La localidad manchega de Daimiel ha ido en los últimos años priorizando actuaciones hídricas y ambientales para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos y atraer a visitantes a un lugar único con una gran vinculación natural e histórica con el agua



Un oasis en la extensa estepa de La Mancha. Así es Daimiel, una localidad de casi 20.000 habitantes que siempre ha sido considerada como capital del mítico parque nacional de Las Tablas. Allí, el agua y su conexión con la naturaleza siempre han sido partes imprescindibles de su identidad. Tal y como prueban yacimientos arqueológicos como la Motilla del Azuer, esta relación entre Daimiel y el agua tiene más de 4.000 años de antigüedad, por lo que a lo largo de la historia se ha ido formando una especie de simbiosis que se veía reforzada por otros parajes acuáticos cercanos como la Laguna de Navaseca, que tiene también un gran valor ornitológico.
Sin embargo, el progresivo avance del cambio climático y los problemas que plantea la sobreexplotación de los acuíferos, que están provocando que el ecosistema único de Las Tablas se esté rellenando de manera acelerada con sedimentos y se vea amenazada incluso la supervivencia futura del humedal, han motivado que las autoridades locales redoblen su apuesta por el agua y el medio ambiente con el objetivo de convertir Daimiel en un auténtico modelo a seguir en materia de sostenibilidad hídrica. Una estrategia basada en las alianzas con diferentes actores que por el momento ya está dando sus frutos, como demuestran la restauración de Navaseca y los programas de educación ambiental o eficiencia energética.
«Son innumerables los bienes naturales por los que hay que velar en Daimiel y casi todos relacionados con el agua y con la necesidad de hacer nuestro territorio lo más sostenible posible para salvaguardar recursos ligados a bienes preciados y limitados como el agua», asegura a El Ágora el alcalde de la localidad manchega, Leopoldo Sierra. «El agua es un recurso escaso, que fluctúa mucho y que tiene un gran valor para nuestros campos y nuestro medio ambiente con especial incidencia en Las Tablas de Daimiel», continúa, apuntando que durante su trayectoria de más de una década al frente del ayuntamiento, «hemos actuado en diferentes sentidos, desde la divulgación, educación y sensibilización ambiental, hasta actuaciones más concretas que nos han exigido auténticos esfuerzos económicos, como la construcción de una balsa de tormentas que impidiese que rebosara el agua sin depurar al canal que vierte en el río Guadiana y llega a Las Tablas».


En este sentido, una de las actuaciones estrella del ayuntamiento en los últimos años ha sido la restauración de la Laguna de Navaseca, que comenzó en 2015 y ha convertido un espacio natural en peligro en un auténtico imán de turistas y amantes de la naturaleza, en especial ornitólogos. Y es que, gracias a actuaciones como la colocación de siete observatorios de aves, en la reposición del vallado perimetral y la construcción de una nueva acequia para facilitar la canalización de la Laguna, además de diversas mejoras de acceso y esparcimiento, se ha logrado revitalizar un complemento muy valioso para el propio Parque, que es además una zona de Protección Especial con una enorme riqueza en su biodiversidad.
«Esta infraestructura de uso público, se haya convertido en pocos años en un referente para el disfrute en general, pero, sobre todo, para fotógrafos y ornitólogos por la facilidad de observación y riqueza y variedad de las especies observables», expone Sierra, que destaca también una de las grandes particularidades de la restauración de esta laguna: su condición de pieza clave del ciclo integral del agua de Daimiel. Y es que este ecosistema, que en su origen dependía de las variaciones intermitentes del nivel del acuífero solo contaba con un «filtro» verde en forma de chopera que no dio el rendimiento adecuado. Por lo tanto, al final se optó por realizar una serie de adecuaciones en la estación de depuración de aguas residuales (EDAR) local para conseguir unos niveles de depuración óptimos que mejorasen el agua de la laguna. En concreto, se incrementó el caudal de tratamiento de la instalación, además de instalar la mencionada balsa de tormentas que evita el vertido directo a la laguna en caso de episodios de fuertes lluvias.


Desarrollo verde a través de las alianzas
En cualquier caso, y aunque esta «revolución verde» de la Laguna de Navaseca ha estado liderada por el ayuntamiento, lo logrado hasta el momento no hubiera sido posible sin la colaboración público-privada. En concreto, las autoridades de la localidad han formado una alianza desde hace 20 años con la compañía Aquona, del grupo Agbar, que han permitido a Daimiel poder mejorar en materia hídrica y ambiental de acuerdo con su propia estrategia. «La suma de esfuerzos entre las empresas privadas y la administración es un elemento esencial y necesario para acelerar la transición ecológica en el territorio», asegura María García, gerente de concesiones zona Ciudad Real de Aquona. «En el caso concreto de Daimiel, las sinergias generadas han ido enfocadas a materializar el compromiso con la lucha contra el cambio climático, la sostenibilidad y la conservación del entorno natural», explica.
En este sentido, la actuación en Navaseca solo se puede calificar de éxito, ya que como el efluente de la EDAR es un caudal constante, se consiguió que el nivel de agua en la laguna fuese estable y esto dio paso a un avance muy significativo a nivel ambiental, consiguiendo enriquecer una zona que ya tiene un elevado potencial. «Con Aquona existe una relación cordial en términos de colaboración y compartimos las mismas sensibilidades en materia medio ambiental en Daimiel. El objetivo es preservar la calidad de las aguas ante todo por la cercanía con el Parque Nacional. Es por esto que el Ayuntamiento decidió apostar firmemente por una empresa cualificada y especializada en depuración de aguas residuales», apunta Sierra.


Pero la colaboración entre administración y sector privado ha ido incluso más allá de lo estrictamente hídrico para entrar de lleno en temas como la reducción de la huella de carbono y la eficiencia energética. En concreto, este pasado 2021 se han instalado placas solares que aseguran un funcionamiento sostenible de la EDAR y de la ETAP, que son intensivas en energía, por un importe conjunto de 953.000 euros que han sido financiados en parte por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE).
La actuación, que supondrá un ahorro de entre un 45% y un 50% en la electricidad que utilizan estas instalaciones y permitirá además almacenar el sobrante, gracias a la instalación de baterías acumuladoras, demuestra según el alcalde que el compromiso real con la lucha contra el cambio climático que se tiene en Daimiel. «Hablamos de hechos. Una línea por la que el Ayuntamiento seguirá apostando, siempre y cuando le sea posible», afirma Sierra. Es más, la apuesta por la descarbonización de Daimiel no se ha quedado aquí: el ayuntamiento también está impulsando la instalación de un punto de recarga de vehículos eléctricos y ha cambiado gran parte de la iluminación de la localidad a la tecnología LED.


«El cambio climático ya es una realidad y las administraciones debemos contribuir en la medida de nuestras posibilidades para amortiguar su impacto. En nuestro caso estamos trabajando desde el año pasado en una ordenanza de cambio climático, en colaboración con el Consejo Local de Medio Ambiente, para que, de forma consensuada, se vean propuestas e ideas que nos permitan dar pasos firmes en este sentido», apunta el alcalde. Una apuesta basada en los ODS para la que seguirán contando con Aquona, que también está desarrollando e implantando en el municipio un Plan Estratégico de Desarrollo Sostenible en el que ha priorizado la contribución a la Agenda 2030 como base de sus actuaciones.
La búsqueda del turismo sostenible
Las mejoras en materia hídrica y ambiental tienen por supuesto como principal objetivo preservar los ecosistemas locales y mejorar la calidad de vida de los habitantes de Daimiel. Pero hay otra meta que es también de vital importancia para la localidad: impulsar el turismo sostenible. Al fin y al cabo, la ya mencionada presencia en la zona de humedales únicos como Las Tablas o Navaseca supone un atractivo turístico de primer orden para amantes de la naturaleza, la observación de animales y otras actividades al aire libre como el deporte. Pero el ayuntamiento pretende ir aun más allá y poner en valor todas las conexiones hídricas y ambientales de la localidad, para convertir Daimiel en una auténtica potencia regional en cuanto a sostenibilidad turística.
«Creemos en el turismo sostenible y su promoción enfocada, sobre todo en el ecoturismo. De hecho, acogimos ya hace unos años el Primer Congreso Nacional de Ecoturismo del que salió la Declaración de Daimiel», explica Sierra sobre el largo compromiso del municipio con este modelo, con el que entiende «se puede ayudar a alcanzar metas de creación de empleo y desarrollo socioeconómico en las áreas de influencia de humedales como los nuestros». En este sentido, una de las principales actuaciones ha sido la gran transformación realizada en el centro de interpretación del Agua, cuya reconversión lleva aparejado no solo una nueva imagen si no un cambio de estrategia. Y es que, bajo el nuevo nombre de Savia, se pasa a profundizar sobre otros aspectos como la relación entre hombre, tierra y agua dentro del marco geográfico e histórico de Daimiel y sin olvidar la necesidad del equilibrio de los ecosistemas para la permanencia del planeta.


Para lograr sacar el máximo potencial a este turismo sostenible, también se cuenta con el sector privado. «Aquona está colaborando en la elaboración del planteamiento a llevar a cabo, que implica actuaciones en varios ejes como son el de Transición verde y sostenible con el refuerzo de la EDAR en el pretratamiento y dotación de un sistema de tratamiento terciario además de la mejora de las sendas de acceso a los diferentes puntos de visita», apunta García que señala otros proyectos como la implementación de sensores de control para la gestión de indicadores medioambientales y la digitalización de recursos turísticos y culturales. Además, se pretende aumentar la competitividad con la implementación de un inventario de recursos turísticos, aparcamientos disuasorios, acciones formativas y de concienciación ciudadana.
Es en este punto donde entran los fondos europeos para la recuperación, que a través de mecanismos como el PERTE del agua aprobado el pasado 22 de marzo puede suponer un importante impulso a esa digitalización que ya se está empezando a implementar en Daimiel. Pero el ayuntamiento quiere ir incluso más allá y aprovechar los fondos europeos Next Generation para presentar otra propuesta no vinculada al PERTE: un plan de sostenibilidad turística en destino que transformaría la ciudad con actuaciones de embellecimiento, restauración ambiental, adecuación de itinerarios, reducción de CO2, promoción turística, formación y participación digital y puesta en valor de productos locales.


Por el momento, tal y como comenta Sierra, aunque el plan ha sido visto como apto por las autoridades competentes, la enorme concurrencia competitiva que hay por estos fondos ha impedido que prospere por el momento. Pero el ayuntamiento no se rinde: «En la próxima fase se presentará un plan mejorado para acceder a estos fondos de recuperación y que repercutan en Daimiel», asegura Sierra. El objetivo será, en cualquier caso, el mismo que ha tenido Daimiel en la última década: aprovechar su conexión con el agua y la naturaleza para convertirse en un referente en sostenibilidad.
