Las islas del Pacífico rechazan el vertido de Fukushima

Las islas del Pacífico rechazan el vertido de Fukushima

Varias islas del Pacífico, especialmente las Marianas del Norte, piden a Japón que no siga adelante con su plan de verter las aguas residuales de Fukushima en el mar y reconsidere seguir almacenándolas, alegando posibles problemas ambientales y de salud


Las islas del Pacífico no quieren que el agua de Fukushima acabe en su océano. Aunque el Gobierno japonés decidió el año pasado que a partir de 2023 descargaría más de un millón de toneladas de agua contaminada de la planta nuclear, después de diferentes etapas de tratamiento y dilución, varios Gobiernos y organizaciones regionales de la zona están pidiendo a los nipones que reconsideren su postura, aludiendo al principio de precaución y los posibles problemas ambientales y de salud que pudieran causar. Sin embargo, la postura nipona, que cuenta con la supervisión del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y es apoyada por grandes potencias como Estados Unidos, parece inamovible.

A pesar de este apoyo estadounidense, es precisamente un territorio asociado a este país, las Islas Marianas del Norte, las que se han mostrado más contrarias al vertido. Y es que, con una población de aproximadamente 51.600 personas, este archipiélago se encuentra a solo 2.500 km (1.553 millas) al sureste de Japón y sus líderes consideran la táctica nipona como «inaceptable».

«La expectativa es que la aprobación de la gestión no ocurra hasta 2023. Hay tiempo para revocar esta decisión«, asegura Sheila Babauta, miembro de la Cámara de Representantes de las Islas Marianas del Norte, al medio internacional Al Jazeera. “Hay alternativas para el almacenamiento de desechos nucleares de Japón, incluida la única opción aceptable, el almacenamiento a largo plazo y el procesamiento utilizando la mejor tecnología disponible», apunta, recordando que su Gobierno adoptó en diciembre una resolución conjunta que se opone a la decisión de cualquier nación de eliminar los desechos nucleares en el Océano Pacífico.

Eso sí, las Islas Marianas no están solas en su postura. El plan de Japón se ha encontrado con la oposición vocal de muchos países vecinos, incluidos China, Corea del Sur y Taiwán, pero especialmente de los países de las Islas del Pacífico, que están luchando contra la decisión desde el Foro de las Islas del Pacífico, la organización intergubernamental más importante de la región. «La amenaza de la contaminación nuclear sigue siendo motivo de gran preocupación para la salud y la seguridad de nuestro continente del Pacífico Azul», ha asegurado su presidente y primer ministro de las Islas Cook, Henry Puna.

En la memoria de los isleños están las diferentes pruebas de armas nucleares que EEUU, el Reino Unido y Francia realizaron a partir de la década de 1940 hasta finales del siglo pasado en diferentes archipiélagos de la región, que genera una oposición acalorada entre los isleños a cualquier actividad relacionada con la energía nuclear en sus territorios. Y es que la contaminación radiactiva de más de 300 pruebas nucleares atmosféricas y submarinas volvió inhabitables muchos lugares, especialmente en la República de las Islas Marshall y la Polinesia Francesa, y provocó trastornos de salud irreversibles a largo plazo en las comunidades afectadas.

Corea del Sur, también en contra

Los estados isleños del Pacífico no son en cualquier caso los únicos que están maniobrando contra la decisión de Japón. El presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, que se encuentra en el último año de su mandato y tiene unos índices de aprobación especialmente bajos tras la reciente derrota electoral de su partido, se ha pronunciado enérgicamente contra la decisión de Tokio y ha pedido a su administración que busque medios legales para bloquear la descarga de las aguas residuales radiactivas en el océano.

A pesar de esto, los gobernadores de la isla de Jeju y la provincia de Gyeongsang, así como los alcaldes de las principales ciudades y las empresas de la industria pesquera, están pidiendo al gobierno nacional de Corea del Sur que actúe con mayor urgencia. «Nuestra industria está en camino de sufrir daños devastadores, aunque solo sea por las preocupaciones de la gente sobre una posible contaminación radiactiva de los productos marinos», aseguró una coalición de 25 organizaciones pesqueras coreanas en una protesta por escrito a la embajada japonesa el mes pasado.

Los tanques repletos de agua contaminada en las inmediaciones de la central de Fukushima | Foto: EFE, KIMIMASA MAYAMA

En cualquier caso, el plan parece que por ahora seguirá adelante. Japón ha argumentado que la liberación del agua es necesaria para seguir adelante con el complejo desmantelamiento de la planta y asegura que un agua filtrada de manera similar se libera rutinariamente de las plantas nucleares de todo el mundo. De hecho, el agua se verterá en teoría con el isótopo radiactivo diluido a una séptima parte de la cifra establecida por las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el agua potable, por lo que debería ser totalmente segura.

Japón estuvo de hecho años deliberando sobre esta controvertida medida, que está principalmente destinada a resolver el problema de la acumulación de agua radiactiva en las instalaciones de Fukushima, una de las cuestiones más acuciantes dentro de su desmantelamiento. El líquido es tratado con un sistema de procesamiento que elimina la mayoría de los materiales radiactivos considerados peligrosos, a excepción del tritio, un isótopo presente en la naturaleza, aunque en baja concentración.



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