La ineficaz respuesta de la recien remunicipalizada gestión del agua urbana en Llinars del Vallés, que dejó a sus vecinos 4 días sin agua, se suma a una lista de fracasos en la que los entes locales carecen de capacidad y estructura eficaz para garantizar este servicio esencial, como ha sido el caso de Valladolid o Arteixo



Cuando el 20 de enero de 2020 Llinars del Valles asumió la gestión directa del ciclo integral del agua sus casi 10.000 habitantes no imaginaban que apenas ocho meses después la remunicipalización del servicio de agua y saneamiento evidenciaría sus carencias dejando al pueblo cuatro días sin agua por una fuga en pleno agosto pandémico.
Fue entonces, a principios de año, cuando aún no se sospecha de la importancia del agua para la higiene contra una pandemia que mantiene al mundo en vilo, cuando la empresa encargada del servicio del agua dejó de prestarlo en Llinars pasando a ser gestionado de forma directa por el Ayuntamiento llinarense a través de Aguas de Llinars.
«Los usuarios continuarán recibiendo el servicio como hasta ahora. Se mantendrán los contratos actuales, los mismos sistemas de pago del recibo, las ayudas sociales y las mismas tarifas», explicaron desde el Ayuntamiento.
Cuatro días sin agua y tres subcontratas
Sin embargo, este verano en Llinars del Vallés, han tenido que soportar más de 4 días sin agua en sus grifos en algunas zonas por sencillas fugas de agua. Alguna de ellas anegó aceras y dejó sin servicio, en pleno verano, a varios domicilios como, por ejemplo, de la zona situada en el carrer Ramón i Cajal.
Carrer Ramon i Cajal de Llinars. Quart dia sense aigua. N’hi ha per gaire més, @ajllinarsvalles ? pic.twitter.com/BREPNMLhQY
— Sílvia (@Pascuins) July 21, 2020
Lo cierto es que nunca Llinars había tenido una avería de estas dimensiones con los anteriores gestores del servicio y nunca se había demorado tanto la reacción ante una avería de tal calado.
La gestión municipal de Aguas de Llinars supuso la atomización o reparto del servicio en tres subcontratas para suplir la falta de estructura de gestión y personal
En este caso concreto, la reinternalización, porque en realidad la municipalización no se delega en ningún caso tratándose de un servicio esencial como el ciclo urbano del agua que es de Dominio Público, supuso la atomización o reparto del servicio en tres subcontratas para suplir la falta de estructura de gestión y personal de Aguas de Llinars.
La empresa Aigües de Catalunya (perteneciente al grupo valenciano Global Omnium) es la empresa encargada de la gestión del soporte técnico y administrativo a la dirección del servicio.
La gestión del lote de servicios de Mantenimiento y Conservación de las instalaciones de la Red a la UTE Sociedad de Fomento Agrícola Castellonense SA – Constructora de Calaf SAU. Y por otro lado se licitaron los servicios de análisis de la calidad del agua.
Lo que antes hacía uno, ahora lo hacen entre cuatro, si contamos al propio ayuntamiento de Llinars.
El agua requiere servicios de alta tecnología y cualificación


Los expertos insisten en que la gestión de los servicios del ciclo integral del agua son servicios de alta tecnología, donde el conocimiento y a experiencia tienen un peso muy importante y que requieren disponer de una capacitación técnica en todos los niveles competenciales.
Además, hay una responsabilidad sanitaria que no deja margen al error.
La calidad de los recursos hídricos, por la sequía y la contaminación difusa, necesitan implementar nuevos procesos más complejos.
En el último informe de la Red Localis analizaron qué hay de emocional y qué de real en los cambios que se proponen cuando se plantea una remunicipalización.
Concluyen que los modelos de gestión de los servicios públicos han de basarse en decisiones de naturaleza técnica, no en prejuicios de índole ideológica, y decantarse por el modo que más beneficie al ciudadano.
El margen de discrecionalidad de la Administración no es sinónimo de arbitrariedad y su decisión debe fundamentarse en resultados de eficacia, eficiencia y sostenibilidad.
El mismo informe señala casos prácticos como el de Arteixo que pasó a gestionar directamente el servicio del agua, y los técnicos municipales pudieron demostrar que la empresa actuaba a través de subcontratas con sobreprecios de entre el 25 y el 245 %, incumpliendo el compromiso de inversiones previsto.
Además, añaden los expertos de la Red Localis, si son precisas inversiones que no pueden cubrirse mediante aportaciones ordinarias y es preciso el endeudamiento habrán de tenerse en cuenta las limitaciones que, a este respecto, establece la legislación sobre estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiera.
En el caso de Valladolid tras dos años de gestión municipal del ciclo integral del agua, el Ayuntamiento apenas invierte en infraestructuras y mejora de la red un 25% de los 26,5 millones de euros licitados desde que asumió la concesión.
Destina el resto, más de 20 millones, a gastos corrientes y de funcionamiento de la Empresa Municipal Aquavall.
En este caso según el Observatorio de Servicios Urbanos (OSUR) Aquavall solo ejecutó hasta septiembre de 2019 un 31% de las licitaciones planificadas desde su puesta en marcha.
En Cataluña también hay otros ejemplos de fracaso en la apuesta por la remunicipalización.
En Arenys de Munt, “el Ayuntamiento aumentó los costes del servicio en un 30%” y se multiplicaron las pérdidas de agua.
En Figaró-Montmany, la gestión pública significó un aumento de las tarifas de entre el 53% y el 131%, pese a las promesas de bajar el recibo del agua por parte del consistorio.
Una tendencia ideológica que también fracasa fuera de España
Según el “Informe sobre la gestión directa / indirecta del ciclo del agua” de la Cámara de Concesionarios y Empresas vinculadas al Sector Público (CCIES) Berlín optó por remunicipalizar el 49% de su empresa mixta en 2012 por 1.200 millones de euros con la promesa de reducir las tarifas, compromiso que no se logró “inmediatamente” y que comportó “una reducción de los niveles de inversión en las infraestructuras del agua”. “Esto coincidió con el hecho de que la ciudad tuvo que aumentar su presión fiscal, porque su deuda superaba los 60.000 millones de euros”.
En París, por su parte, la gestión pública del agua comenzó en 2010 y afectó a dos de los diez millones de habitantes de su área metropolitana. “La promesa de reducir la tarifa del agua potable un 8% no llegó al 3%, cifra que se logró al reducir de manera significativa el nivel de inversión que había hecho el anterior concesionario”, especifica el informe del CCIES, antes de recalcar que el precio del agua, entre 2016 y 2021, “se incrementará un 10% según las previsiones del ayuntamiento”.
“El consistorio” -añade- “no ha exigido al gestor público los mismos objetivos de calidad y eficiencia que al anterior concesionario”.
El estudio también recuerda que el reconocimiento por parte de las Naciones Unidas «del derecho humano al agua potable y al saneamiento» no tiene nada que ver con la forma de gestión. Al contrario, insiste en que tanto el organismo internacional como la Unión Europea «apuestan de manera clara por la colaboración público-privada«.
