Las autoridades del Estado de Florida (EEUU) trabajan contrarreloj para vaciar un gran estanque con agua y desechos líquidos de una vieja planta de fosfatos antes de que colapse y evitar así «un desastre» en una zona cercana a la bahía de Tampa



Una catástrofe ambiental se cierne sobre las marismas de Florida. Un enorme depósito de aguas residuales de una vieja planta de fosfatos situada al norte de esta región estadounidense amenaza con romperse y provocar una inundación catastrófica en los alrededores de Tampa, lo que está obligando a las autoridades locales a trabajar contrarreloj para contener la peligrosa filtración. Más de 300 viviendas de la zona han sido evacuadas mientras se intenta vaciar el estanque, que tiene el potencial de expulsar 340 millones de galones de agua fuertemente contaminada en cuestión de minutos.
«Estamos tratando de prevenir y, si llega a ser necesario, de responder a una situación realmente catastrófica de inundación», ha asegurado el gobernador de Florida, Ron DeSantis, que visitó este domingo la zona donde se encuentra la antigua mina de fosfato de Piney Point. Esta instalación industrial, en desuso desde 2001, cuenta todavía con varios estanques de retención, uno de los cuales, que contiene entre 700 y 800 millones de galones (entre 2.600 y 3.000 millones de litros) de agua contaminada, presenta grietas y filtraciones y hay peligro de que se rompa y libere su contenido.
Tras un recorrido por aire, el gobernador anunció que 20 bombas más y 10 aspiradores se han sumado a las tareas para descargar de manera ordenada el agua de la balsa, con el fin de poder aumentar el ritmo de retirada a 35.000 galones (132.400 litros) por minuto. «La salud y la seguridad de las personas es la prioridad número uno junto con reducir al mínimo el impacto ambiental», agregó DeSantis, que ha dictado una orden de evacuación para una zona con más de más de 300 viviendas y negocios en las cercanías de la planta en Piney Point, propiedad de la compañía HRK Holdings, y cerrado todos los accesos por carretera.
El bombeo del agua del estanque se estaba haciendo hasta ahora a un ritmo de aproximadamente 22.000 galones (83.200 litros) por minuto y se estimaba que el estanque se vaciaría en 10 o 12 días. Con los nuevos equipos, ese tiempo se acorta y hay más probabilidades de lograr el desagüe antes de que reviente la balsa. Según el canal Local 10 de la ciudad de Tampa, que está a unos 25 kilómetros (16 millas) al sur de Piney Point, donde se encuentra la planta en desuso, desde el aire se veía a primeras horas de la mañana cómo el líquido estaba escurriendo fuera de la balsa.
De acuerdo con una web del Departamento de Protección Medioambiental de Florida, el líquido del estanque sur de la planta de fosfatos es agua de mar del drenaje de un puerto cercano mezclada con agua del proceso industrial de la planta y agua de lluvia. «Este agua cumple con los estándares de calidad para las aguas marinas con la excepción de su ph (nivel de acidez) y los niveles de fósforo, nitrógeno y nitrógeno amoniacal. Es ligeramente ácida, pero no a un nivel que pueda preocupar», señala la web.
Un posible desastre ambiental
Sin embargo, grupos ecologistas locales como Sierra Club han contradicho esta información y aseguran que llevan años alertando del enorme riesgo ecológico que suponen estos estanques y pidiendo a los estadounidenses que reclamen a sus congresistas legislación para prohibir los depósitos del desecho «radioactivo» liquido que se produce al procesar las rocas de las que se extraen los fosfatos.
Según Sierra Club, en EEUU hay más de 70 de esas «monstruosidades» en forma de estanques que pueden medir una milla (1,6 km) de ancho por 200 pies (61 metros) de alto y contienen «miles de millones de toneladas del agua radiactiva del proceso industrial». Esto se debe a que este tipo de depósitos contienen grandes cantidades de fosfoyeso, un desecho derivado de la fabricación de fertilizantes y que es radiactivo. En concreto, el fosfoyeso contiene pequeñas cantidades de radio y uranio en forma natural, y las pilas acumuladas también pueden liberar grandes concentraciones de gas radón.
A pesar de este potencial peligro para la salud humana y la naturaleza, los esatanques de este tipo están repartidos por varios Estados: Arkansas, Florida, Idaho, Illinois, Iowa, Louisiana, Mississippi, Missouri, Carolina del Norte, Tejas, Utah y Wyoming. Además, hasta el momento ha habido «numerosos casos documentados de contaminación del agua subterránea, socavones y fugas» a causa de esos depósitos de desechos.
El administrador en funciones del condado Manatee, Scott Hopes, ha subrayado que el problema de los estanques de la planta de fosfatos viene de «décadas» atrás y es necesario encontrar una «solución permanente» cuando se resuelva la emergencia actual. Es más, Hopes ha asegurado que los modelos indican que si se llega a romper totalmente la balsa, en menos de una hora se producirá el equivalente a un muro de 20 pies (6,1 metros) de agua.
