El Gobierno ha premiado con el sello ambiental «Compenso» a la Empresa Municipal de Aguas de Granada (Emasagra) por calcular y reducir de forma continuada su huella de carbono



La gestión del agua urbana en España sigue sumando galardones por su labor ambiental. Esta misma semana, el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico ha distinguido a la Empresa Municipal de Aguas de Granada (Emasagra) por calcular y reducir de forma continuada la huella de carbono en su estrategia de sostenibilidad. En concreto, el Gobierno ha concedido a esta compañía la categoría «Compenso» del sello que distingue a las organizaciones que acometen esfuerzos en la lucha contra el cambio climático.
Emasagra, una compañía que combina la gestión pública y privada mediante la colaboración entre el Ayuntamiento de Granada e Hidralia, lleva desde 2014 y dentro de su estrategia de sostenibilidad analizando de manera exhaustiva su huella de carbono. Su objetivo no era otro que conocer lo mejor posible los impactos de la emisión de gases de efecto invernadero derivados de su actividad en la gestión del ciclo integral del agua, y que contribuyen al calentamiento global.
Desde entonces, ha calculado y ha conseguido reducir esas emisiones y ha obtenido los sellos Calculo y Reduzco. Ahora, ha alcanzado el tercer sello, Compenso, distintivo que concede el Ministerio y reconoce los compromisos de las organizaciones respecto a la reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero.


Emasagra ha reducido las emisiones a través de varias líneas de actuación como movilidad sostenible, energías renovables y valorización de residuos, entre otras. De hecho, el modelo de economía circular es hoy día un pilar básico en la empresa y, gracias a esta estrategia, la compañía ha sido la primera empresa del territorio nacional que gestiona el ciclo integral del agua siendo neutral en carbono. Esto la sitúa a la vanguardia como elemento tractor, en cuanto a la anticipación a los objetivos globales de la Agenda 2030 y aportando cero emisiones en su balance global de la organización.
Esta preocupación por minimizar el impacto medioambiental en sus procesos e instalaciones, que llevó a la empresa a ser también la primera en el sector en calcular su huella de carbono completa, se deja ver sobre todo en las infraestructuras que gestiona.
Gracias a sus biofactorías, son capaces de reutilizar el agua para usos agrícolas en una zona de elevado estrés hídrico, dar valor a los residuos y lodos, y además, producir suficiente biogás como para autoabastecerse energéticamente, llegando incluso a producir un excedente para alimentar una flota de vehículos
Y es que, entre otro proyectos, Emasagra ha fomentado la instalación de un «hotel de insectos» en la Biofactoría Sur de Granada, favoreciendo así a las especies autóctonas beneficiosas para el entorno natural, como los polinizadores o insectos de control de plagas. Además, han apostado por el vehículo eléctrico como prioridad y tienen instaladas cuatro electrolineras en diferentes puntos de Granada que se alimentan de la propia energía que generan las plantas potabilizadoras.
