Will Sarni, un influyente líder de opinión en cuestiones de estrategia hídrica e innovación del agua, explica en una tribuna reciente cómo la digitalización es clave para abordar los desafíos mundiales del agua y cumplir con el ODS 6



Los recursos hídricos están bajo presión por el cambio climático, la contaminación y el aumento de la demanda provocado por el aumento continuo de la población. Los enfoques clásico de suministro de agua para el consumo humano, la producción industrial, la agricultura, la generación de energía y los ecosistemas ya no son adecuados para satisfacer las necesidades de un mundo cada vez más sediento. Como resultado, necesitamos mejorar enormemente la eficiencia y eficacia de nuestros procesos de gestión del agua, tanto a nivel público como privado, y la adopción cada vez más rápida de las digitalización brindan una oportunidad única de abordar los desafíos hídricos más urgentes del mundo.
Ese es el resumen del principal argumento que utiliza Will Sarni en una reciente tribuna publicada en Nasdaq, en la que desgrana los contenidos de su último libro Agua digital: permitir un futuro hídrico más resistente, seguro y equitativo. Una opinión que cristaliza la visión de gran parte del mundo hídrico estadounidense, ya que Sarni es un influyente líder de opinión en cuestiones de estrategia hídrica e innovación del agua, al haber sido asesor de empresas, autoridades y ONG vinculadas con el agua durante toda su carrera.
«Las tecnologías digitales están transformando el sector y nuestra relación con el agua de formas inimaginables hace tan solo unos años. Ahora podemos usar datos y análisis satelitales para mapear aguas subterráneas, evaluar la calidad del agua en tiempo real y predecir inundaciones. Las tecnologías digitales permiten una gestión más eficiente y eficaz de la infraestructura de servicios públicos y los activos industriales y han dado paso a una era del agua inteligente en los hogares urbanos y rurales», afirma Sarni.
En este sentido, el estratega estadounidense asegura que los avances clave son por tanto las mejoras en la adquisición de datos, el avance de los análisis de big data, la inteligencia artificial y la tecnología de blockchain, que «brindan nuevas herramientas para satisfacer las necesidades de las economías en desarrollo y desarrolladas». Y es que el agua digital aporta no solo una respuesta en tiempo real de todo el sistema que se puede adaptar además a la capacidad de los proveedores de agua de todos los tamaños y sofisticación. También promete aumentar el valor a largo plazo de los activos de recursos hídricos mientras ayuda a cumplir con las regulaciones y responde tanto a las demandas del crecimiento de la población como a la evolución de los ecosistemas naturales y comerciales.
«Las tecnologías de agua inteligente están permitiendo que el sector público brinde un mejor acceso universal al agua potable segura al tiempo que ayudan a que el sector privado continúe creciendo y que los ecosistemas prosperen», apunta Sarni. Y es que, en su opinión, estas soluciones han pasado de ser una «propuesta de valor de alto nivel» para abordar los desafíos del agua a convertirse en un realidad tangible con casos de uso específicos y «una comunidad global cada vez mayor de empresas emergentes e inversores en tecnología digital del agua» que favorece su desarrollo.
El ejemplo de Colorado
Estados Unidos lleva tiempo intentando evitar que una de sus mayores fuentes de agua dulce, el río Colorado, se quede seco. La emergencia climática en forma de sequía a largo plazo está empezando a dejar seco el mítico río, que durante muchos años reinó en el imaginario fronterizo del Lejano Oeste: el gobierno federal declaró en agosto por primera vez una escasez de agua en el lago Mead, uno de los principales embalses del río, y aplicó entre otras cosas cortes en el suministro de agua que, por ahora, han afectado principalmente a los agricultores de Arizona.


«La disminución continua de los niveles de agua en los embalses de la cuenca del río Colorado ha creado una ventana de oportunidad para invertir en iniciativas de gestión del agua para llevar el río Colorado hacia la sostenibilidad. Esto incluye un plan de los estados en la cuenca baja del río Colorado como Nevada, Arizona, California para dejar más agua en el lago Mead y gastar 200 millones de dólares para evitar que esta reserva, el embalse más grande del país que ha caído precipitadamente debido al cambio climático y la sequía, desaparezca», explica Sarni.
El experto hídrico considera que esta oportunidad de abordar la escasez de agua es clave para «llevar la gestión de la cuenca del río Colorado a un futuro más sostenible y resiliente, por lo que incluirá el uso de tecnologías digitales de agua». Y es que la cuenca del río Colorado «no puede hacer la transición a un recurso sostenible y resistente para el desarrollo económico, el crecimiento empresarial, el bienestar social y la salud del ecosistema sin los avances digitales». Al menos, concluye, «el Oeste americano está avanzando en todos estos frentes de manera convincente y sirve como un buen caso de estudio para que lo sigan otras regiones».
