La innovación hídrica es clave para la salud global - EL ÁGORA DIARIO

La innovación hídrica es clave para la salud global

El papel clave que ha jugado y debe jugar el sector del agua urbana en la salud global ha quedado patente este miércoles en un panel de expertos celebrado en la Barcelona New Economy Week (BNEW), donde también se ha puesto el foco en la necesidad de invertir en innovación


La medicina y la salud global avanzan en consonancia con la ciencia y la tecnología. El tratamiento de muchas enfermedades está evolucionando, debido a los grandes avances tecnológicos en salud, que han mejorado la calidad de vida de los pacientes con avances ambientales, revirtiendo enfermedades o descubriendo un tratamiento eficaz para ellas. Pero toda investigación científica en el ámbito sanitario que se apoya en tecnologías punta no están solo relacionados con la farmacia y la medicina, sino que también tiene en muchos casos importantes conexiones con los alimentos que consumimos y, sobre todo, el agua que bebemos. Así se ha puesto de manifiesto este miércoles en el panel dedicado a ciencia, salud y tecnología de la Barcelona New Economy Week (BNEW), en el que han participado expertos de diferentes áreas relacionadas con la salud.

El hecho de que nuestra salud depende en gran medida del agua que bebemos ha quedado claro desde el primer minuto de la ponencia. «Cuando cuantificamos la salud y sus impactos, tenemos que tener claros los números. El 80% de los beneficios de salud viene del agua, de las alcantarillas, de la alimentación y de las vacunas, el resto es lo que hacemos en los hospitales», ha explicado Pablo Villoslada, profesor asociado en la Universidad de Stanford (EEUU). Un guante que ha recogido de manera inmediata la directora de Crecimiento y Soluciones de Cetaqua, Marina Arnaldós, que ha recordado que «la implantación del saneamiento y tratamiento de aguas en las grandes ciudades ha sido una de las grandes revoluciones de la salud pública en el siglo XX».

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Captura de pantalla del panel sobre innovación y salud celebrado este miércoles en BNEW.

Pero la contribución del sector urbano del agua a la salud pública no se ha quedado aquí. Durante la pandemia, el agua sin tratar que llega a las plantas depuradoras se ha convertido en un testigo silencioso de la evolución de la incidencia de coronavirus, permitiendo a las autoridades una anticipación con respecto a los metodos más clasicos de control epidemiológico, gracias al programa COVID-19 City Sentinel. «Una empresa de servicios como Agbar puede ofrecer muchas cosas a nivel de salud pública. Hemos sido pioneros a nivel internacional en el establecimiento de una red de vigilancia epidemiologica contra la covid-19″, ha apuntado Arnaldós, que asegura que aunque la investigación en este campo que no es nueva para la empresa, todavía no se había desplegado de una manera tan amplia y efectiva hasta que llego la pandemia.

Además, la experiencia adquirida gracias a la monitorización del coronavirus puede extraerse y aplicarse a otros ámbitos en los que el sector del agua puede tener mucho que decir. «En el ámbito de la calidad del aire, por ejemplo, que supone un problema de salud pública enorme para las ciudades, hemos desarrollado un portafolio de soluciones, con opciones tecnológicas que permiten no solo analizar el aire sino incluso tratarlo«, ha resaltado la directora de Cetaqua. Otro ámbito es la renaturalización de las ciudades, un desarrollo puesto en marcha en cada vez más centros de depuración urbana que no solo ofrece servicios ecosistémicos, sino que también ayuda a la divulgación ambiental y, sobre todo, mejora la salud física y mental de las personas, como ha demostrado el programa BiObserva. 

Mejorar la inversión

En cualquier caso, y más allá del valor que tiene el agua para la salud global, los intervinientes en la ponencia han discutido también sobre la actual situación general de la investigación e innovación en España, coincidiendo todos los ponentes en la necesidad que tiene el país de hacer una apuesta más decidida por la ciencia y aumentar la inversión. «Todo se basa en investigación, ciencia e innovación. Por lo tanto, es fundamental que esto se entienda y se fomente. Si queremos mejorar en la salud de nuestros pacientes, tenemos que reforzar nuestra inversión en investigación científica», ha asegurado Joan Seoane, profesor e investigador del Instituto Catalán para la Investigación y los Estudios Avanzados (ICREA), que considera que la sede de BNEW, Barcelona, «tiene todos los ingredientes necesarios» para ser una potencia en diversos ámbitos de la nueva economía.

«Estamos viendo muchos cambios en los últimos años, estamos viendo inversión extranjera que acude a las empresas que se están creando ahora en Cataluña porque ven que estamos creando un ecosistema competitivo», ha expuesto por su parte María Terrades, CEO del Parc Científic de Barcelona. Porque, para mejorar en innovación científica y tecnológica que permita aumentar la calidad de la salud global, «necesitamos unos laboratorios de un nivel técnico elevadísimo, con servicios que acompañen», ha asegurado, pero también apoyo institucional y normativo.

«Tenemos que ser capaces de transformar el conocimiento científico en algo que genere valor económico y valor social, sobre todo en un campo de la salud global que es más necesario que nunca», ha asegurado Melqui Calzado, secretario general de CataloniaBio & HealthTech, una asociación patronal que reúne a las principales compañías de biotecnología y salud de la región. Pero, para ello, es importante que haya también un cambio cultura. «Tenemos un nivel científico bastante elevado en España, sobre todo en el campo biomédico, pero no sabemos trasladarlo a la realidad. Falta cultura de emprendedor, la gente es reacia a tomar riesgos, pero también necesitamos un acompañamiento a nivel de producción», ha apuntado Seoane.

En este sentido, los ponentes han coincidido en que lo importante es el talento, que no solo debe formarse en España sino también importarse de otros países, pero todos han apuntado también que hay que insistir más en un perfil que aún es difícil de encontrar en nuestro país: el profesional que sabe hablar al mismo tiempo con el científico y con el hombre de negocios. «Necesitamos perfiles que sean capaces de cambiar los registros, que vean lo que hay que fuera a nivel científico y sean capaces de cogerlo y convertirlo en algo productivo, que sirva para mejorar los servicios», ha comentado Arnaldós.



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