En el Diálogo sobre el Futuro del Agua celebrado en Alicante se puso de manifiesto el gran reto que supone el cambio climático para la gestión del agua, pero también la oportunidad que supone para un futuro sostenible. Para ello es esencial reforzar la gobernanza y las alianzas y apostar por la innovación, la digitalización y las inversiones necesarias, tanto en infraestructuras verdes como en soluciones basadas en la naturaleza



La España 2050 dispondrá de menos agua. ¿Cómo convertir ese desafío en una oportunidad? Esta era la pregunta que enmarcaba el debate de la primera mesa Diálogo sobre el Futuro del Agua, un gran encuentro sectorial impulsado por el Gobierno de España y las instituciones europeas para dialogar sobre la gestión de los recursos hídricos en nuestro país en un contexto de cambio climático.
Participaron en la misma la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera; Estanislao Arana, director académico del Foro de la Economía del Agua; Elisa Vargas, policy officer de la Unidad de Agua Limpia de la Comisión Europea y Amelia Pérez Zabaleta, decana del Colegio de Economistas de Madrid y titular de la Cátedra de Agua de la UNED.
Debido a nuestra latitud y geografía, en España el agua nunca ha sido abundante ni previsible. Tenemos un clima especialmente difícil que siempre nos ha hecho mirar al cielo. Las previsiones del cambio climático auguran que este carácter se reforzará en las próximas décadas. Tendremos más fenómenos extremos, como inundaciones y sequías, y al mismo tiempo, sentiremos una caída general del recurso disponible. Se estima, de hecho, que para 2050 habrá 27 millones de personas viviendo en zonas en estrés hídrico en nuestro país.
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Esto era justo lo que destacaba, la vicepresidenta Teresa Ribera en su intervención inicial en la mesa: “El desafío es grande, pero también los son las fortalezas y palancas que tenemos a nuestra disposición. Hay una tradición espectacular de gestión integrada de agua y de cuencas y también una valoración social muy significativa del valor del agua. Además, hay una gran capacidad tecnológica que se ha ido fraguando durante décadas a veces con innovaciones históricas”.
En opinión de la ministra, “tenemos que dar el salto definitivo a la economía circular del agua” y, en ese sentido, afirmaba: “Estamos en un momento en el que contamos con la oportunidad tanto en ciclo regulatorio como en ciclo de inversión, con la demanda social y la convicción y complicidad de las instituciones para hacer frente a los desafíos del cambio climático en relación con el agua y reducir su impacto”.
Para ello, cree la titular de Medio Ambiente, hay elementos clave. El primero de ellos, modernizar la gobernanza y hacerlo “con una mayor participación” y aprovechando un mejor conocimiento del recurso, “gracias a la digitalización y a las nuevas tecnologías”, que permiten entender mucho mejor dónde y cómo se consume y qué márgenes de mejora existen.
Además, opina Ribera, para garantizar la seguridad hídrica y potenciar la adaptación del agua al cambio climático hay que apostar por las soluciones basadas en la naturaleza, y entender al medio ambiente como un aliado para reducir los impactos de eventos extremos y también ayudar a abordar el reto de la calidad y la contaminación difusa.
El momento de una transición hídrica
Parece ser el momento de la una transición hídrica que tiene la adaptación al cambio climático como motor. Lo defendía en su exposición Elisa Vargas, policy officer de la Unidad de Agua Limpia de la Comisión Europea.
“El cambio climático es una realidad está afectando a todo el ciclo del agua y somos conscientes de que cada vez los episodios de escasez de agua y de sequías son más intensos y más frecuentes. Pero por otro lado estamos viendo que esto no es solo un problema del sur de Europa o España. Está afectando a toda la Unión Europea”, afirmaba Vargas.
Por eso, las instituciones europeas «han puesto en el centro político la lucha contra el cambio climático apoyado por una transición verde y digital», afirmaba Vargas.
«Tenemos el Pacto Verde Europeo; tenemos una legislación ambiental muy robusta y ofrecemos a los estados miembro apoyo financiero y técnico», señalaba la policy officer de la Comisión Europea. Además, subrayaba en su exposición la importancia de la participación multisectorial y ciudadana y las alianzas.
Este punto era precisamente el que destacaba Estanislao Arana, director académico del Foro de la Economía del Agua, durante su intervención: «En el agua tenemos un compromiso. Debemos tejer alianzas entre todos. Debemos huir de extremos, de enfrentamientos políticos, quitar visceralidad y buscar conocimiento y datos objetivos. Porque esas alianzas no son exclusivas para nuestra generación, son para las generaciones futuras. Se está configurando una especie de derecho humano al futuro y parte de un deber de las generaciones presentes».
Además de las alianzas, sin duda, son necesarias las inversiones. En ese sentido, Amelia Pérez Zabaleta defendía la necesidad de movilizar fondos. En su opinión, investigación y desarrollo e inversiones son un trío esencial para el progreso. Y este último punto, el de la inversión, es necesario para que pueda haber innovación y desarrollo.
«Hay que incidir en la inversión en renovación de infraestructuras. Tenemos un patrimonio en cuanto a infraestructuras hídricas pero ese parque debe renovarse y se deben hacer esfuerzos por parte de la administración», para subsanar el déficit inversor de años pasados y hacer nuevos esfuerzos de adaptación, defendía la decana del Colegio de Economistas de Madrid.
En ese sentido, apostillaba Estanislao Arana, las inversiones pueden tener como palanca la colaboración público-privada y la disposición de las empresas a cooperar con las administraciones para poder llevar a cabo lo antes posible la apuesta necesaria para adaptarse al cambio climático.
«Tenemos razones para ser optimistas. En otras dimensiones del cambio climático no tenemos soluciones autónomas como país, por la dependencia un contexto internacional, como es el caso de la energía. Sin embargo en el agua sí tenemos la capacidad y la tecnología para resolver por nosotros mismos», afirma Estanislao Arana.
En referencia al trabajo por hacer, el director académico del Foro de la Economía del Agua afirmaba: «En nuestro país nos debemos sentir orgullosos de una tradición histórica de gobernanza del agua y de adelantos. La unidad de cuenca y la unidad de gestión son principios que nacen o crecen en nuestro país, y las confederaciones hidrográficas tienen 150 años de historia y han cumplido su papel importante. Tenemos empresas que son líderes mundiales a nivel de gestión del agua y contamos con unas administraciones que demuestran una capacidad de regulación realmente importante. Eso son palancas que debemos seguir utilizando y que nos deben ayudar en el futuro».
