se ha visto desbordada dos veces en dos años consecutivos cuando las proyecciones de los periodos de retorno nos decían que la probabilidad de que esto pasara era de una vez cada 50 años», explica


«Si todo apunta a que habrá más inundaciones y ya vemos que la herramienta tradicional de encauzar ríos no funciona habrá que trabajar en la adaptación, la previsión y la resiliencia de las regiones más vulnerables al riesgo de inundaciones», afirma Menéndez.
El director general del agua señala que «en las previsiones y en la definición de las zonas vulnerables o expuestas al riesgo hemos avanzado, pero ahora hay que trabajar para que esas zonas, sobre todo en núcleos de población para que sean menos vulnerables y que las edificaciones estén mejor adaptadas».
Además ha anunciado la próxima aprobación del Decreto con las nueva normativa de seguridad de las presas, «que será de los primeros decretos que apruebe el nuevo Gobierno».
En cuanto a las sequías Menéndez considera que los trasvases cada vez serán más difíciles por la reducción de las disponibilidades de recurso en las cuencas cedentes y habrá que buscar fuentes alternativas como la desalación o la reutilización de aguas regeneradas.
En ambos casos es importante lograr unos precios competitivos y atractivos para el consumidor.
Más allá de los precios y atendiendo a esa diversidad de fuentes será preciso, ha señalado Menéndez, avanzar en la interconexión de fuentes para que la red de distribución y abastecimiento sea capaz de gestionar el agua que llega a cada usuario, con el precio de las diferentes fuentes, trasvase, aguas continentales, desalación o regeneradas.


En este sentido la presidenta de la Comunidad de Canales del Taibilla, Francisca Baraza ha destacado la capacidad y versatilidad de esta infraestructura que abastece a 80 municipios usando una red versátil que se nutre de diferentes fuentes: río Taibilla, desaladora o trasvase.
Para ello cuentan con una compleja red de infraestructuras como depuradoras, potabilizadores, depósitos,que garantizan la seguridad hídrica de su zona ante catástrofes o fenómenos adversos.
El reto para las cuencas, ha añadido Baraza es reducir la huella hídrica de todo este entramado de infraestructuras fomentando el binomio agua energía renovables.