Según una investigación de la Universidad de Barcelona, se detectan trazas del coronavirus en marzo de 2019. Esto ampliaría en meses el conocimiento sobre el patógeno. La investigación, al margen de nuevas comprobaciones, prueba la utilidad de las aguas residuales como sistema de alerta temprana de la pandemia. El resultado, prelinimar, requiere nuevas comprobaciones para confirmar esta revelación que cambia el conocimiento actual sobre el virus



Investigadores de la Universidad de Barcelona (UB) han detectado la presencia del SARS-CoV-2 en muestras de aguas residuales recogidas en Barcelona el 12 de marzo de 2019, según informa Efe, lo que significa que estaba presente antes de que se declarara la pandemia de coronavirus a nivel mundial, el 11 de marzo de 2020, y de que se decretara el Estado de Alarma en España, el 14 de marzo de 2020.
Se tratan de unos rasgos mínimos, testimoniales, que podrían suponer la presencia del virus antes de lo conocido hasta ahora. La carga viral es de un tamaño muy pequeño, según han declarado los investigadores. Se trata de un trabajo aún no publicado en una revista científica de referencia y que indica que que se han obervado cadenas de ARN compatibles con coronavirus.
«Barcelona recibe muchos visitantes por motivos turísticos o profesionales», afirma Albert Bosch, presidente de la Sociedad Española de Virología y autor principal del estudio, publicado en el repositorio medRxiv, y que no ha sido sometido a la revisión por pares habitual en las publicaciones científicas. «Es más que probable que una situación similar se haya dado en otros lugares del mundo», afirma Bosch. «Dado que la mayoría de casos de la Covid-19 muestran una sintomatología similar a la gripe, los primeros debieron de quedar enmascarados como casos de gripe sin diagnosticar«, añade.
En opinión de los expertos consultados por El Ágora, dado lo puntual de las evidencias, no ha lugar a cambiar el patrón actual de conocimiento mundial sobre el coronavirus, si bien es un dato interesante para estimular el estudio de esta pandemia. De hecho, es singular que el virus aparezca aparentemente en la muestra en marzo de 2019, pero no surja en las posteriores muestras conservadas en laboratorio, creando un vacío de varios meses hasta alcanzar la fecha en la que es comúnmente aceptado que se dispersó.
Habrá que revisar con qué contundencia se puede afirmar que esa muestra de marzo de 2019 se corresponde con una presencia del virus que causa el Covid-19 y no un material genético relacionado con virus similares.
Un vuelco en la investigación
De confirmarse los avances de esta investigación, se trataría de una noticia de alcance mundial, porque ampliaría la presencia del virus en el mundo en varios meses. Hasta ahora, diversas investigaciones han fijado noviembre o diciembre de de 2019 como el primer momento de su emergencia. Este trabajo de investigación, llevado a cabo con muestras de aguas residuales conservadas, daría un vuelco al conocimiento actual sobre el coronavirus y demuestra la importancia de los servicios de abastecimiento de agua urbana como sensores de alerta temprana de indicios del patógeno.
Tal como ha informado la UB en un comunicado, la presencia del virus causante del COVID-19 en dichas fechas probaría que la infección circulaba mucho antes de que se tuviera constancia de cualquier caso de la enfermedad en el mundo. Esta cronología podría cambiar, según este nuevo estudio, lo que la ciencia sabe sobre la evolución de la enfermedad. Los resultados se han publicado en el repositorio medRxiv
El trabajo, en el que han participado los investigadores del Grupo de Virus Entéricos de la UB Gemma Chavarria-Miró, Eduard Anfruns-Estrada y Susana Yeso, liderados por Rosa Maria Pintó y Albert Bosch, se enmarca en el proyecto de vigilancia SENTINEL de SARS -CoV-2.
«Tal como apunta el estudio de la Universidad de Barcelona, se trataría del lugar del mundo donde se han encontrado las muestras más antiguas hasta ahora, marzo de 2019»
Los investigadores ya detectaron el virus en muestras congeladas de aguas residua les de Barcelona, que revelaron que el 15 de enero de 2020 ya había presencia del virus, 41 días antes de la declaración del primer caso de COVID-19 en España.
Estos resultados impulsaron a los investigadores a analizar algunas muestras congeladas entre enero de 2018 y diciembre de 2019 con el sorprendente resultado de la presencia de genomas de SARS-CoV-2 en marzo del 2019, mucho antes de la notificación de cualquier caso de COVID-19 en todo el mundo.
«Todas las muestras resultaron negativas para la presencia de genomas de SARS-CoV-2 a excepción del 12 de marzo de 2019, donde los niveles de SARS-CoV-2 eran muy bajos pero dieron claramente positivo por PCR y, además, empleando dos dianas diferentes», explica a Efe, Albert Bosh, el investigador coordinador del trabajo.
«Barcelona recibe muchos visitantes por motivos turísticos o profesionales -continúa Albert Bosch- y es más que probable que una situación similar se haya dado en otros lugares del mundo», analiza el investigador. «Dado que la mayoría de casos de COVID-19 muestran una sintomatología similar a la gripe, los primeros debían quedar enmascarados como casos de gripe sin diagnosticar», concluye.
Tal como apunta el estudio, se trataría del lugar del mundo donde se han encontrado las muestras más antiguas hasta ahora. El hecho de haber encontrado presencia de virus antes de que se diagnosticaran casos demuestra, para los especialistas, que muchos infectados de COVID-19 podrían haber sido confundidos con casos de gripe en la atención primaria.
Detección precoz
Es mucho lo que queda por saber de la expansión del coronavirus. Para ayudar a estudiarlo, la empresa SUEZ ha desarrollado en España COVID-19 CITY SENTINEL, una solución de monitorización de las aguas residuales para cuantificar la presencia del virus SARS-CoV-2 y detectar posibles brotes para actuar de manera anticipada. Hasta el momento, los resultados muestran la eficacia de estos sistemas de análisis para detectar trazas de virus en las aguas que llegan a las instalaciones de las ciudades.
Esta solución se ha desarrollado a partir de los resultados del proyecto de investigación internacional REVEAL, lanzado hace unos meses, orientado a realizar la caracterización del virus SARS-CoV-2 en aguas superficiales, aguas residuales y fangos de depuradora, con objeto de hacer seguimiento del grado de incidencia de la COVID-19 y de su evolución, así como a disponer de un sistema de alerta temprana de posibles futuros rebrotes de la enfermedad.
El conocimiento del comportamiento de los coronavirus en el agua de la Universitat de Barcelona, junto con las conclusiones del proyecto, contrastadas y compartidas con los diferentes equipos expertos internacionales que participan, permiten asegurar que el nivel de infectividad del virus en aguas superficiales, aguas residuales y fangos de depuradora es prácticamente nulo y por tanto el nivel de viabilidad de SARS-COV-2 es inexistente.
No obstante, el agua residual sí es un factor determinante para detectar posibles rebrotes. Es decir, aunque el virus no es viable, sí es detectable y cuantificable ya que se empieza a excretar por el sistema digestivo en la fase de incubación, antes que el propio enfermo presente otros síntomas, e incluso en las personas asintomáticas. Este factor puede permitir una detección temprana.
Ahora, estos nuevos datos preliminares aportados por la Universidad de Barcelona abren un insospechado campo de investigación hacia el pasado, para saber la cronología real del surgimiento y expansión del virus.
