Lo que queda del Mar de Aral recibe un poco de agua

Lo que queda del Mar de Aral recibe un poco de agua en los últimos años

Un estudio publicado por científicos chinos muestra que en los últimos años el reseco fondo del Mar de Aral está recibiendo un poco más de agua que en décadas anteriores. Se debe a un mayor deshielo en los glaciares de cabecera de la cuenca y pequeñas mejoras en el regadío, pero no baste para devolver la vida a un mar que ya está desaparecido


Bajo la influencia de las actividades humanas, el Mar de Aral, en Asia Central, se secó rápidamente de 1960 a comienzo del siglo XXI, en lo que supone uno de los desastres ecológicos más sonados del siglo XX. El gran lago interior del interior de Asia, una cuenca interior alimentada por dos ríos, el Sir Daria y el Amu Daria, perdió todo su volumen en apenas 40 décadas de regadío masivo impuesto por las autoridades soviéticas.

Ubicado en la frontera de Kazajstán y Uzbekistán, el mar de Aral fue una vez el cuarto lago más grande del mundo, con una superficie de 70.000 kilómetros cuadrados, equivalente a la de Castilla-La Mancha. Tras la brusca retirada del mar de Aral desde la década de 1960, el lecho se secó y el ecosistema se degradó gravemente. Las pesquerías, que llegaron a ocupar a 60.000 personas desaparecieron, y los pesqueros quedaron varados en la nada, en una imagen icónica de lo que es un desastre ambiental.

Desde entonces se suceden los esfuerzos para paliar los efectos colaterales de esta catástrofe, el primero de los cuales es el surgimiento de un desierto de arenas saladas y residuos químicos agrícolas que el viento levanta y esparce sobre las zonas de alrededor, creando problemas de salud a la población y dañando los cultivos de la zona por el depósito constante de materiales corrosivos para el crecimiento de las plantas y la salud del suelo.

Barcos varados en el fondo del antiguo Mar de Aral
Barcos varados en el fondo del antiguo Mar de Aral

Ahora, investigadores del Instituto de Ecología y Geografía de Xinjiang (XIEG) de la Academia de Ciencias de China, han analizado la tendencia de evolución del Mar de Aral durante los últimos 50 años y las fuerzas impulsoras de la desaceleración de su desecación, y muestran sus resultados en la revista Atmospheric Research de lo que da cuenta Europa Press.

Los resultados indican que, de 1960 a 2004, el área de agua del Mar de Aral experimentó un rápido proceso de contracción a un ritmo de 1087,00 km2 / año. Desde 2005, la tasa de contracción se ha ralentizado significativamente (760,00 km2 / año).

Causas complejas

El análisis elaborado por los expertos chinos muestra una confluencia de factores que no suponen necesariamente que haya esperanza de devolver al Mar de Aral a su estado anterior. Por una parte, ha habido pequeñas mejoras en la eficiencia de regadío, lo que permite que haya más agua que llega a la desembocadura interior de los ríos, que no acaban en el océano, sino en una cuenca endorreica o cerrada.

El Gobierno de Uzbekistán esté reforestando el fondo del lago con plantas resistentes para evitar que los vientos dispersen la arena y la sal dañando las tierras de alrededor .| Foto: Pedro Cáceres

Por otra parte, ha habido un aumento en la cantidad de agua que los glaciares de cabecera aportan a la cuenca. Un fenómeno espoleado por el cambio climático y que ofrece una cantidad extra de recurso que no es sostenible en el tiempo.

El agua del deshielo que llega ahora en más cantidad es en realidad el reservorio glaciar que se pierde. No habrá forma de recuperarla en el futuro, como explicaba a El Ágora en una reciente visita a la región el investigador Abror Gafurov, un científico ubzeco que lleva 20 trabajando en el German Research Centre for Geosciences de Postdam, en Alemania: “Los patrones muestran un cambio radical en la aportación de recursos hídricos. Hasta ahora, la época de más descarga glaciar coincidía con el verano, momento de mayor demanda de riego. Sin embargo, con el aumento de temperaturas, las nieves eternas se derriten antes, en primavera, y fluyen cuando no se pueden aprovechar”, explica.

Según el trabajo de los científicos chinos recién publicado, el derretimiento acelerado de los glaciares y la nieve causado por el calentamiento global junto con el aumento de las precipitaciones montañosas han provocado un aumento de la escorrentía. Al mismo tiempo, la extracción de agua en la cuenca ha disminuido desde 2005, por diversos factores, incluido el esfuerzo internacional para mejorar la eficiencia en el uso del recurso.

El aumento de la escorrentía río arriba y la disminución de la extracción de agua han resultado en conjunto en el aumento de la entrega de agua al Mar de Aral, lo que ha provocado una desaceleración en la contracción del gran lago salado. No obstante, esto no es suficiente para poder devolverlo a su estado original.

Actualmente, el viejo Mar de Aral ha dejado expuesto su fondo de arena, creando un nuevo gran desierto. Apenas hay un 10% de su superficie previa cubierto de agua, que se corresponde con las desembocaduras de los dos ríos que lo alimentan, el Sir Daria, al norte, y el Amu Daria al sur, que forman marismas al llegar a la cuenca interior.

La zona del norte, la creada por el Sir Daria, ha sido protegida por un gran dique de cemento. De este modo, se consigue retener de forma artificial el agua que el río aporta, impidiendo que el volumen se disperse en la vieja llanura del Mar de Aral, donde la enorme evaporación de la zona haría que el recurso se perdiera.

Evolución del Mar de Aral en los años 1973-1989-1999-2001-2003-2009. | Foto: US Geological Survey / NASA

 



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