Han pasado cerca de cuatro décadas desde que Olga, siendo una niña, acudía a la Laguna de Batuco en Chile, a bañarse y compartir con su familia y amigos. Se trataba de un espacio recreativo muy visitado por los habitantes del sector, pues era una laguna de poca profundidad, muy segura para los niños y con muchas especies para avistar, en donde la vida se hacía algo más apacible en esos años.
Eran los años 80, tiempos de crisis económica en Chile, y en donde la Laguna de Batuco también era un lugar donde los vecinos y vecinas más apremiados encontraban comida para sus familias. “Lamentablemente, en ese tiempo no había una cultura muy arraigada en el cuidado del medio ambiente, entonces la gente veía la laguna como una fuente alimenticia, pescaban, sacaban huevos de aves, coipos, porque en el fondo necesitaban comer”, recuerda Olga.
Aún así, recalca que en esos años la Laguna de Batuco era más respetada que ahora, “porque como era muy abundante, se cuidaba y la gente nunca se hubiera atrevido a construir viviendas donde ahora sí las hay”, nos cuenta evidenciando una de las tantas amenazas que ha enfrentado esta laguna en los últimos años y que es el avance inmobiliario y la construcción de viviendas donde antes había agua.
Pero este relato da cuenta también de un pasado donde los efectos del cambio climático no eran evidentes, pues hoy la laguna también enfrenta diversas amenazas que se relacionan con esto, pero también con la acción del hombre. En general, en todo Chile y en el mundo hay un desconocimiento del valor y aporte de los humedales, en este caso, del Humedal de Batuco, el que actualmente está viviendo un cambio en su recuperación y relación con la comunidad, de la mano de la Fundación San Carlos.
Un humedal junto a la gran ciudad
La localidad de Batuco, que en mapudungún quiere decir “agua de la totora” (bambú), se ubica a 36 kms al norte de Santiago y su población es de alrededor 55 mil habitantes. Se trata de un poblado que surgió junto con la instalación de la estación del ferrocarril a Valparaíso (1860), lo que definió una parada en dicho lugar, la Estación Batuco, motivando, años después, la toma de terrenos aledaños a este lugar y la instalación de servicios básicos.
Sin embargo, el año 1990 la Estación Batuco cierra, empobreciendo aún más a la comunidad, la que a pesar de vivir en una localidad eminentemente industrial, donde existen cerca de 800 empresas, sigue siendo una de las más empobrecidas del país.
Es aquí donde se encuentra el Humedal de Batuco, un ecosistema único en la Región Metropolitana, de aproximadamente 15.000 hectáreas, y dentro del cual está la Laguna de Batuco, lugar donde se encuentran aproximadamente unas 135 especies de aves, que corresponden a un tercio de las descritas para todo Chile.


Lamentablemente, desde hace algunas décadas la laguna enfrenta serias amenazas en su conservación, producto de diversas acciones provocadas por el ser humano, como el drenaje para fines inmobiliarios e industriales, caza ilegal, recepción de desechos domiciliarios e industriales, construcción de diques, extracción de suelos y aguas subterráneas, entre otras.
Compra de terreno para restaurar
Todos estos factores provocaron una fuerte crisis al humedal, lo que motivó a la Fundación San Carlos a adquirir 300 hectáreas el año 2016, específicamente el espejo de agua de la Laguna de Batuco, con el objetivo de restaurar y conservar el lugar como un refugio para la biodiversidad y como una fuente de servicios ecosistémicos, contribuyendo además al desarrollo de la infancia y la calidad de vida de la comunidad, así como de la Región Metropolitana.
La Fundación San Carlos ha venido desarrollando en los últimos años un trabajo sostenido en el mejoramiento de los entornos de canales y ríos, especialmente a través del apoyo en infraestructura, como la construcción de parques y plazas, buscando desarrollar también en dichos lugares, lineamientos de trabajo en los ámbitos de prevención, infancia y comunidad.
Esto lo ha hecho a través de uno de sus tantos programas, “Saliendo Aprendo”, el cual permite que niños y niñas de sectores vulnerables visiten lugares naturales, a fin de que desarrollen herramientas socioemocionales, al relacionarse en un entorno natural con sus compañeros, su familia y docentes. Uno de estos lugares de visita es precisamente la Laguna de Batuco, de la cual la fundación fue testigo de su deterioro y amenazas, lo que finalmente fue el motor para adquirir el espejo de agua de ésta, con el objetivo de protegerla, restaurarla y conservarla, como un legado para los niños.
Riqueza en aves y fauna
Marcelo Sánchez, gerente general de Fundación San Carlos de Maipo, indica que “el proyecto busca potenciar el valor de la comuna de Batuco, generando oportunidades laborales y sociales a la comunidad, en una de las localidades con más pobreza de la Región Metropolitana. Para nosotros especial foco tiene la infancia local, donde la educación ambiental se constituye en un aprendizaje significativo que reduce los niveles de deserción escolar y abre oportunidades en su desarrollo positivo”.
La Laguna de Batuco se trata de un espacio único, tal como nos cuenta Mauricio Fabry, veterinario y asesor medioambiental de la Fundación San Carlos de Maipo. Relata que “una de cada tres especies descritas para Chile vive, nidifica o se alimenta en la Laguna de Batuco, así de importante es y también alberga abundancias muy importantes, por ejemplo, el 7% de la población mundial de un tipo de pato, que es el pato rinconero, se encuentra acá, o sea es un lugar que congrega mucha cantidad de aves y estamos hablando de aves acuáticas, principalmente, pero también hay aves que se llaman paseriformes del totoral, que son muy frecuentes, como el 7 colores, el trille, el trabajador y también aves rapaces que se alimentan de las aves que están allá abajo”.


“Nosotros construimos 400 metros de una pasarela que permite visitar la laguna sin afectar a las aves y ahí puedes ver cisnes de cuello negro, cisnes coscoroba, tagua chica, tagua de frente roja, varias especies de garzas, por ejemplo, la garza cuca que es de gran tamaño, pato cuchara, real, rinconero, colorado. Entonces, de las 135 especies hay unas 20 que se ven todos los días con mucha facilidad y eso a menos de 40 kilómetros del centro de Santiago, es algo único, no hay nada que albergue tantas aves en la Región Metropolitana como este lugar”, señala Fabry.
Pero no sólo se trata de conservar, proteger y preservar el lugar y a las especies que ahí vive, sino también que la gente, tanto de Batuco como de otros sectores de la región, lo conozcan, pues de esa manera se pueden articular más acciones para favorecer su conservación.
Integrando a la comunidad
Olga Parada recuerda con cariño su infancia jugando y bañándose en la Laguna de Batuco. Hoy, a más de cuatro décadas de vivir lo que ahora es un recuerdo, es asistente social y presidenta de ADOSA, la agrupación de organizaciones sociales activas de Batuco, la cual aglutina a todos los clubes deportivos, juntas de vecinos y otras fuerzas vivas del sector.
La agrupación nació precisamente hace varios años frente a la negativa de los batucanos ante la inminente instalación de un vertedero. Gracias a esa primera movilización, lograron su objetivo, pero de ahí en adelante han debido luchar siempre ante diversas amenazas que la localidad ha vivido.
Adosa ha sido testigo de iniciativas anteriores de rescate del humedal, que derivaron en la exclusión de los vecinos y, finalmente, en un negocio para sus dueños, por lo que la llegada de la Fundación San Carlos les generó también mucha desconfianza e inseguridad, la cual fue mermando gracias a la participación en las reuniones relativas al proyecto y a que la fundación tuvo claro que los batucanos son un ente valioso para el proyecto.
Mauricio Fabry es enfático en explicar que “todo lo que se ha trabajado en la Laguna de Batuco se ha hecho de manera participativa con la comunidad, pues en el plan de manejo participamos más de 85 personas de 35 organizaciones sociales o instituciones del lugar, lo cual ha favorecido un trabajo local”.
Sin embargo, la presencia de amenazas persiste y muchas veces se producen algunos conflictos ante esto. “El más común es la presencia de cazadores furtivos que acceden al lugar, pero también el tema del agua, ya que la laguna depende de una manera importante de aguas superficiales que provienen del Estero Sin Nombre, y que debería estar abastecida por una planta de tratamiento de aguas servidas que se llama la Cadellada, sin embargo esa agua aún no está llegando a la laguna, por lo tanto siempre estamos con gestiones respecto de poder hacer que el agua llegue y eso hace que esto sea un desafío diario”, nos cuenta Fabry.
Pero también destaca que la Laguna de Batuco “tiene un potencial de desarrollo enorme, no solamente desarrollo en términos de la conservación de lo que ahí tenemos, sino también es una potencia de desarrollo social, económico, para la localidad de Batuco, que es parte de la comuna de Lampa, la comuna más pobre que tenemos en la RM y una de las más pobres de Chile”.


En medio de esta pandemia el humedal se encuentra cerrado, pero en un período normal la Laguna de Batuco puede ser visitada entre los meses de marzo a diciembre, que es el período donde hay agua, ya que después disminuye el recurso e incluso se seca, si es que no llueve. Es ahí cuando se desarrollan visitas con colegios de la zona y también de toda la RM, los cuales son guiados por monitores ambientales que les permiten conocer las especies que ahí viven.
La presidenta de Adosa evalúa de manera positiva el trabajo que ha realizado la Fundación San Carlos, pero tiene también otros temores. “La fundación hace un trabajo serio, a largo plazo, la gente tiene que entender que esto no es a cinco años, sino a 30, 40 o quizás 50. El cambio climático también afecta, cómo llegan las aguas, pero también me da miedo que sigan vendiendo parcelas, porque las napas subterráneas se están secando, perdiendo agua y me da miedo que llegue un minuto en que la laguna se quede seca”.
“La gente tiene que aprender también a educar a sus hijos, en eso está la fundación, porque hubo otra generación que iba allá a beber, a mirar las estrellas, y espero de corazón que los niños de Batuco respeten la biodiversidad, que respeten el lugar donde están, porque las aves necesitan silencio, no es un lugar para ir a hacer fiesta, sino que tienen que cuidarlo”, enfatiza Olga.
El futuro de la Laguna de Batuco
En la laguna se han venido desarrollando diversos proyectos en paralelo al trabajo con la comunidad, como la construcción de infraestructura, para hacer que los visitantes tengan un espacio más cómodo para aprender, y también para frenar algunas amenazas, como el levantamiento de un cerco perimetral que detenga el ingreso de perros vagos que atacan a las especies, de cazadores y también de personas que acuden a botar basura en el lugar.
“En cuanto al plan de manejo se están realizando mediciones del caudal de agua, mediciones históricas de la laguna con imágenes satelitales, viendo también cómo ha ido cambiando la totora, que es una planta que se llama trófica y que está al medio de la laguna. También escribiendo los hallazgos arqueológicos que hay alrededor de la laguna, pues se han encontrado vestigios que al parecer son de dos períodos, de la cultura Aconcagua y también Inca”, nos cuenta el asesor medioambiental Mauricio Fabry.
“Hay una gran cantidad de material de arcilla, fue un lugar de residencia al parecer bastante importante y también estamos levantando esa información, para respetar lo que ahí ocurre y articularlo con los vecinos, para obviamente poder hacer una mejor protección del lugar”, complementa Fabry.
Pero la Fundación San Carlos también está desarrollando diversos proyectos con expertos nacionales e internacionales. “Esta laguna albergaba un anfibio chileno, la rana chilena, que es un dinosaurio, o sea es el único animal que conocemos que estuvo en la época cuando eran dinosaurios y resistió todas las explosiones que ha habido, pero ésta no la está resistiendo, me refiero a esta década y a los seres humanos. La Laguna de Batuco era un lugar importante para esta rana, y ya no la alberga por distintas razones, porque hay especies invasoras, porque hubo cacería pues la rana se comía, entonces estamos trabajando con algunos especialistas, para que nos hagan catastros históricos de la rana, a fin de ver cuál es el estado y si podemos reintroducirla en el lugar” comenta Fabry.


Pero actualmente, uno de los desafíos más grandes de la Fundación San Carlos es que el Humedal de Batuco sea declarado Santuario de la Naturaleza, por lo que hace unos días, la fundación ingresó el expediente al Ministerio de Medio Ambiente.
“Es un paso más en este objetivo, ya que permitirá el reconocimiento por parte del Estado de Chile de ser un área bajo protección oficial, permitiendo así activar herramientas de fiscalización, control y gestión para la protección de la Laguna de Batuco”, señala Raúl Perry, director social de Fundación San Carlos de Maipo.
Este expediente deberá ser analizado por el Ministerio del Medio Ambiente y por el Consejo de Monumentos Nacional, que en conjunto con la Fundación San Carlos de Maipo, elaborarán el decreto de declaratoria, que se espera pueda ser aprobada por el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad en los próximos meses.
“Hoy damos un paso clave para proteger uno de los humedales más relevantes de la zona central de Chile: después de más de dos años de trabajo con la Fundación San Carlos del Maipo, llevaremos prontamente al Consejo de Ministros para la Sustentabilidad la declaración como área protegida del Humedal Laguna de Batuco, que destaca por una gran biodiversidad y donde se registra la presencia de más de 140 especies de aves” indicó la ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt.
De esta manera, la fundación espera cerrar de manera positiva este 2020 con la noticia del nombramiento del Humedal de Batuco como Santuario de la Naturaleza, lo que constituye un tremendo respaldo al trabajo que han venido desarrollando en el lugar, en materia de conservación medioambiental, pero sobre todo con la comunidad de Batuco, quienes confían en ellos y en su proyecto.
“La gente ve el bienestar individual, por sobre el colectivo, y tiene que ser al revés, porque es la única forma de crecer, pero no estamos hablando de crecer como Batuco, sino de cómo sobrevivimos a las amenazas. Ahora tenemos un aliado, sí, para mí la gente de la fundación es un aliado”, finaliza Olga Parada, presidenta de Adosa.
Conoce el Humedal de Batuco y la laguna revisando el siguiente video:
