Durante el XIII Foro de la Economía del Agua, expertos del sector han destacado que nos encontramos en un momento único para actuar tras el estímulo de la pandemia y que, por ese motivo, no hay que perder el tiempo para garantizar el presente y el futuro de un derecho tan fundamental y amenazado como lo es el agua y el saneamiento



El acceso a un agua de calidad y a un servicio de saneamiento adecuados constituyen uno de pilares básicos de nuestras vidas y, por ello, desde hace 10 años la Asamblea General de las Naciones Unidas los reconoció como la puerta de entrada para la consecución del resto de derechos humanos. De hecho, vertebran gran parte de los 17 objetivos y 169 metas que se marcaron hace un lustro con la creación de la Agenda 2030.
No obstante, esta enorme relevancia manifiesta al mismo tiempo un gigantesco desafío para la comunidad internacional que se está agravando aún más si cabe debido al contexto de crisis climática y sanitaria que estamos viviendo en estos momentos.
Ante esta situación, expertos y autoridades políticas del ámbito medioambiental han manifestado esta mañana durante el XIII Foro de la Economía del Agua la necesidad de “pasar a la acción”, por un lado, a través de medidas de mitigación y adaptación “eficientes” con las que se pueda cubrir la creciente demanda de agua y, por el otro, utilizando la actual crisis como un trampolín para impulsarlas.
«La reconstrucción del sistema y el desarrollo sostenible, en los que el agua tiene un peso fundamental, requieren un marco de alianzas y entendimiento multi e inter organizativo», ha apelado Francisco Lombardo
Asimismo, ha subrayado que el presente y futuro del agua y la sociedad en su conjunto deben dibujarse del mismo modo que ya planteó la Organización de las Naciones Unidas (ONU), es decir, a través del dialogo y la cooperación.
“El futuro que plantea la ONU tiene un carácter conciliador, solidario y de cooperación que utilizan como instrumento transversal ese ODS 17 sin el cual no son posibles los demás. Creo que el futuro requiere dialogo y trabajo conjunto para procurar no dejar a nadie detrás”, ha apelado el presidente del foro.
Los desafíos del agua
Las instituciones nacionales e internacionales son conscientes de la gravedad de la situación, y por ello están desarrollando herramientas económicas y de gestión para poner en marcha una recuperación resiliente tras la pandemia.
En este sentido, la Directiva del Marco del Agua, norma de que cumple dos décadas desde su promulgación, y el Pacto Verde Europeo se presentan como las principales referencias con las que los expertos confían revertir los problemas presentes y futuros que afectan al sector del agua.
Elisa Vargas, responsable de Políticas de la Dirección General de Medioambiente de la Comisión Europea, ha comentado que “son ampliamente adecuados para satisfacer las demandas para las que fueron creados” y que, incluso, “tienen la capacidad de atajar algunos problemas en áreas que necesitan atención”. No obstante, ha advertido que se deben acelerar los procesos de su implementación para que las medidas que proponen se puedan traducir cuanto antes en acciones reales.


Para Vargas, la mejora del saneamiento, la recuperación de los ríos o el refuerzo de las sinergias administrativas son fundamentales hacia la transición verde y el plan ‘NextEU Generation’ será básico para ayudar en este camino.
Del mismo modo, ha recordado que los Estados miembro deben ahora preparar y presentar sus propuestas para tener acceso a esos fondos, pero que, en todo caso, para recibirlos al menos el 30% de los objetivos deben velar por el clima y el ambiente.
En este aspecto, Teodoro Estrela, director general del Agua del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), ha explicado que llevan meses trabajando en dicho borrador y, en base a sus cálculos, se ha fijado una partida de 3.000 millones de euros para la cartera de medio ambiente y, concretamente, 1.000 millones para el agua.
Para Teodoro Estrela, los 1.000 millones suponen un aumento que tienen que estar preparados a asumir correctamente y con la máxima eficiencia
No obstante, también ha señalado que España en estos momentos se enfrenta a varios procesos de infracción abiertos con la Comisión Europea por presentar “problemas” en materia de saneamiento y depuración en varios de nuestros municipios.
En este punto ha insistido en que nuestro país goza de unas buenas cifras de depuración y saneamiento, pero que siempre se encuentran escollos que hay que tratar de eliminar. Aquí ha manifestado la necesidad de crear un plan específico para el saneamiento, depuración y reutilización de las aguas y, además, mejorar la coordinación entre administraciones.
“En nuestro país existen retos, pero también oportunidades. Es fundamental impulsar la gestión integral de los recursos hídricos y utilizarlos de la mejor manera posible con el objetivo de recuperarlos y preservarlos en un futuro”, ha comentado Teodoro Estrela.
Políticas coordinadas
Francisco Lombardo ha destacado que en el otro lado del Atlántico también se han comenzado a ver iniciativas para adaptarse a esta nueva realidad económica y climática, como lo es el recién presentado Plan Biden para una Revolución de Energía Limpia y Justicia Ambiental.
Justo en ese país, concretamente en California, Alvar Escrivá-Bou, investigador del Instituto de Políticas Públicas de California, ha mostrado algunas políticas en materia hídrica y ambiental que podrían ser aplicables a España ya que “ambas regiones comparten una serie de características climáticas y a nivel de recursos que las hacen muy parecidas”.
“Tanto California como España tienen una marcada variabilidad en la disponibilidad de agua, por lo que es fundamental implementar programas de gestión de la demanda, así como incrementar la flexibilidad institucional, operativa y regulatoria”, ha señalado.
Para poner el broche final al foro, Gonzalo Delacámara, director académico del Foro de la Economía del Agua y director del Departamento de Economía del Agua de IMDEA, ha recordado que el estímulo económico que estamos a punto de recibir por parte de la Unión Europea no es para “realizar lo mismo de siempre, sino para innovar y transformar”.
Para él, alcanzar esos dos objetivos requerirá al mismo tiempo adaptar el proceso de toma de decisiones a un nuevo contexto en el que el ciudadano comienza a ser el centro y, por lo tanto, requiere más atención
Asimismo, ha incidido en la necesidad de anticiparse y de fijar políticas transversales a largo plazo que velen realmente por el interés común.
