«Hacer lo visible invisible», ese es el lema que acompaña la celebración del Día Mundial del Agua este 2022. El objetivo: crear conciencia sobre sobre las aguas subterráneas. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) pretende destacar la importancia del tesoro hídrico que yace bajo nuestros pies, ya que el agua subterránea provee la mitad del agua potable que se consume en el mundo. Más allá: según el Informe Anual de la ONU sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2022 publicado por la Unesco este lunes, el 99% del agua en estado líquido en el planeta es agua subterránea. A pesar de su importancia para la supervivencia humana y medioambiental, el informe afirma que este recurso está poco estudiado y consecuentemente infravalorado, mal administrado e incluso sobreexplotado.
La importancia del agua subterránea es tal que este es el primer año al que se le dedica la celebración del Día Mundial del Agua a un estado hídrico específico. Según datos de la ONU, las aguas subterráneas constituyen ya la mitad del volumen de agua extraída para uso doméstico. La FAO afirma que alrededor del 25% de toda el agua extraída del subsuelo se usa para el riego. Este recurso del subsuelo es en las zonas más áridas del planeta la única fuente de agua al alcance de la población. Su uso resulta determinante no sólo para el consumo directo, también para los sistemas de saneamiento, la agricultura, la industria y los ecosistemas.
Alrededor de 1.600 millones enfrentan una escasez práctica de agua, es decir, carecen de infraestructura para acceder al líquido. La escasez de agua por sequía afecta a casi el 40% de la población mundial y los expertos calculan que por cada grado centígrado que incremente la temperatura global, 500 millones de personas más sufrirán esa escasez. Según la ONU, las aguas subterráneas desempeñarán un papel fundamental en la adaptación al cambio climático. Esto se debe a que a pesar de ser un recurso finito, los acuíferos son capaces de regenerarse y son más resistentes a las sequías. Además estos grandes contenedores hídricos subterráneos se pueden encontrar en sitios donde el agua superficial no abunda. Lo que significa que la población puede tener acceso al agua a pesar de la sequía, y que la mayor parte de las aguas subterráneas son de buena calidad por lo que apenas precisan de tratamiento.
El agua subterránea, un bien sin fronteras
La mayoría de los grandes acuíferos del planeta cruzan fronteras internacionales. Se han localizado 468 acuíferos transfronterizos en todo el mundo, eso significa que los países comparten recursos de agua subterránea. Se han realizado más de 200 acuerdos relativos a ríos y lagos transfronterizos en el planeta, ya que sus beneficios y problemáticas deben ser compartidos. Los mapas a gran escala de vulnerabilidad de las aguas subterráneas (por ejemplo, en la Unión Europea) sirven de directrices para la acotación de los usos del suelo a nivel nacional o regional.
El informe publicado por la ONU también explica que, mientras en África subsahariana las reservas de aguas subterráneas están infrautilizadas, hay otras zonas del mundo, principalmente en el sur de Asia, donde abunda la sobreexplotación. La región de Asia y el Pacífico tiene la menor disponibilidad de agua per cápita del mundo, y el 57% del agua empleada en la agricultura la provee el subsuelo. Se prevé que el uso de las aguas subterráneas en la región aumente un 30% de aquí a 2050. Siete de los 15 lugares dónde más agua se extrae están en esta región. El caso de la India merece una mención especial ya que la explotación de las aguas subterráneas en aquel país ha tenido un crecimiento exponencial en los últimos 50 años. Cerca del 80% del agua potable para abastecimiento de poblaciones en zonas rurales es de origen subterráneo. Las aguas subterráneas son imprescindibles también para la agricultura, ya que en la India se riegan casi 50 millones de hectáreas con ellas.


Una de las regiones que más depende del agua subterránea para el regadío es Norteamérica en dónde, según el informe, se extrae el 16% del total de agua subterránea en el mundo. México y Estados Unidos son los países que más explotan este recurso hídrico, principalmente para el riego. En los países de Norteamérica el 59% de los cultivos son regados con este tipo de agua. En México las aguas subterráneas suponen el 34% del agua total utilizada en la agricultura, el 70% del agua potable para suministro urbano, y el 60% del agua destinada a la industria. En la Ciudad de México, una de las mayores urbes en el mundo con una población próxima a los 9 millones de habitantes, el 55% del agua potable para uso doméstico es de origen subterráneo.


Según el informe, Europa es la tercera región dónde más se explota el agua subterránea (7,1% del total mundial). Aproximadamente el 75% de los habitantes de la UE dependen del agua subterránea para su suministro hídrico. De los 36 países que comparten acuíferos transfronterizos en la región, 24 han declarado que los acuerdos operativos cubren el 70% o más de su área de acuífero transfronteriza
En un estudio publicado también este lunes en Dakar en el marco del 9º Foro Mundial del Agua por la ONG WaterAid y el British Geological Survey (BGS), la mayoría de los países africanos disponen de suficientes reservas de aguas subterráneas para sobrevivir al menos cinco años de sequía (algunos incluso más de 50 años). El Informe Anual de la ONU sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2022, indicó que a pesar de poseer grandes reservas de este recurso en África subsahariana 400 millones de personas todavía no tienen acceso ni siquiera a los servicios hídricos básicos. En esta región sólo se riega el 3% del total de las tierras de cultivo y de eso únicamente el 5% de ese porcentaje se riega con aguas subterráneas.
«Hay enormes reservas de agua justo debajo de los pies de la gente, muchas de las cuales se reponen cada año con las lluvias y otras aguas superficiales, pero no pueden acceder a ellas porque los servicios están crónicamente subfinanciados», declaró en un comunicado el director ejecutivo de WaterAid en el Reino Unido, Tim Wainwright. El estudio también asegura que todos los países de África subsahariana podrían suministrar 130 litros de agua potable per cápita al día (lo que supondría una cantidad más que suficiente para beber, cocinar y lavar) a partir de las aguas subterráneas sin utilizar más del 25 % de la reserva media a largo plazo.
«El agua subterránea es la reserva de agua de la naturaleza y un recurso clave para ayudar al mundo a adaptarse al cambio climático», declaró el jefe de resiliencia de aguas subterráneas del BGS, Alan MacDonald. Pero, «para liberar el gran potencial de las aguas subterráneas, necesitamos la inversión adecuada en conocimientos técnicos para cartografiar las aguas subterráneas, perforar pozos sostenibles y encontrar formas de mantener y gestionar los recursos y servicios hídricos» , remarcó MacDonald.


En los países del mundo árabe el 85% de la población vive en condiciones de escasez hídrica. En la región 11 de 22 estados árabes dependen primordialmente del agua subterránea. La cantidad de agua potable que puede ser sustraída de una forma sostenible disminuiría de manera considerable si se tomara en cuenta la calidad. La mayoría de los acuíferos de la región se consideran un bien no renovable y según la ONU deberían ser tratados en su caso como un bien finito en peligro. Todos los estados árabes, salvo las Comoras, utilizan uno o más recursos hídricos subterráneos transfronterizos, dado que los 42 sistemas de acuíferos transfronterizos cubren aproximadamente el 58% del área de la región árabe. Sin embargo el informe enfatiza que existen pocas políticas y legislación al respecto de los acuíferos, así como escasos acuerdos bilaterales de cooperación entre países para su explotación y cuidado.
Debido a la relativa abundancia del agua superficial en Latinoamérica y el Caribe sólo representa el 5% de la explotación mundial, el agua subterránea solo constituye un 30% del agua total empleada en la región. Sin embargo el informe subraya con preocupación que a lo largo de la región no hay políticas gubernamentales claras para la protección y extracción sostenible del agua subterránea. La ONU también reconoce que este recurso hídrico sí que representa un importante elemento para muchas de las grandes ciudades de la región. Australia y Oceanía es la parte del mundo dónde menos se explota el agua subterránea con un 0,7% del volumen mundial.
Sobreexplotación de las aguas subterráneas
El informe publicado con motivo del Día Mundial del Agua 2022 remarca la necesidad de proteger las aguas subterráneas por los gobiernos, para que su gestión sea la adecuada y evitar su contaminación, pues en el caso de las zonas de acuíferos la polución tiende a ser un daño prácticamente irreversible. «Es fundamental aprovechar de forma más inteligente el potencial de los recursos hídricos subterráneos, que todavía están infraexplotados», declaró este lunes en un comunicado la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay. «Hay que protegerlos de la contaminación y la sobreexplotación para satisfacer las necesidades básicas de una población mundial en constante crecimiento y para hacer frente a las crisis climática y energética mundiales», agregó Azoulay.
Para los expertos existen tres problemáticas principales que enfrentan las aguas subterráneas: la sobreexplotación, la contaminación y el cambio climático. Numerosos de los principales acuíferos en el mundo están estresados, es decir, se ha extraído más agua de la que el acuífero es capaz de captar. El 30% de los más grandes sistemas de aguas subterráneas están disminuidos debido a la sobreexplotación para el riego.


En España, en el 70% de los núcleos urbanos el abastecimiento de agua se surte de pozos, sondeos o manantiales y el volumen de agua anual que se extrae de los acuíferos españoles se sitúa entre los 5.500 y 6.500 hm3 , que representa entre el 17 y el 22% del agua total utilizada. De ellos, se dedican al regadío entre el 75 y el 80%, y el resto a usos urbanos e industriales. De los aproximadamente 3,6 millones de hectáreas de riego existentes en España, alrededor de un tercio se riegan de manera predominante con aguas subterráneas.
La sobreexplotación de las aguas subterráneas por el riego es algo que enfrentan numerosos sitios en España, pero un ejemplo que es notorio a simple vista es lo que ocurre en Doñana. Según el doctor Javier Lillo, hidrogeólogo y profesor de la Universidad Rey Juan Carlos es que: «En Doñana se extrae agua para riego y el acuífero está muy próximo a la superficie. Por lo que si hay una sobreexplotación el nivel freático desciende, se hace más profundo. Esto provoca que los humedales se sequen».
Contaminación de las aguas subterráneas
La contaminación de las aguas subterráneas es un problema grave y difícil de resolver. Una vez contaminados los recursos hídricos del subsuelo es casi imposible revertir los daños. En el mundo la contaminación se debe en gran parte se debe a la contaminación por actividad agrícola, minera y mal manejo de residuos. La polución por la actividad agrícola incluye grandes cantidades de nitratos, pesticidas y otros producto agroquímicos; estos contaminan el agua subterránea para luego manifestarse como eutrofización en las aguas superficiales. La Unión Europea calcula que el 20% de las masas de agua subterránea en el continente incumple la legislación comunitaria en materia de calidad del agua.
Para Lillo y otros hidrogeólogos uno de los retos más graves que enfrenta el agua subterránea en cuanto a polución es la presencia de contaminantes de preocupación emergente. «Los contaminantes de este tipo hasta hace poco no se estudiaban y nos estamos dando cuenta que aparecen en las aguas subterráneas y superficiales con una incidencia preocupante para la salud». Entre estos contaminantes están pesticidas, productos farmaceúticos y cosméticos. «Por ejemplo estamos encontrando antibióticos, que permanecen en las aguas subterráneas y pueden dar lugar a una resistencia de las cepas bacterianas. Otro problema es que hay sustancias a las que se les llama disruptores endocrinos. Que afectan al sistema endocrino e inmunológico. Es un problema importante que está siendo un objeto importante de estudios emergentes», afirma el investigador.
La presencia de este tipo de contaminantes en el agua subterránea y sus consecuencias son aún objeto de estudios prematuros, pero el resto de elementos contaminantes es ya una preocupación para España. A este respecto, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) ha puesto en marcha la construcción de 1.200 piezómetros y 500 puntos de medida para mejorar el control sobre el estado cuantitativo y cualitativo de los acuíferos en España. Dichos piezómetros proporcionan datos que abarcan tanto las diferencias topográficas, geológicas y climáticas, como los usos del terreno donde se sitúan las masas de agua subterráneas, además de contemplar las fronteras físicas y la complejidad geológica de los acuíferos.
Las consecuencias del cambio climático
Por otro lado, mientras el cambio climático influye directamente en la recarga natural de las aguas subterráneas, éstas, a su vez, permiten una adaptación a ese fenómeno por su capacidad de almacenar excedentes de agua superficial estacionales. Y pueden aprovecharse para aumentar la disponibilidad de agua dulce durante todo el año, debido a que los acuíferos experimentan pérdidas por evaporación mucho menores que los depósitos superficiales.


El cambio climático provocaría un suministro incierto y errático exacerbando los problemas en los lugares con estrés hídrico, además de que potencialmente la falta de agua se manifieste en sitios dónde previamente no se ha padecido. Para Lillo, el cambio climático representa un problema pues la recarga de aguas subterráneas se dificulta. «Las sequías son eventos climatológicos normales, pero todo parece apuntar a que debido al cambio climático los periodos de sequías son más frecuentes e intensos. Periodos más secos con mayor frecuencia, implican que haya menos precipitaciones y menos agua que se infiltra en el acuífero. Pero al mismo tiempo también hay mayor demanda», afirma Lillo. Por otra parte las inundaciones tampoco benefician del todo a los acuíferos, ya que los eventos son tan intensos que no da tiempo para que el agua se infiltre. El agua corre en la superficie y los acuíferos no recargan como lo hacen con lluvias menos agresivas que no provocan inundaciones.
El futuro
Las aguas subterráneas proporcionan una opción para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Las estimaciones de la inversión necesaria para alcanzar el ODS 6 -agua limpia y saneamiento para todos- varían debido a la falta de datos exactos y fiables, pero sí hay consenso en que el nivel actual de inversión es insuficiente para alcanzar los objetivos marco. La Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) para el agua asciende a 13.000 millones de dólares al año – muy por debajo de lo que haría falta– y alrededor del 80% de los países que informan a las Naciones Unidas acerca del ODS 6 declaran que no disponen de suficiente financiación para cumplir sus objetivos hídricos nacionales.
Aunque quizá nos podamos ver las aguas subterráneas y los acuíferos se puedan recargar, la ONU admite que eso no quiere decir que no debamos preocuparnos por este recurso. «Los responsables políticos deben tener plenamente en cuenta las formas vitales en que las aguas subterráneas pueden ayudar a garantizar la resistencia de la vida y las actividades humanas en un futuro en el que el clima es cada vez más impredecible», declaró el presidente de ONU-Agua y del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Gilbert F. Houngbo.
Para ello la ONU espera que los Estados Miembros de las Naciones Unidas apliquen los derechos humanos al agua potable segura y al saneamiento por medio de planes de acción o estrategias a las aguas subterráneas y de la recarga de acuíferos. El informe enfatiza que es esencial que los países se comprometan a desarrollar un marco adecuado y eficaz de gobernanza de las aguas subterráneas. Para ello es necesario que los gobiernos asuman su papel como guardianes de los recursos hídricos, especialmente los pertinentes a las aguas subterráneas. Esto se debe hacer para garantizar el acceso a y el beneficio de las aguas subterráneas de forma equitativa, además de acciones para que este recurso siga estando disponible para futuras generaciones.
