El Gobierno de Etiopía va a proceder al segundo llenado del embalse de la presa que construye en el río Nilo Azul, a pesar de que las conversaciones con Egipto y Sudán se han cerrado sin acuerdo y estos países advierten de que «todas las opciones están sobre la mesa»



El conflicto diplomático que enfrenta a Egipto y Sudán con Etiopía por la presa que este último país ha construido en el Nilo Azul parece cada vez más lejos de resolverse. El Gobierno de Adís Abeba ha asegurado que pretende proceder al segundo llenado de la llamada Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD), a pesar de que la última ronda de conversaciones trilaterales se cerraron el martes sin acuerdo. La escalada de tensión que supone esta decisión se ha materializado con las palabras del presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, que este miércoles ha hecho una amenaza velada al asegurar que «todas las opciones están abiertas», aunque también ha invitado a Etiopía a volver cooperar para llegar a un acuerdo.
«Digo a los hermanos de Etiopía, es mejor no llegar a tocar una gota del agua de Egipto, porque todas las opciones están abiertas», ha advertido el mandatario durante una intervención pública, después de haber lanzado mensajes similares la semana pasada. Por su parte, el Ministerio de Exteriores egipcio no ha querido ir tan lejos pero sí ha lamentado el fracaso de las conversaciones celebradas del domingo al martes en Kinshasa bajo los auspicios de la presidencia de turno de la Unión Africana (UA), que ejerce la República Democrática del Congo (RDC).
Según El Cairo, la falta de avances se debe a «la ausencia de voluntad política de Etiopía para negociar de buena fe». Al Sisi ha asegurado de hecho que «cooperar y ponerse de acuerdo es mucho mejor que cualquier otra acción», pero dejando claro que no descarta nada. En este sentido, El Cairo se está coordinando con «los hermanos de Sudán», después de que ambos países hayan acercado posturas y hecho frente común contra Etiopía en los pasados meses.
Por su parte, el ministro de Recursos Hídricos sudanés, Yaser Abás, ha asegurado también en un comunicado que «todas las opciones están abiertas», incluido recurrir al Consejo de Seguridad de la ONU, tal y como han planteado los dos países ribereños en más de una ocasión. «El mundo debería prestar atención antes de que sea demasiado tarde», alertó el ministro, después de que fracasara la propuesta de Sudán y Egipto de que intervengan en el proceso negociador Estados Unidos, la ONU y la Unión Europea, además de la UA. «La presa afecta a la seguridad nacional sudanesa y tiene repercusiones regionales», ha agregado Abás.
Etiopía se defiende
Por su parte, el Ministerio de Exteriores etíope ha resaltado en un comunicado que «el llenado del segundo año de la presa será llevado a cabo según el calendario» y ha manifestado que ha mostrado su disposición «a facilitar datos e intercambiar información» sobre el proceso. «Las posiciones contrarias al llenado de la presa antes de que haya un acuerdo no tienen base legal y contravienen el derecho inherente de Etiopía a utilizar sus recursos naturales«, ha señalado, antes de añadir que Adís Abeba intentó lograr un acuerdo sobre el primer llenado, lo que «no tuvo éxito por la rígida postura de Egipto y Sudán».
En este sentido, ha resaltado en su comunicado, publicado a través de su cuenta en la red social Facebook, que «Etiopía no puede entrar en un acuerdo que cierre sus derechos actuales y futuros sobre la utilización del Nilo Azul», epicentro de una disputa diplomática desde hace años a causa del proyecto hidroeléctrico.


Sudán ya sintió el impacto de la gigantesca infraestructura en el caudal del Nilo Azul, cuando Etiopía llevó a cabo el primer relleno de la presa el año pasado, y ahora está «tomado las precauciones técnicas para hacer frente al segundo relleno», según el ministro. Egipto, por su parte, ha dicho que la presa es un asunto de «seguridad nacional» ya que obtiene del Nilo aproximadamente el 97 % de su riego y agua potable.
El contencioso sobre la presa dura desde 2011, cuando Etiopía empezó a construirla con el objetivo de generar electricidad para su consumo e, incluso, exportarla, además de para el regadío, alegando que el reparto de la época colonial del agua del Nilo no es justo. El Nilo Azul fluye desde Etiopía a Sudán, donde se une al Nilo Blanco cerca de la capital, Jartum, para formar el Río Nilo. El 85% de las aguas del Nilo se originan en Etiopía desde el Nilo Azul, uno de los dos principales afluentes del Nilo.
