Lago Tuz: otro gigante hídrico destinado a la extinción

Lago Tuz: otro gigante hídrico destinado a la extinción

El que antaño fue el segundo lago más grande de Turquía es hoy una estepa salada sin agua debido al cambio climático y a las actividades humanas. Los expertos no ven futuro para este antaño lago, que sufre el mismo destino que el mar Caspio o el mar de Aral


¿Qué tienen en común el mar de Aral con el mar Caspio? Que ambos fueron considerados como unos de los lagos más grandes de nuestro planeta y que ahora se mueren de sed por el cambio climático y la sobreexplotación humana. El agua para ellos es poco más que un recuerdo que hoy por hoy muchas masas de agua parecen estar destinados a añorar. El lago Tuz, en Turquía, es un ejemplo.

Este lago hipersalino, que su nombre proviene de la palabra turca ‘Tuz’, que significa ‘sal’, fue una vez el segundo lago más grande de Turquía. Los flamencos eran su sello de identidad y acudían al lago para alimentarse y anidar, del mismo modo que las personas hacían lo propio para para presenciar los cambios de color estacionales y sumergirse en el agua rica en minerales, el barro y la sal.

De aquellas estampas solo quedan las historias de las personas que pudieron vivir para contarlas porque de los animales que dependían del lago ahora solo quedan sus huesos y polvo esparcido por la extensa estepa inerte que es ahora Tuz, “desafortunadamente en peligro de desecación”, según Fulya Aydin-Kandemir, científica de la Asociación Hidropolítica de Turquía y profesora externa de la Universidad de Akdeniz.

Ella y sus compañeros han sido los encargados de estudiar la evolución del lago y plasmar los resultados en un trabajo demoledor publicado en la revista Regional Environmental Change. Para ello, clasificaron los diversos tipos de superficies del lago (agua, sal y pantanos) utilizando imágenes en falso color adquiridas cada agosto entre 1985 y 2016 por los satélites de la familia Landsat.

Evolución lago Tuz
En azul está representado el agua, en marrón las marismas y en gris la sal (clic para ampliar) | Foto: NASA

Los mapas que realizaron con la información revelan dos periodos distintos que tienen el principio de siglo como punto de inflexión. Antes del año 2000 el lago Tuz generalmente contenía suficiente agua en agosto para que el lago fuese considerado como tal, eso sí, con periodos excepcionales de sequías. En su máximo apogeo, durante los años húmedos de 1988 y 1996 el agua cubrió el 93% y el 58% del lago, respectivamente. Incluso durante las condiciones de sequía en 1992, el agua logró cubrir el 16% del lecho del lago.

“La presencia de agua permanente en las partes suroeste y oeste del lago fue vital para la reproducción y alimentación de especies como los flamencos porque las bacterias de las que se alimentan se concentraron en esta parte donde la salinidad es menor”, ​​señala Aydin-Kandemir.

Con la entrada del milenio, todo eso cambió: entre 2001 y 2016, el agua cubrió menos del 20% del lago, excepto en 2015, a medida que las sequías se volvieron más frecuentes e intensas. En 2008 y 2016, el lago se secó por completo y en el 2019, con la llegada de una nueva sequía, el lago quedó devastado por completo hasta el punto de iniciarse una muerte masiva de crías de flamenco por no disponer de agua suficiente.

Los patrones llevaron a los científicos a preguntarse por qué el lago se había vuelto más sensible a la sequía después del año 2000. Antes de ese momento, el lago Tuz generalmente contenía agua incluso durante períodos de sequía. Las evidencias apuntaron, en primer lugar, al cambio climático. Y es que no hay que olvidar que la cuenca mediterránea se considera un punto caliente de cambio climático donde las condiciones más secas y las mayores temperaturas están construyendo un ambiente idóneo para las sequías extremas, sobre todo desde la década de los 50.

Sin embargo, el clima no lo es todo. En la ecuación también entran las actividades humanas, en concreto, la masificación de la agricultura que, según los autores, comenzó a hacer “un uso excesivo de los recursos hídricos que estaban alimentando al lago”.

“Algunos arroyos se desviaron para regar la agricultura y algunos se represaron para satisfacer las necesidades de agua de las provincias circundantes. Y a medida que el agua superficial disminuyó durante la intensa sequía, la gente recurrió al agua subterránea que históricamente alimentaba los manantiales”, señala Aydin-Kandemir.

Sin embargo, el gobierno turco no está muy de acuerdo con estas afirmaciones. De hecho, su ministro de agricultura, Bekir Pakdemirli, dejó claro durante el evento de muerte masiva de flamencos que no había relación entre el incidente y la falta de agua con la presencia de pozos y explotaciones de riego.

Los ecologistas, por su parte, argumentan que las prácticas agrícolas tienen mucho que ver al ser responsables de que la demanda de agua en la región fuese un 30% más alta que la oferta durante el 2020.

«El futuro es bastante incierto para el lago. Dado que se espera que las condiciones de sequía serán más severas, la gente podría continuar extrayendo agua de manera desproporcionada. No creemos que el lago alcance el área de agua de 1988 en el futuro», concluye Aydin-Kandemir.



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