La falta de capacidad técnica y de recursos económicos impide a las poblaciones de menos de 2.000 habitantes acometer las infraestructuras necesarias para cumplir con las obligaciones de la Directiva Marco del Agua



Hace justamente un año, el Tribunal de Justicia de la UE impuso una multa millonaria a España por incumplir la correcta depuración de sus aguas residuales y el retraso acumulado en atender las obligaciones de tratamiento de las aguas residuales de nueve aglomeraciones urbanas de más de 15.000 habitantes.
La mayor parte de los municipios que han incumplido las normas europeas son de Andalucía. No se incluye ningún municipio de Cataluña
El número de incumplimientos sigue multiplicándose a medida que escalamos a municipios más pequeños en los que la falta de capacidad técnica y de recursos económicos les impiden acometer las infraestructuras necesarias para cumplir lo que hace ya 20 años fijó la Directiva Marco del Agua.
En este contexto y con el inicio de la nueva legislatura se espera la pronta aprobación del Plan Nacional de Depuración, Saneamiento, Eficiencia, Ahorro y Reutilización (Plan DSEAR) con el fin de asegurar la correcta depuración de las aguas residuales en unas 500 aglomeraciones españolas con más de 2.000 habitantes.
El Plan prestará especial atención al aprovechamiento del potencial de tratamiento de las aguas residuales para avanzar en economía circular, eficiencia energética y en materia de generación de energía, favoreciendo también la reutilización.
El Plan Nacional de Depuración Saneamiento, Eficiencia, Ahorro y Reutilización recoge 3.500 medidas y cuenta con 10.000 millones de euros en los próximos 18 años
Muchas de estas pequeñas poblaciones sin tratamiento adecuado se localizan en territorios de alto valor ecológico y, por tanto, protegidos desde el punto de vista medioambiental y la realidad es que, en términos generales, los pequeños municipios carecen de capacidad técnica y económica para hacer frente a las mismas.
Durante la Jornada sobre el “Saneamiento y Depuración en Pequeños Municipios. La asignatura pendiente del tratamiento de las aguas residuales urbanas”, organizada recientemente por la Asociación para la Defensa de la Calidad de las Aguas, Adecagua, su presidente, Manuel Suárez, concluyó que queda mucho trabajo por hacer. En este sentido, destacó la necesidad de poder cubrir los costes y propiciar los trabajos integrados, es decir, las gestiones supramunicipales, como buen modelo de gobernanza.
Necesidades territoriales
En la Cuenca del Tajo un 98% de la carga orgánica recibe tratamiento de depuración. Por el contrario, un 50% de los municipios carecen de tratamiento.
En Cataluña, el director de l’Àrea de Sanejament, Josep Maria Obis, expuso que actualmente la Agencia Catalana del Agua ha planificado para el 2022 un total de 1.121 depuradoras nuevas para las aglomeraciones urbanas de menos de 2000 habitantes.
En Castilla la Mancha, según Antonio Luengo, director-gerente de la Agencia del Agua, se debe afrontar la necesidad de unos 1.300 nuevos sistemas de saneamiento para aglomeraciones urbanas de menos de 1.000 habitantes, que se extienden en una amplia superficie de territorio con una orografía complicada.
Por su parte, Fernando Morcillo, presidente de la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento, recalcó la importancia de saber cómo hacer que el agua interese a todos los ciudadanos, para poder hacer frente a los costes reales del tratamiento de las aguas residuales de todos los municipios, sin excepción.
Actualmente, el coste per cápita en España está bastante por debajo del real y bastante por debajo de otras necesidades básicas, situándose en el 71% respecto al europeo medio, frente al 128% en electricidad.
La depuración consiste en retirar de las aguas residuales los contaminantes que ha recibido durante su uso, hasta dejarla en un estado adecuado para su retorno al ciclo natural del agua, cumpliendo todas las garantías medioambientales exigibles.
El vertido de las aguas con estos contaminantes causa importantes efectos negativos:
• Aparición de fangos y flotantes, lo que puede provocar impacto visual, malos olores y degradación de los lechos de los ríos.
• Disminución del contenido de oxígeno de las aguas por degradación de la materia orgánica, perjudicando a la flora y la fauna propia de los ecosistemas acuáticos.
• Aporte excesivo de nutrientes, principalmente nitrógeno y fósforo, que provocan crecimiento excesivo de algas y otras plantas (eutrofización).
• Fomento de la propagación de organismos patógenos, que pueden causar daños a la salud al transmitir enfermedades.
• Dificulta la posterior aplicación del agua para otros usos, comprometiendo el uso racional y sostenible de un recurso limitado.
