La erupción en el volcán de La Palma ha obligado a evacuar a 5.000 personas y ya afecta a cerca de un centenar de viviendas. Aunque no se teme por la vida de nadie, el Gobierno local avisa de que los daños económicos serán graves y teme por la salud de acuíferos y cultivos



La Palma se ha convertido en pocas horas en un auténtico magma de lava y fuego. Después de más de 25.000 pequeños seísmos que no han dejado de sacudir esta isla canaria durante ocho días, elevándola casi 15 centímetros, este domingo por la tarde se ha producido la erupción del volcán de Cumbre Vieja. Esta es la octava vez que ocurre un evento de esta magnitud en La Palma y la primera en cinco décadas, ya que la última erupción registrada fue la del volcán de Teneguía en 1971, una actividad subterránea de larga data que ha ayudado a que las autoridades de la isla estuvieran preparadas para un caso así y no se tema por la vida de nadie. Aún así, los servicios de emergencia no han detenido su actividad durante toda la noche en el marco de un dispositivo de seguridad que trabaja para poner a salvo a más de 5.000 vecinos, aunque se espera que la verdadera factura de la erupción se conozca cuando pase y haya que cuantificar los daños económicos, hídricos y ambientales.
Eso sí, la situación en la zona de La Palma afectada por el volcán «es desoladora». «Una colada de lava con una altura media de seis metros se come literalmente viviendas, infraestructuras, cultivos que va encontrando a su camino hacia la costa del valle de Aridane», ha explicado el presidente del Cabildo, Mariano Hernández Zapata, que ha confirmado que no hay víctimas que lamentar en esta erupción, algo por lo que ha felicitado a los organismos científicos presentes en la isla, Instituto Geográfico Nacional, Involcán, CSIC y universidades, porque predijeron la situación con casi una semana de antelación y dieron a las autoridades un punto de inicio probable que solo distaba 300 metros del lugar donde estalló finalmente el volcán.
En concreto, la lava se abrió paso hacia la superficie en el municipio de El Paso, uno de los cuatro que estaban en alerta por riesgo volcánico desde el lunes pasado, en una zona escarpada de pinares conocida como Cabeza de Vaca, sin viviendas en su círculo más próximo. «La seguridad de las personas está garantizada», ha corroborado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que se ha despalzado a La Palma para asistir a la reunión del comité director del Plan de Protección ante Riesgo Volcánico de Canarias (Pevolca), junto al jefe del Ejecutivo canario, Ángel Víctor Torres, y coordinar la evacuación de, en estos momentos, más de 5.000 vecinos.


En estos momentos, el volcán de Cumbre Vieja cuenta con ocho bocas de lava y dos fisuras alineadas en dirección norte-sur y separadas entre sí unos 200 metros, con varios puntos de emisión de fuentes de piroclastos y coladas de lava, que han arrasado ya en torno a un centenar de viviendas en el municipio de El Paso, según avanzan varios medios. Esta previsto que las coladas, que se definen científicamente como mantos de lava fluida, se dirijan hacia el núcleo de La Bombilla y Puerto de Naos en la costa, tal y como apuntaban las simulaciones realizadas por el Instituto Geográfico Nacional, lo que podría obligar a evacuar a otras 5.000 personas.
Sin embargo, más allá de la seguridad física, habrá que estar pendientes también de la seguridad a nivel de calidad del aire. El nuevo volcán de La Palma ha emitido a la atmósfera entre 6.000 y 9.000 toneladas de dióxido de azufre (SO2), según la primera estimación del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), razón por la cual las autoridades canarias han recomendado a la población no afectada directamente por la lava que no salgan de casa y se mantegan a cubierto para protegerse de las cenizas y los gases que contienen elementos tóxicos. Por el momento, el director del grupo Geociencias Barcelona, del CSIC, el vulcanólogo Joan Martín, resaltó ayer que la erupción volcánica podría durar semanas, pero como mucho un par de meses, por lo que la vuelta a la normalidad podría hacerse esperar.
Temor por acuíferos y cultivos
El nuevo volcán que surgirá de la erupción podría contener entre 17 y 20 millones de metros cúbicos de magma, según ha concretado el presidente canario, Ángel Víctor Torres, un potencial destructivo que se teme afecte especialmente a los cultivos e infraestructuras de la zona. Por el momento, el avance de la lava ya ha alcanzado una gran cantidad de superficie agrícola, lo que puede suponer un grave perjuicio económico en la isla de La Palma, que a diferencia de otros territorios del archipiélago canario, tiene una economía basada en gran medida en el cultivo de frutas y verduras como patatas, cítricos y plátanos.


También hay preocupación por el agua. De acuerdo con la información que las administraciones han recibido de los organismos científicos que vigilan el comportamiento del volcán, se espera que la colada de lava entre en el mar en la costa de Tazacorte, posiblemente en Playa Nueva, en Los Guirres, por lo que otro de los grandes temores entre la población se desprende de la hipotética filtración de elementos tóxicos derivados de la erupción que afecten a los acuíferos. Para evitar cualquier falta de seguridad en los servicios hídricos de La Palma, el Consejo Insular de Aguas está analizando este mismo lunes el agua del trasvase de Hermosillas para conocer si contiene metales.
La Palma había sufrido hasta la fecha siete erupciones desde que hay registros históricos, desde la Conquista de Canarias del siglo XV, todas en el entorno de la Cumbre Vieja. Las últimas fueron en el siglo XX: el volcán de San Juan (1949), donde duró 47 días. El último registro correspondía al ya mencionado volcán de Teneguía (1971), donde la erupción se prologó 24 días. Además, este nuevo volcán ha surgido cuando estaban a punto de cumplirse diez años de la erupción submarina de El Hierro, que formó el volcán Tagoro bajo el Mar de Las Calmas.
