La infraestructura del agua en EEUU hace años que está en precario

La infraestructura del agua en EEUU hace años que está en precario

La infraestructura del agua en EEUU hace años que está en precario

La obsolescencia y el déficit de gestión de las infraestructuras del ciclo urbano del agua provocan decenas de miles de averías cada año en EEUU. La red, construida en buena parte hace un siglo, llega al final de su vida útil. Hacen falta inversiones millonarias para renovar el sistema. Los expertos consideran que la colaboración pública-privada ayudaría a movilizar los recursos necesarios


Argemino Barro | Especial para El Ágora
Nueva York | 26 mayo, 2020


Sucedió en plena pandemia. Las fuertes lluvias desbordaron las presas de Sandford y Edenville, en Michigan. Más de 10.000 personas fueron evacuadas. La gobernadora, Gretchen Whitmer, decretó un estado de emergencia encima de otro: a medida que los afectados por las inundaciones llegaban a los albergues, iban siendo examinados para evitar brotes de Covid-19.

Quizás el incidente ponga el foco en un sector con urgente necesidad de ser renovado. Según los expertos del gremio, las infraestructuras hídricas solo se aprecian cuando estallan, se inundan o ya no pueden abastecer a la población. En época de estabilidad, continúan bajo tierra o en las entrañas de los edificios, invisibles. Alejadas del radar de los gobiernos y de la opinión pública.

“Solo una crisis seria que pueda dejar a la gente sin acceso a agua corriente sería capaz de liberar los recursos financieros necesarios para llevar la infraestructura del agua al siglo XXI”, escribe David Sedlak (1), codirector del Berkeley Water Center, en California.

La logística del agua avanza a golpe de calamidades. El cólera y las fiebres tifoideas motivaron las primeras redes de cañerías, que muchas veces consistían en troncos huecos y pozos donde se mezclaban el agua y las aguas fecales. La contaminación de ríos y lagos trajo la cloración y el éxodo rural las presas y las plantas potabilizadoras.

Solo cambiar el sistema de cañerías de Estados Unidos, puede costar  un billón de dólares en los próximos 25 años
Ahora, el desafío para EEUU es renovar unas infraestructuras cuya vida útil está llegando a su fin. Las tuberías de hierro forjado instaladas a finales del siglo XIX tienen una utilidad de 120 años, las tuberías que fueron instaladas a principios del siglo XX, de unos 100 años, y aquellas que fueron colocadas después de la Segunda Guerra Mundial durarán en total unos 75 años, como dice un informe de la American Water Works Association (AWWA). Las tres remesas de construcción se están volviendo obsoletas al mismo tiempo, generando una media de 240.000 roturas de cañerías al año en todo el país, además de incidentes en presas y en sistemas de drenaje.

Modernizar infraestructuras

“Un factor clave de una infraestructura que falla repetidamente, como los sistemas de drenaje de aguas pluviales y residuales, es que una gran parte de ella fue construida hace más de un siglo y medio y diseñada para lidiar con un clima menos extremo que el que experimentamos hoy”, explica por correo electrónico Forbes Tompkins, gestor del Pew Charitable Trusts, un think tank de políticas públicas. “A medida que modernizamos las infraestructuras, su durabilidad, fiabilidad y rentabilidad pueden ser mejoradas, a la hora de decidir cuándo y cómo construir, incorporando factores como el riesgo de futuras inundaciones”, añade.

ETAP
Una planta de tratamiento de agua.

AWWA calcula que, solo cambiar el sistema de cañerías de Estados Unidos, puede costar  un billón de dólares en los próximos 25 años. Las necesidades son múltiples y variadas en este país-continente, donde la geografía, los recursos y las prioridades de cada uno de los 50 estados pueden diferir en gran medida.

“Se cree que los costes de reparación son más altos en el Noreste y el Medio Oeste, mientras que los costes de ampliación son mayores en el Sur y el Oeste”, dice a este diario Greg Kail, director de Comunicación de AWWA. “No estoy seguro que podamos decir fácilmente cuáles son las necesidades más urgentes: varían por comunidad. Sin embargo, podemos decir que lo que se necesita en todas partes es el reconocimiento por parte de quienes pagan y toman decisiones de que el servicio del agua es esencial para la salud pública, nuestra seguridad económica, la protección contra incendios y nuestra calidad de vida”.

Más colaboración privada

La infraestructura hídrica de EEUU, que desde hace una década recibe suspensos por parte de la American Society of Civil Engineers, está muy descentralizada. En la actualidad hay más de 70.000 sistemas de abastecimiento y 16.000 plantas de aguas residuales domésticas, financiadas casi en su totalidad por los préstamos del Gobierno federal a las autoridades locales. Dice RAND Corporation que la inversión privada en las infraestructuras de transporte y de agua solo representa un 1%.

“Los billones de dólares en inversiones estimadas para mejorar la infraestructura nacional, hídrica o de otro tipo, desde su estado pobre y deteriorado, es demasiado grande como para que lo solucione un solo sector”, declara Forbes Tompkins. “Todos los niveles del Gobierno y del sector privado tienen un rol importante que jugar”.

El Bipartisan Policy Center sugiere atraer capital privado en los casos donde las autoridades municipales no puedan costear la ampliación o rehabilitación de las infraestructuras. El mecanismo sería una participación público-privado, o P3, donde el dinero de un consorcio cubriría las necesidades más inmediatas, obtendría la gestión y luego sería reembolsado con intereses o a través del cobro del servicio.

Un estudio de AWWA identifica las posibles ventajas y desventajas de los P3. Entre las primeras está el acceso a más financiación, la transferencia de riesgo a entidades privadas y el incentivo de la modernización para mejorar el servicio y ahorrar costes. Entre las desventajas, la resistencia municipal a entregar activos estratégicos a terceras entidades y la falta de experiencia privada en las redes de abastacimiento de agua de Estados Unidas, a diferencia, por ejemplo, de las de Canadá, Reino Unido o España, donde las empresas privadas han desarrollado soluciones tecnológicas e innovación en la gestión.

Dada la diversidad de problemas y prioridades a lo largo del país, los expertos consultados para este artículo prefieren no abrazar una única fórmula mágica. “AWWA no opina sobre si los P3 son buenos o malos para el sector”, dice Greg Kail. “Dejamos que cada servicio lo determine según sus circunstancias particulares”.



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