La sequía destapa el Stonehenge extremeño - EL ÁGORA DIARIO

La sequía destapa el Stonehenge extremeño

La bajada de nivel del embalse de Valdecañanas, sobre el Tajo en Extremadura, deja al aire un monumental dolmen que quedó anegado cuando se construyó la presa en 1963. Los vecinos piden rescatar el monumento histórico antes de que las aguas vuelvan a cubrirlo


El Stonehenge extremeño es un monumento megalítico que la sequía ha destapado en el pantano de Valdecañas (Cáceres) por primera vez en décadas y donde volverá a sumergirse en cuanto llueva y cese el desembalse de las aguas del Tajo a Portugal.

El sobrenombre de Stonehenge extremeño no es desencaminado, porque este monumento prehistórico situado en el término municipal de Peraleda de la Mata, data de la misma época que el mundialmente famoso crómlech británico.

El conjunto lo forman 144 piedras datadas entre el III y el II milenio antes de Cristo

El dolmen de Guadalperal, como es conocido, es un círculo de piedras de gran tamaño de impactante aspecto y que debió tener una importante función social entre los primitivos habitantes ibéricos.

Es cuestión de tiempo que este tesoro con más de 4.000 años de antigüedad vuelva al fondo del Tajo, y lo que lo haga cada vez más erosionado, por lo que una asociación local ha emprendido una campaña contrarreloj para pedir su traslado hasta un punto donde pueda ser conservado y mostrado al público, como se hizo hace año, al otro lado del pantano, con los restos romanos de Augustóbriga.

Recogida de firmas para salvarlo

«Es ahora o nunca» avisa tajante Ángel Castaño, presidente de la Asociación Raíces de Peraleda, el colectivo que ha lanzado una petición en change.org  para salvar el dolmen. Son unos pocos visionarios que trabajan por la recuperación del patrimonio en un pueblo donde la memoria colectiva pasó de verlos como «pedruscos» a referirse a ellos como el tesoro de Guadalperal,

Detalle del dolmen de Guadalperal, sumergido por el embalse de Valdecañas en el Tajo. | Foto: Rubén Ortega Martín detalle

Ese cambio de percepción sobre el valor real del patrimonio de la localidad cacereña de Peraleda de la Mata sucedió cuando en los años 20 del pasado siglo XX, Hugo Obermaier, un eminente arqueólogo alemán afincando en España, estudió el yacimiento y dio a conocer que el conjunto estaba formado por hasta 144 piedras que constituían un importante conjunto megalítico, datado entre el tercer y el segundo milenio antes de Cristo.

Pese al descubrimiento del prehistoriador y sacerdote alemán, nada se hizo por rescatar el monumento megalítico que la construcción del pantano de Valdecañas sepultó después en 1963. Solo en un museo de Múnich, cuenta Ángel Castaño, están expuestas algunas piezas halladas por Obermaier.

Desde que culminó la obra del pantano de Valdecañas, en los años 60 del siglo XX, no ha sido posible volver a ver el monumento prehistórico. Solo en alguna ocasiones en las que baja el nivel del agua embalsada se pueden contemplar las puntas de los menhires sobresaliendo sobre el nivel del agua. Pero en el verano de 2019, la sequía y los desembalses del Tajo comprometidos por España y Portugal, lo han vuelto a sacar a la luz en su totalidad.

La otra cara de la sequía en Extremadura

La reaparición del dolmen de Guadalperal es la otra cara de la sequía que tanto preocupa al campo extremeño en estas fechas. El colectivo cultural Raíces de Peraleda ha aprovechado para dar la voz de alarma sobre la necesidad de rescatar de las aguas esta importante joya del patrimonio extremeño.

Han conseguido ponerlo en el mapa de los tesoros por rescatar y Ángel Castaño se multiplica estos días para atender a los medios de comunicación, consciente de la oportunidad del momento.

La asociación también sabe de la dificultad porque el tiempo juega en contra. «Puede que sea cuestión de unas pocas semanas, un mes o un poco más a lo sumo y que la próxima vez tengamos que hablar de trofeos de piedras» advierte Castaño.

El portavoz de la asociación explica que durante estos días han podido comprobar evidencias del deterioro sufrido por el monumento en los años que ha pasado bajo las aguas. Se aprecia la erosión causada por el agua en una serpiente esculpida en un menhir y sobre un complejo grabado que los expertos consideran que podría ser una suerte de mapa del Tajo a su paso por esta zona.

El conjunto megalítico debió tener funciones protectoras, funerarias y hasta de paso y comercial, pues se encuentra enclavado en una ruta estratégica de la trashumancia de ganado y, en tiempos pasados, fue una zona de intensa actividad, por la que pasaban dos calzadas romanas y en la que se alzaba también una localidad romana cuyas ruinas están a escasos kilómetros.

El conjunto es un tesoro de gran valor cuyo corredor de piedras, de unos 20 metros de longitud, corona el dolmen de Guadalperal que está rodeado por un anillo de piedras.

Como aviso para quienes quieran visitarlo en estos días, aunque el dolmen de Guadalperal ha salido a flote, no puede observarse con prismáticos desde ningún punto cercano y solo es accesible caminando alrededor del pantano durante una hora y media bajo un sol de justicia o en la barca que alquila un vecino de Berrocalejo.


Merche Rodríguez Rey es periodista extremeña, cofundadora de PlanVe, la guía del ocio de Extremadura, el único medio online extremeño especializado en información de ocio, turismo, cultura y tiempo libre de acceso libre

Junto a las ruinas romanas de Augustóbriga

Salvar al dolmen de Gaudalperal antes de que sea demasiado tarde es la petición de firmas que circula por internet con intención de que siga los pasos de los restos romanos de Augustóbriga.

Estos son visibles a la orilla del embalse junto a la carretera que une Navalmoral de la Mata y Guadalupe, en el término municipal de Bohonal de Ibor.

El monumento megalítico está a unos cinco kilómetros de Peraleda de la Mata y su asociación cultural pide reubicarlo a salvo del agua sin sacarlo de su contexto, como se hizo con Los Mármoles, el vestigio más destacado de la ciudad romana de Augustobriga o Pórtico de la Curia de Talavera la Vieja, conocido como Talaverilla para los vecinos.

Este bello arco romano se desmontó piedra a piedra para reconstruirlo por encima del pantano, a unos seis kilómetros de su ubicación primitiva.

Los Mármoles están fabricados realmente de granito, pero reciben el nombre por el brillo de unos ornamentos en vidrio y lo cierto es que brillan por sí solos a la orilla del Tajo. O no solos si prospera la reclamación social de poner a salvo de las aguas el dolmen de Guadalperal.



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