Un nuevo informe de Naciones Unidas analiza la importancia de las infraestructuras para la acción climática y revela que el agua acaparará más de la mitad de toda la inversión futura en adaptación, más que todos los demás sectores combinados



Las infraestructuras son las estructuras físicas y organizativas que permiten el funcionamiento de las sociedades en los lugares donde se ubican, posibilitando el avance humano y mejorando la calidad de vida de la población. Ante el mayor reto al que se enfrenta la humanidad, la mitigación del cambio climático y la adaptación a sus efectos extremos, las infraestructuras desempeñan un papel fundamental en el desarrollo compatible con el clima. Sin embargo, su importancia a menudo se pasa por alto en la acción climática mundial.
Para poner en valor este aspecto, la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Universidad de Oxford acaban de publicar, de cara a la próxima Conferencia sobre Cambio Climático (COP26), el informe Infraestructura para la acción climática. El documento reclama un cambio radical en la forma en que los gobiernos planifican, entregan y administran la infraestructura, enfatizando su papel en la mitigación y la adaptación.
La investigación analiza en detalle la influencia de la infraestructura en la acción climática en los sectores del agua, la energía, el transporte, los residuos, la edificación y la digitalización. Los hallazgos destacan que la infraestructura es responsable del 79% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero, así como del 88% de todos los costes de adaptación y, por lo tanto, el sector es de vital importancia para lograr el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.


“A medida que buscamos cerrar la brecha de infraestructura y mejorar la calidad de vida de las personas en todas partes, es fundamental que invirtamos en infraestructura sostenible que se adapte a las futuras condiciones climáticas inciertas, contribuya a la descarbonización de la economía, proteja la biodiversidad y minimice la contaminación. La infraestructura sostenible es la única forma en que podemos garantizar que las personas, la naturaleza y el medio ambiente prosperen juntos”, dijo Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA, en la presentación del informe.
Agua, el centro de la adaptación
El informe revela que el sector del agua será el que necesitará más inversión. Concretamente el agua acaparará el 54% de todos los costes de adaptación futuros, más que todos los demás sectores combinados. Estos costes se originarán por la multiplicación de los eventos extremos, ante los que será necesario invertir decididamente en resiliencia para reducir los riesgos ante inundaciones, aumento del nivel del mar, eventos de marejadas ciclónicas, riesgos de sequía y desertificación y otros impactos climáticos.
Esta apuesta clara por el agua se llevará hasta 2050 44 billones de los 81,6 billones de dólares que serán necesarios invertir en materia de infraestructuras. En contraposición con este peso mayoritario en adaptación, en lo que respecta a mitigación, las infraestructuras relacionadas con el agua solo producen un 5% del total mundial de emisiones.


El informe señala que mientras que las infraestructuras de protección tradicional -diques, por ejemplo- jugarán un papel importante en la reducción de riesgos, las soluciones basadas en la naturaleza -tales como reforestación y recuperación de manglares y humedales- representan una alternativa eficaz y eficiente en el uso de recursos que ofrece una multitud de beneficios colaterales, incluido el secuestro de carbono y la mejora de hábitats.
En cuanto a mitigación desde el sector del agua, el informe señala que las emisiones de gases de efecto invernadero en este ámbito están vinculadas a los requisitos energéticos para la construcción y la operación de los sistemas extracción, potabilización, abastecimiento y depuración del ciclo urbano del agua. Por ello, es necesario avanzar en la modernización de estas infraestructuras hídricas para que sean autosuficientes energéticamente, además de integrar los principios de economía circular para aprovechar todos los subproductos (biocombustibles, fertilizantes, fangos, arenas…) que se obtienen en los procesos.
Para todo ello, el informe señala dos claves para conseguir el éxito de las infraestructuras relacionadas con el agua. En primer lugar la tecnología y la digitalización. Solo a través de soluciones innovadoras, tanto en materiales, como en procesos, pasando por la obtención y gestión de datos que permitan estrategias certeras, se podrá obtener una infraestructura que responda a las necesidades reales de adaptación que requiere el planeta.
En segundo lugar, Naciones Unidas destaca las alianzas entre el sector público y el sector privado como medio imprescindible para lograr el éxito. «El compromiso del sector privado ayuda a mejorar los sistemas hídricos, la eficiencia operativa, la calidad del servicio y la resiliencia a largo plazo», concluye el informe.