Tranquilos, las cataratas Victoria no se han secado

Tranquilos, las cataratas Victoria no se han secado

Tranquilos, las cataratas Victoria no se han secado

Las imágenes de la cataratas Victoria en Zimbabue con apenas un hilo de agua han dado la vuelta al mundo. Sin embargo la realidad nos muestra que la fotografía enmarca solo una parte del cañón y que este fenómeno se repite todos los años coincidiendo con el ciclo seco del África austral. En la anterior temporada el flujo de agua fue aún menor y no se hizo eco ningún medio de comunicación


Jorge Astorquia | Especial para El Ágora
Victoria Falls, Zimbabue | 19 diciembre, 2019


Unas imágenes de las cataratas Victoria reducidas a un hilo de agua han llamado la atención en los últimos días y muchos medios se han hecho eco de ellas. Se han convertido en otro de los múltiples iconos en redes sociales del cambio climático. No obstante, es conveniente profundizar un poco más ya que la realidad tiene más matices.

 

Me encuentro sobrevolando las cataratas Victoria en Zimbabue y podéis observar que hay una parte de ellas que efectivamente están secas pero puede verse con claridad que hay una serie de cascadas que permanecen lanzando agua al cañón del río Zambeze.  No podemos decir, por tanto, que las cataratas se hayan secado. Sí es cierto que su caudal está en su punto más bajo pero esto se repite todos los años.

El río Zambeze nace en el distrito de Mwinilunga en Zambia a 1.500 metros de altura. Desde su nacimiento recorre 1.200 km atravesando Zambia, Angola, Namibia y Botsuana hasta la gran caída de agua de las Cataratas Victoria en Zimbabue. Prosigue su camino hasta la desembocadura en el delta del Zambeze en Mozambique recorriendo seis países y 3.540 km. Es el cuarto río más largo de África tras el Nilo, Congo y el Níger.

Las Cataratas Victoria fueron durante muchos milenios un lugar donde se concentraban los espíritus malignos que castigaban los malos comportamientos de los habitantes de la zona, lugar temido que se denominaba “El humo que truena” en todas las lenguas locales (“Mosi-oa-tunya” para la tribu de los Tonga o “Chinotimba” entre otros nombres). Hoy en día son un gran reclamo turístico para Zimbabue y atrae a miles de visitantes al año.

Teniendo en cuenta su tamaño e importancia en el continente Africano, sería un drama descubrir que este magnífico coloso está desapareciendo. Para obtener datos detallados me dirigí a la Autoridad del río Zambeze, que monitoriza diariamente su caudal desde una de sus estaciones en las Cataratas Victoria.  Allí me cuentan que los datos más bajos de caudal medidos fueron en la temporada de 1995/96 y aunque este pasado noviembre midieron caudales no vistos desde entonces, esta semana el 16 de diciembre registraron un caudal de 274 m³/s. Sensiblemente más alto que el dato registrado en las mismas fechas el año pasado de 227m3/s sin que nadie se alarmara por ello en los medios de comunicación.

Los momentos en los que el río Zambeze tiene su caudal más alto son los meses de abril y mayo. Esto se debe a que los ríos en África austral dependen mucho de las precipitaciones de la época de lluvias que comienza en el mes de noviembre y termina en mayo. A partir de entonces hay una caída rápida del nivel de agua de las cataratas hasta octubre o noviembre que son los meses en los que alcanza su punto más bajo.

Viéndolo con mucha más perspectiva, el caudal máximo promedio de los últimos 30 años está en torno a los 12 millones de litros por segundo y el mínimo se sitúa como promedio en torno a los 400.000 litros por segundo, es decir 30 veces menos.

A lo largo de estas tres décadas se ha alcanzado puntas superiores del caudal máximo, llegando a los 13,5 millones de litros/segundo en los años 1992, 2000 y 2011 y valles inferiores en los que el caudal no superó los 320.000 litros/segundo en los años 1997, 2008 y 2017. Este mes de diciembre de 2019 estamos en solo una media de 350.000 litros/segundo lo que hace prever que todavía puede descender hacia finales de año o principios de 2020.

Como se puede ver, el ciclo se repite, años de copiosas lluvias con sequías severas. Si bien analizando el conjunto de datos se observa que los años de sequía se van sucediendo con más frecuencia que en el pasado.

Imagen parcial

Los últimos cuatro años he recorrido África austral, sin duda una de las zonas más áridas del planeta donde la vida se abre camino en condiciones muy adversas para la fauna que recorre sus desiertos y las gentes que cultivan y pastorean sus campos. Hablando con los agricultores de estos países del sur de África he podido ver cómo se enfrentan todos los años al reto de poder sacar adelante las cosechas y mirar al cielo pidiendo la llegada de la época de lluvias. Es una tierra y unas gentes muy acostumbradas a estas duras condiciones. Sin embargo este año la época seca se ha adelantado y lo he podido ver en las praderas de Etosha (Namibia), en el delta del Okavango (Botsuana) y en las Cataratas Victoria (Zimbabue).

No hay nada que venda más hoy en día que una imagen impactante. La sobreexposición a fotografías crudas, extremas y épicas obliga a la prensa a dar las noticias buscando un clickbait o millones de likes y retweets a las fotografías.  Las imágenes que se enseñaron de las Cataratas Victoria buscaban ese efectismo mostrando sólo un ángulo de las mismas. Nos enseñaron la zona del cañón que efectivamente no tiene agua, haciendo un análisis muy somero de la realidad. Si bien nos ha ayudado a llamar más la atención sobre el problema del cambio climático, es un tema lo suficientemente delicado y complejo como para no verlo con más perspectiva.

El cambio climático es una realidad y todavía tenemos que acabar de entender sus efectos. La tendencia en África austral es que cada vez se repitan más ciclos de sequías como al que nos hemos enfrentado este último año. Pero podéis estar tranquilos, el ciclo se volverá a repetir y en los meses de abril, mayo y junio de 2020 podréis visitar “El humo que truena” en todo su esplendor.



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