Visitamos el tanque de tormentas de Arroyofresno, la mayor instalación de este tipo en el mundo. Escondido bajo el Club de Campo de la capital española, sirve para recoger las aguas de lluvia y evitar que las depuradoras se saturen durante episodios torrenciales. Además, retiene las aguas más polucionadas, las de las calles lavadas por la lluvia



Texto: Pedro Cáceres / Vídeo: Cristina Palomares
Es una construcción monumental. Una obra de ingeniería con una superficie útil tres veces mayor que la del Bernabéu y una profundidad suficiente para tragarse medio estadio dentro de ella. Pero no se la ve. No aparece en las guías turísticas. Y sin embargo realiza una función esencial para todos los habitantes de la capital.
Se trata del tanque de tormentas de Arroyofresno, la mayor instalación de este tipo del mundo según explican sus gestores. Funciona, escondida a los ojos del ciudadano, desde el año 2009, cuando el Canal de Isabel II la entidad que gestiona el agua de Madrid y de 173 municipios de la comunidad autónoma, terminó de construirla.
Son dos pisos de hormigón que, al visitarse, ofrecen una visión espectacular. De hecho, series de moda, como la Casa de papel han grabado algunas escenas en este escenario subterráneo con aspecto pos-apocalíptico.
El tanque de tormentas está enterrado bajo el Club de Campo Villa de Madrid y sirve para captar y almacenar las aguas arrastradas desde la superficie durante los episodios de lluvia intensa. Todos los días, cientos de aficionados al golf lanzan pelotas en su campo de entrenamiento sin darse cuenta de que pasean sobre un búnker gigante que almacena las aguas pluviales de la ciudad.
“Los tanques de tormentas cumplen un cometido esencial: almacenan las primeras aguas de lluvia y regulan su paso hacia las depuradoras”
La función de este mastodóntico hueco de hormigón, capaz de sostener un campo de golf encima, no es menor. Porque la lluvia no siempre es bienvenida en la ciudad. Los gestores del ciclo urbano del agua la ven como uno de los grandes desafíos que afrontar en su gestión diaria del abastecimiento y saneamiento del agua en la ciudad.


Se suele pensar que la lluvia es beneficiosa, que ayuda a limpiar el aire y las calles de la ciudad. Y esto es cierto. Pero no se tiene en cuenta que las aguas de lluvia, al lavar las calles, arrastran la suciedad que se acumula en ellas.
La lluvia, un reto para las depuradoras
Lo que la lluvia lleva a las alcantarillas no son sólo residuos sólidos, hojas, tierra, bolsas y botellas de plástico, basura o excrementos de perro, sino también contaminantes químicos más sutiles: aceites de motor, restos de combustión, incluso los contaminantes gaseosos disueltos en la atmósfera. Algo similar a la lluvia ácida capaz de deforestar bosques.
Todo esto es un cóctel explosivo que tienen que gestionar las depuradoras cuando llueve.
Las EDAR (Estaciones de Aguas Residuales) están dimensionadas para tratar un volumen determinado, proveniente de la actividad ciudadana, pero tienen que estar diseñadas también para abordar episodios de lluvias intensas, tan tremebundos como lo son, en el caso de España, nuestros episodios tormentosos, capaces de descargar en un día el agua de muchos meses.
Un modo de evitar que colapsen las depuradoras cuando el aporte repentino de líquido es excesivo es diseñar tanques de tormenta, grandes contenedores que ayudan a retener el agua contaminada y administrarla poco a poco para su posterior depuración por las instalaciones.


Lo explica durante una visita de prensa organizada para la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA) El subdirector de Conservación de Infraestructuras de la Zona Oeste de Madrid del Canal de Isabel II, Manuel Rodríguez: “En días de precipitaciones intensas, el agua se filtra a través de las alcantarillas, pero debido a su enorme volumen, no puede ser depurada inmediatamente. Por este motivo, estas aguas esperan en los tanques de tormentas hasta que deja de llover. Es entonces cuando se conducen gradualmente a las estaciones de depuración. Con ello, no solo se evita la contaminación de los ríos, sino que, además, se impiden posibles inundaciones y daños ambientales”.
Según explica el responsable del Canal, el agua se dirige a los tanques de tormentas a través de enormes colectores que pueden alcanzar los siete metros de diámetro, casi como los túneles del Metro.
Además, antes de llegar a los tanques, el agua pasa por una serie de filtros que permite retener elementos contaminantes. Posteriormente se retiran mediante distintos sistemas de limpieza.
¿Qué es un tanque de tormentas?
De este modo, los tanques evitan que las depuradoras sobrepasen su caudal máximo y tengan que verter el excedente, sin tratar, a los cauces receptores.
Gracias a los tanques de tormenta como el de Arroyofresmo, las primeras aguas de lluvia son retenidas en el subsuelo hasta que las depuradoras van teniendo capacidad para tratarlas. Una vez depurada, el agua puede ser vertida de nuevo a los ríos en las mejores condiciones sin que suponga una amenaza ecológica para el caudal.


El Canal de Isabel II cuenta con 65 tanques de tormentas que reservan el agua de las lluvias antes de ser tratada. Entre todos pueden almacenar 1,53 hectómetros cúbicos. Los dos mayores tanques de tormentas del mundo se encuentran en Madrid. Son los de Arroyofresno, donde nos encontramos durante esta visita, y el de Butarque. Cada uno puede almacenar hasta 400.000 metros cúbicos de agua, ocho veces más que el volumen del estanque de El Retiro, por ejemplo.
El tanque de tormentas de Arroyofresno es una obra subterránea de aproximadamente 35.000 metros cuadrados de superficie, es decir, tres campos y medio de fútbol, y 22 metros de profundidad, distribuida en dos niveles, el de explotación de ocho metros, previsto para el trabajo de operarios y otras funciones, y el depósito en sí, de aproximadamente 14 metros de altura.
Salvar la calidad del agua del río
Como explica el subdirector de Conservación de Infraestructuras de la Zona Oeste de Madrid del Canal de Isabel II sólo en tres ocasiones en estos 10 años de funcionamiento se ha llenado por completo la instalación de Arroyofresno. Fueron episodios de lluvias torrenciales similares al del 25 de junio de 1995, cuando todavía no existían estos tanques, y que desbordó el Manzanares a su paso por el puente de Segovia.


Precisamente, explica Rodríguez, la principal razón por la que el municipio de Madrid cuenta con la mayor red de tanques de tormenta responde precisamente a las pequeñas dimensiones del río Manzanares y su reducida capacidad autodepurativa, que hacen que cualquier vertido afecte de forma negativa a la calidad de su agua. Desde la construcción de esta red de tanques, la calidad del río Manzanares ha mejorado de manera notable
Otro tipo de parques de tormenta son los que instalan al aire libre. En la ciudad de Alicante, por ejemplo, funciona el Parque inundable de La Marjal. Es un espacio verde multifuncional construido en 2015 para proteger a la ciudad de las inundaciones ocasionadas por las lluvias torrenciales. Es resultado de la colaboración público-privada entre el Ayuntamiento de Alicante y la empresa Aguas de Alicante.
Para hacer frente a los episodios de crecidas, el parque La Marjal, situado en la playa de San Juan en Alicante, cuenta con 3,6 hectáreas de superficie inundable, con capacidad para recoger hasta 45.000 metros cúbicos, y dos colectores que recogen el agua de las crecidas y la canalizan hasta los dos estanques del parque. Además, el agua almacenada puede canalizarse para su depuración y posterior reutilización, principalmente para riego de zonas verdes o llenado de lagos.
Cuando no está inundado es un espacio abierto que puede ser utilizado para el ocio de los vecinos.
