Un evento organizado por dos grandes asociaciones empresariales europeas con la colaboración de EMATSA pone el foco en las capacidades laborales tanto actuales como futuras y las necesidades de formación de los empleadores para asegurar la sostenibilidad en el sector del agua



Arreada por la reconstrucción post-pandémica, la transición verde se acelera ante nuestros ojos. Gobiernos y empresas están cada vez más volcados en transformar el modelo económico actual y avanzar hacia la sostenibilidad, pero para ello será no solo será necesario un gran esfuerzo inversor sino también actuar sobre el mercado laboral para satisfacer la demanda de los nuevos puestos y nuevas capacitaciones “verdes” que la situación requiere. Una realidad que también afecta al sector del agua, que busca conservar su condición de punta de lanza de la transición ecológica europea mediante la formación y adaptación profesional de su personal.
Así se ha puesto de manifiesto este martes en el seminario Habilidades ecológicas en la educación y formación profesional, organizado por SGI Europe y EFEE, las patronales europeas de servicios de interés general y educación, respectivamente, con la colaboración de la Empresa Municipal Mixta D’Aigues De Tarragona (EMATSA), que ha hecho de anfitriona. El evento forma parte de un proyecto que se desarrolla en seis países (España, Portugal, Holanda, Bélgica, Francia y Alemania) y que tiene como objetivo crear una relación duradera entre la administración, los proveedores de educación y el sector de los de servicios públicos. Y es que crear alianzas de este tipo es un elemento indispensable para una transición eficaz hacia la neutralidad climática, que será el núcleo mismo de la acción de la UE durante las próximas décadas.
En el contexto español, las claves las han aportado Ángel Miguel, Director General de Programas de Formación Profesional de la Generalitat de Catalunya; Lluc Pejó Climent, director de Talento de la Escuela del Agua de Agbar y Felipe López Solá, director del Centro Nacional de Referencia de Energía, Agua y Gas de Guadalajara. Todos han coincidido en que estamos ante un momento clave para la formación profesional (FP) en España, ya que el marco normativo actual está en un periodo de transición marcado por la tramitación de la ley orgánica de FP, cuya aprobación está prevista para finales de este mismo año.“En España tenemos un nivel de cualificación medio muy bajo, con muchas personas sobrecalificadas o sin educación. Incrementar el número de estudiantes que están en el ámbito educativo de la FP es vital para el conjunto del país, pero especialmente para los servicios de interés general como el agua”, ha explicado Pejó, que reconoce eso sí que “este año ha habido una auténtica explosión que tiene que ver tanto por las circunstancias del covid como por una tendencia de fondo que está ley tiene que acabar de impulsar.”
El modelo normativo que se va a aplicar en todo el estado cuenta según Pejó “con un alto grado de consenso entre los agentes sociales, aunque hay algunos puntos críticos como el tema de la contratación”. Una alianza entre administraciones, empresas del sector del agua y centros educativos que ya ha sido clave para la FP en Cataluña. Tal y como ha explicado Ángel Miguel, la ley catalana de 2015 ya integra gran parte de las ideas de la nueva normativa estatal, motivo por el cual ha pedido al Estado “que sea lo suficientemente flexible para que las experiencias que ya están funcionando aquí puedan tener continuidad y servir de inspiración”.
Un sector estable, pero con retos por delante
Según el último informe de la Asociación Española de Empresas Gestoras de Servicios de Agua Urbana (AGA), el sector representa económicamente el 0,5% del PIB nacional y emplea a unas 27.000 personas de forma directa, a la que habría que sumar otros 35.000 empleos indirectos por contratación o externalización de trabajos auxiliares. Además, más del 50% de los profesionales hídrica corresponden a perfiles de formación media, a los que precisamente se dirige la FP, razón por la que cualquier cambio normativo relativo a la formación tiene una gran importancia para todos los actores del sector.
“Las empresas están demandando que ofrezcamos un tipo de FP orientada al empleo más centrada en sus necesidades, ya que la escasez de oferta de programas formativos relacionados con el agua repercute de forma directa en el número de alumnos que optan por especializarse en el sector” ha explicado López Solá, que cree que hace falta mejorar la visibilidad de estos empleos. “Disponer de una oferta formativa en el sector del agua que fuera variada, reconocida y útil contribuiría a hacer más atractivo el sector para los jóvenes y podría ayudar a incrementar su presencia”, ha afirmado. Según sus datos, solo el 0,26% de los alumnos matriculados en FP hicieron algo relacionado con el agua.
Esta falta de interés contrasta con el hecho de que las principales organizaciones del sector consideran la formación de los empleados como uno de los aspectos estratégicos para el correcto desarrollo de sus actividades. Una estrategia que no pasa solo por formar a los futuros profesionales “sino por reconocer las competencias que tenían los trabajadores de las empresas”, según ha apuntado Miguel, y desarrollarlas de acuerdo con las necesidades organizativas.


En este punto, es clave la apuesta por el desarrollo de competencias verdes o green-skills, tanto a nivel operacional como funcional y digital. Según ha explicado Pejó, para avanzar en la implementación del Pacto Verde Europeo es necesario que las nuevas capacidades laborales apuesten por temas como la recuperación de energía, la reducción de la huella de carbono y las las emisiones o el impacto que tiene el agua en los ecosistemas acuáticos y en la conservación de la biodiversidad, mejorando en el análisis de la calidad de las masas hídricas. Pero sobre todo hay que apostar por estrategias innovadoras como la economía circular del agua, “que convierte residuos en recursos para reincorporarlo en cadenas de suministro de otros servicios y productos”, ha asegurado el director de Talento de la Escuela del Agua.
En este sentido, Pejó ha destacado seis retos principales que afronta el sector del agua en materia de formación, entre los que está impulsar ese modelo integrado de formación que conecte la FP con la cualificación en continuo, mejorar la agilidad en adaptar las competencias y extender la formación profesional dual, lo que significa «crecer, pero crecer buen conforme a oferta y demanda de empleo». También es necesario mejorar la orientación, es decir, «atraer profesionales a un sector del agua que debe ser atractivo», y conectar el profesorado con los procesos operacionales. Por último, es imprescindible afrontar el reto de la formación profesional y el género para aprovechar la oportunidad que suponen las transformaciones formativas y «feminizar la profesión». Un problema que, aunque no está presente en la parte administrativa del sector, si lo está en su faceta más técnica: el 95% de los cargos con una educación equivalente a una FP media es hombre.
Casos prácticos
En el seminario también ha habido espacio para salir de la discusión teórica y poner sobre la mesa varios ejemplos de buenas prácticas de formación y desarrollo de capacidades en el sector del agua de diferentes países de Europa como Italia, Holanda o España. Casos que han sido presentados por Michele Falcone, director de Desarrollo Estratégico del transalpino Gruppo CAP, Bram Rosenbrand, asesor político de las Autoridades Holandesas del Agua, Pieter Hoekstra, gestor de programa del Centro de Artesanía Innovadora del Agua, y Mónica Pérez Clausen, directora académica de la Escuela del Agua.
Esta última ha explicado con detenimiento la apuesta de la empresa Agbar, líder del sector en España, por impulsar una estrategia de desarrollo integral de la FP para nuevos profesionales al mismo tiempo que trabaja en la acreditación de experiencias unida a la formación continua de profesionales en activo. “La formación para la ocupación está orientada a la mejora y actualización de las competencias”, ha apuntado Pérez Clausen, que ha puesto en valor el éxito del programa dual coordinado por la Escuela del Agua: de 22 estudiantes en 2012 se ha pasado a 133 en 2021.


En este sentido, la directora académica de esta entidad ha apuntado que Agbar participa en diferentes proyectos que tienen como objetivo definir nuevas competencias profesionales en el sector del agua en el marco del Pacto Verde Europeo y la agenda 2030, fomentando así el empleo verde y de calidad desde la formación. Una apuesta que es por tanto de presente, pero sobre todo de futuro y se alinea con algunas de las mejores prácticas europeas, como el holandés Centro de Artesanía Innovadora del Agua.
Su director de programas ha explicado que el enfoque de su centro está basado en “trabajar con actitud profesional: no aprendemos con libros de texto, sino con casos prácticos reales proporcionados por empresas reales”. Para Hoekstra, “cualquier enfoque actual de la FP debe garantizar que la educación profesional esté actualizada y preparada para el futuro, mejore las competencias de los profesionales y construya un puente entre los proveedores de educación y el sector del agua”.
“Todos tenemos su propia situación y desafíos, pero podemos inspirarnos mutuamente gracias al intercambio de conocimientos y al aprendizaje de los demás”, ha concluido, una premisa compartida por su compatriota Bram Rosenbrand. Este cree, además, que la cooperación entre sectores debe ser también primordial para “aprovechar las sinergias” existentes entre el sector del agua y el de la energía, la construcción o la agricultura.
