España, un país rico en agua subterránea

España, un país rico en agua subterránea

España, un país rico en agua subterránea

España es uno de los países con mayor número de masas de aguas subterráneas, unas 700, que abastecen directamente al 15% de la población. La sobreexplotación y la contaminación por nitratos son los problemas más acuciantes que amenazan hoy a más del 40% de estas aguas invisibles


El Ágora
Madrid | 22 marzo, 2022


Las aguas subterráneas son al planeta lo que la sabia a los árboles o la sangre a nuestros cuerpos, fluidos vitales que transcurren capilarizadas en acuíferos, hidratando suelos y calmando la sed de una cuarta parte de la población de la Tierra, al tiempo que garantizan su desarrollo socioeconómico. A pesar de que el 70% del planeta esté compuesto de agua, solo el 2,5% es agua dulce. Sin embargo, de esta cantidad, tan solo el 0,007% está disponible para consumo humano. Esto se debe a que el 69% está congelada en los polos, el 30% está como agua subterránea en los acuíferos y el 0,3% en los ríos y arroyos.

El agua subterránea, ocupa a nivel mundial el segundo puesto como reserva de agua dulce del planeta por detrás de los casquetes polares y muy por delante de los lagos y embalses
La importancia de las aguas subterráneas se pone de manifiesto de muchas maneras, ya que, los pozos, manantiales y fuentes suministran agua para el consumo, agricultura, ganadería y actividades industriales, siendo en numerosos países el agua subterránea la principal fuente de agua dulce. Supone, por tanto, uno de nuestros recursos más valiosos y más asequibles.

España es uno de los países del mundo con una mayor cantidad de acuíferos, con casi 700 masas de aguas subterráneas (MASub), y, de hecho, abastecen a cerca del 15% de toda la población.

Los acuíferos cubren más del 90% del territorio español, se estima que el volumen de recursos renovables de agua subterránea está entre los 20.000 y 30.000 hectómetros cúbicos al año, donde la cantidad anual de agua subterránea ya explotada o restringida asciende a 7.000 hectómetros cúbicos, por lo que aún existe un «importante» superávit de aguas de buena calidad.

Dadas las características climáticas e hidrológicas de las islas Canarias los recursos hídricos subterráneos son fundamentales, alcanzando 767 hm3 /año.

Se estima que se utilizan en torno a 309 hm3/año tanto para abastecimiento como para otros usos. Esta presión ha generado que haya 6 MASub en mal estado cuantitativo (todas las de Tenerife, 1 en Fuerteventura y 1 en Gran Canaria), lo que ha provocado algunos problemas de intrusión marina. No obstante, existen otras MASub que presentan riesgo, ya que se empiezan a detectar ciertos indicios locales de sobrexplotación que deben ser estudiados y confirmados.

Impacto del Cambio climático

acuíferos, agua, oceanos, acuíferos
Los acuíferos tardan más en responder al cambio climático.

El Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) de la ONU en sus sucesivos informes ha ido recopilando los resultados provenientes de diferentes modelos atmosféricos, obtenidos por diferentes grupos de investigadores, que coinciden en significativas reducciones de las precipitaciones y aumento de las temperaturas para España y otros países en latitudes semejantes.

Esta realidad supondrá sin duda un desafío para las masas de aguas subterráneas españolas.

El descenso de las precipitaciones producirá efectos adversos en la recarga de los acuíferos.

Pero este efecto podría además verse amplificado por el hecho de que mayores temperaturas aumentarán la demanda evaporativa de la atmósfera, con lo que a menores entradas de agua en el suelo, se le sumarán mayores salidas en forma de evapotranspiración.

Por último, el aumento de la torrencialidad que predicen los modelos, también impactará negativamente en la recarga.

Ante este escenario, los expertos señalan que es fundamental analizar la robustez y la resiliencia de los sistemas frente a situaciones de estrés, para identificar dónde son más vulnerables y proponer medidas de adaptación (CEDEX, 2017), como la mejora de las infraestructuras y esquemas de gestión, reducción de las demandas y avance en la utilización de recursos “no convencionales” como la reutilización, la regeneración y la desalación.

El empleo de los recursos no convencionales, que en general lleva aparejado consumos energéticos elevados, requerirá del empleo de energías limpias y renovables para no realimentar el calentamiento global.

La gobernanza de las aguas subterráneas

En España se estima que la explotación de aguas subterráneas ronda los 6.000 hm3 /año, valor muy inferior a los casi 30.000 hm3 /año de los recursos disponibles cuantificados para el total de las MASub
Las asociaciones de hidrogeólogos, con motivo del Día Mundial del Agua, han publicado un manifiesto en el que alertan sobre la «falta de gobernanza» que agudiza los problemas de gestión del agua subterránea, reivindican su importancia y piden más inversión en investigación para gestionar estos recursos «vitales y estratégicos» frente al riesgo de escasez hídrica que acarrea la crisis climática.

«Las aguas subterráneas son la mayor fuente potencial de agua disponible«, recuerdan los expertos, sin embargo, destacan algunas amenazas al agua bajo tierra, que se agravan por la escasez de conocimiento y de profesionales especializados en aguas subterráneas, dicen, como la explotación intensiva de los acuíferos y del deterioro de la calidad del agua.

«El uso de las aguas subterráneas ha aportado beneficios sociales, ambientales y económicos innegables en extensas áreas que estaban deprimidas», alegan los hidrogeólogos, que lamentan al mismo tiempo «el abuso en algunos casos y el descuido en su protección en otros, que ha ocasionado problemas de sobrebombeo y deterioro de la calidad original en ciertas zonas».

La subida del nivel del mar -otra consecuencia del cambio climático- plantea también la amenaza de la intrusión salina en los acuíferos costeros, por lo que la seguridad hídrica en el litoral quedará aún más comprometida si las emisiones de gases de efecto invernadero no se reducen drásticamente, como pide la comunidad científica.

Por ello proponen que se establezcan planes de estudio e investigación y que se destine presupuesto a ahondar en el conocimiento sobre el agua del subsuelo, además de asegurar redes de observación para todas las masas de agua subterráneas con las que controlar, entre otros aspectos, el nivel y la calidad del agua.

Contaminación difusa por nitratos y sobreexplotación

Los principales problemas que afectan a las aguas subterráneas en este momento están relacionados con el estado de los niveles de los acuíferos y calidad de sus aguas, con las consiguientes repercusiones negativas que de ello se derivan tanto para la salud humana como para los ecosistemas y las aguas superficiales.

La sobreexplotación de un acuífero se produce cuando la extracción de agua del subsuelo se realiza a un ritmo superior al de la infiltración o recarga natural. Esta situación implica el consumo progresivo del agua que se encontraba almacenada en el terreno, y acarrea numerosas consecuencias negativas, como, por ejemplo: un gradual encarecimiento de la producción, problemas en los cursos de agua o entre usuarios y, frecuentemente, una degradación de la calidad del agua.

Si la situación de sobreexplotación se mantiene, es posible que los acuíferos terminen incluso agotándose.

La sobreexplotación se extiende de manera discontinua por la franja mediterránea, si bien es el sureste peninsular la región que muestra un mayor número de masas afectadas y con mayor grado intensidad.

Acuíferos en situación de explotación.

La Mancha, Ribera del Duero, Guadalquivir y las islas Baleares y Canarias son otras de las regiones más afectadas.

En el caso del sureste peninsular la mayoría de los acuíferos sobreexplotados son carbonatados de pequeña extensión, y, por tanto, con reducidas áreas de alimentación. Además, las características climáticas semiáridas de la región, con precipitaciones escasas e irregularmente distribuidas, conlleva que, a pesar de las elevadas tasas de infiltración de estos sistemas, los recursos renovables sean escasos.

Además, la bonanza del clima que facilita el desarrollo de los cultivos intensivos lo que junto a la carencia de recursos superficiales hace que la explotación de las aguas subterráneas haya tenido importantes demandas. En el caso de las MASub insulares y costeras la sobreexplotación se debe a unos recursos limitados debido a que muchos acuíferos presentan dimensiones modestas.

La fuerte presión hídrica a la que se han visto sometidas para satisfacer las demandas asociadas al incremento de la población, turismo y agricultura han desequilibrado los balances.

Por último, regiones en las que a pesar de que los acuíferos presentan notables extensiones y recursos, como las demarcaciones del Duero y Tajo, la sobreexplotación se asocia a la elevada cantidad de agua necesaria para satisfacer los regadíos.

Más del 40% de los acuíferos en España están en peligro por la contaminación

Son diversas las actividades en las que se pueden emplear compuestos nitrogenados, pero entre todas ellas las prácticas agrarias -abonado, riego y residuos ganaderos pueden considerarse las que por extensión y cantidad las que se consideran una mayor amenaza frente a las aguas subterráneas.

Así, en regiones donde la agricultura alcanza un fuerte desarrollo, como en España, con una superficie de regadío en torno a 4 millones de hectáreas, la contaminación por nitratos está fuertemente relacionada con las prácticas agrícolas. No obstante, otras fuentes puntuales relacionadas con vertidos urbanos e industriales también pueden ser responsables de su presencia en los acuíferos.

La gran mayoría de las MASub que presentan mala calidad está relacionada con la presencia de nitratos.

Estado cualitativo de las masas de aguas subterráneas peninsulares.

¿Cuáles son los acuíferos más importantes de España?

Las Tablas de Daimiel (Castilla La Mancha), Doñana (Andalucía), el Mar Menor (Murcia) y Los Arenales (Castilla y León) son los principales acuíferos de España, necesarios para la conservación de la biodiversidad y de los ecosistemas.

 

Los Arenales (Castilla y León)

El acuífero Los Arenales es el más grande y extenso del Estado Español. Se sitúa en la cuenca del río Duero en Castilla y León. Es una gran laguna de 7.754,4 kilómetros cuadrados, que se extiende por las provincias de Zamora, Salamanca, Valladolid, Segovia y Ávila.

Esta masa de agua está divida en otras tres: Tierra del Vino, Medina del Campo y Los Arenales.

Se trata de un gran estanque subterráneo, si bien, la proliferación de pozos o puntos de extracción, así como la «popularización de las electrobombas», según fuentes de la CHD, provocaron que el nivel del caudal retrocediera en unos 30 metros, es decir, algo menos de un metro al año de media en los años 70.

En esta zona el principal cultivo es cereal de secano, aunque en los últimos años se ha desarrollado extraordinariamente el cultivo de regadío irrigado desde el embalse de Las Cogotas y las perforaciones sobre el acuífero de Los Arenales, lo que ha elevado en este último caso los niveles de explotación y ha aumentado el nivel de nitritos y arsénico en algunas muestras.

La Mancha Oriental alimenta a Las Tablas de Daimiel

turismo
Paseo por el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel (Ciudad Real).

El acuífero 23 es probablemente el segundo acuífero más grande de España. Tiene una superficie de 5.500 km2 y su profundidad es de 70 metros.

También conocido como acuífero de La Mancha Occidental, recorre tres provincias, Ciudad Real, Albacete y Cuenca.

Las características del terreno e interconexión entre aguas subterráneas y superficiales han propiciado la existencia de grandes extensiones de humedales, entre los que destaca el de las Tablas de Daimiel y los Ojos del Guadiana que son salidas naturales del agua que se acumula en el mismo.

A principios de los 80 se constató que las extracciones de agua eran muy superiores a la recarga natural del Acuífero. Para afrontar esta situación, la Administración Hidráulica, Confederación Hidrográfica del Guadiana acordó declararlo provisionalmente sobreexplotado en 1.987 imponiendo severas reducciones en las extracciones.

2009 fue un año dramático para los responsables del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Debido a la sequía y a la extracción de agua del acuífero, la materia orgánica del subsuelo (turba) sufrió una autocombustión. Hubo que realizar un trasvase de agua de emergencia e inundar la zona para apagar, literalmente, el fuego de las entrañas de la tierra.

En noviembre de 2012, un cuarto de siglo después de que se secara, el Guadiana volvía a fluir y a mover las aspas del histórico molino hidráulico de Mole mocho.

Acuífero Campo de Cartagena Mar Menor

El acuífero del Campo de Cartagena tiene relación con tres masas de agua subterránea: el Triásico de Carrascoy, el Triásico de las Victorias y la masa de agua llamada propiamente del Campo de Cartagena.

Es el que abarca mayor superficie de los tres, es un acuífero multicapa, es decir, tiene diferentes niveles uno sobre otro formados en sucesivos periodos geológicos.

Mientras las capas o acuíferos inferiores sí tienen un problema de sobreexplotación, debido a que los regantes han ido buscando agua cada vez en niveles más profundos; el superior, del Cuaternario, que está conectado con el Mar Menor, no tiene un problema de cantidad de agua, al contrario.

La intrusión del agua de mar, la filtración de los retornos del agua de riego, mayores desde la llegada del trasvase, y las lluvias torrenciales periódicas han hecho que su nivel freático esté tan alto que el agua llega a aflorar en la superficie en algunos puntos.

En 2020 el acuífero del Campo de Cartagena fue declarado oficialmente “en riesgo de no alcanzar el buen estado químico” por la elevada presencia de nitratos en su agua. Esta declaración supone la activación de los trámites para que el organismo de cuenca elabore un plan de ordenación de esta masa de agua, que vierte sus aguas directamente Mar Menor.

Se estima que, la cantidad de nitratos vertida al Mar Menor durante el año hidrológico 2018/19 habría sido de 1.575 toneladas, con un promedio diario de 4.111 kg.

Doñana

La supervivencia del Parque Nacional de Doñana depende, entre otros factores, del agua superficial y subterránea. La primera aporta caudales que inundan la marisma durante parte del año, y a la segunda se debe la existencia ininterrumpida de zonas húmedas, charcas, etc.

Los orígenes de las aguas que provocan la inundación de las marismas son, fundamentalmente, la lluvia caída directamente sobre su superficie, y el desbordamiento de los ríos que confluyen a esa área, es decir, lo que clásicamente se denomina aguas superficiales.

Ahora bien, en el sector de la unidad hidrogeológica que funciona como acuífero libre, estas aguas y las subterráneas están íntimamente conexionadas en los ríos y arroyos, y, por tanto, una parte del agua que alcanza las marismas tiene un origen subterráneo, al proceder de la descarga del acuífero.

Hoy el conocido como acuífero 27 presenta una situación crítica que según la Confederación Hidrográfica demuestra que su régimen de explotación, provocado fundamentalmente por el crecimiento continuo de la producción de fresas y frutos rojos, es totalmente insostenible y muestra que continúan imparables los descensos de las reservas hídricas desde al menos la mitad de los años 90 del siglo pasado.

La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir se ha visto obligada a tomar la medida más extrema que existe en nuestra legislación, la declaración de las cinco masas del acuífero como en riesgo de no conseguir el buen estado cuantitativo.

turismo
Flamencos rosa (Phoenicopterus roseus) en las marismas de Doñana.

El papel del agua subterránea en el Parque Nacional es, no por menos llamativo, menos importante, ya que no queda limitado a esta aportación que incrementan las inundaciones de las marismas. En estiaje, la vida animal y vegetal puede continuar gracias a las aguas subterráneas. Si éstas no existiesen, no se hubiera podido desarrollar la importante reserva ecológica que representa Doñana.

Las aguas subterráneas que circulan por el acuífero profundo influyen igualmente en la ecología del Parque.

Una parte de estas pueden ascender, muy lentamente, a través de las arcillas semipermeables, cargándose en sales. Al llegar a la superficie se evaporan, salinizando los metros más superficiales, fundamentalmente con cloruros.

Pese al  mal estado de nuestras masas de agua subterránea existe un claro compromiso para revertir esta situación conscientes del impacto en la disponibilidad de recursos hídricos para todos los usos y su rol en la conservación de los ecosistemas fluviales.

La  digitalización para mejorar el conocimiento del estado de nuestros acuíferos en tiempo real permitirán una mejora de la gobernanza de estas aguas invisibles e imprescindibles para calmar la sed de la naturaleza y de los seres vivos que habitamos el planeta.



Se adhiere a los criterios de transparencia de

Archivado en:
Otras noticias destacadas