Los mapas de inundaciones españoles actuales no incorporan los impactos de la crisis climática, según los expertos del IGME, por lo que creen que es necesario actualizar estas herramientas al nuevo paradigma, por ejemplo, teniendo en cuenta las precipitaciones intensas



La gran mayoría de las inundaciones provocadas por los desbordamientos de ríos y por las precipitaciones extremas, como las pasadas alemanas, no se pueden evitar, aunque sí disminuir sus efectos devastadores sobre las infraestructuras humanas y el terreno. En vista de ese objetivo, los científicos del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) han revisado la evolución histórica de los mapas de inundaciones en España en el contexto europeo y han propuesto posibles mejoras.
Tal y como exponen los investigadores en el artículo publicado en la revista The Cartographic Journal, en la actualidad los mapas de inundaciones no tienen en cuenta la crisis climática, por lo que «es necesario contemplar qué aumento o disminución de caudales y zonas inundables supone lo que dicen esos modelos».
La propuesta de los investigadores se centra en ocho puntos de actuación, entre los que se encuentra incorporar a los mapas las posibles consecuencias de la crisis climática, teniendo en cuenta los posibles escenarios del calentamiento global, según un comunicado del IGME-CSIC.
Otro de esos ocho puntos de actuación consiste en suprimir el concepto de «periodo de retorno», una estimación de los daños que pueden producir las inundaciones en 10, 50, 100 y 500 años.
1/¿Cómo disminuir o minimizar los efectos catastróficos de las inundaciones?La inmensa mayoría de las inundaciones no pueden evitarse, ni las provocadas por el desbordamiento de los ríos ni las pluviales (lluvia que es tan intensa que supera la capacidad de infiltración del suelo pic.twitter.com/SRzPM8o5Po
— Instituto Geológico y Minero de España (@IGME1849) August 19, 2021
Según Andrés Díez Herrero, investigador del IGME-CSIC, el «periodo de retorno» es un concepto que superar ya que «hay elementos, como la vida humana, a los que no tendríamos que someter al juego de probabilidades y estadística», por lo que propone que viviendas, establecimientos o industrias se construyan en sitios absolutamente seguros que no se hayan inundado nunca.
Otra de las propuestas se basa en la necesidad de incorporar a estos mapas aquellas inundaciones que han sido provocadas por lluvias intensas ya que «ahora no aparecen» y casos como los del pasado mes en Alemania o Países Bajos han demostrado que «las inundaciones pluviales pueden ser tanto o más catastróficas que las causadas por la simple crecida fluvial».
Además, los investigadores del IGME-CSIC proponen también incluir en los mapas españoles el papel de los sedimentos arrastrados por los ríos, ya que «pueden agravar la peligrosidad y los daños de la inundación» y en la actualidad no aparecen.
Para Jorge Olcina Cantos, catedrático de la Universidad de Alicante, y Andrés Díez Herrero lo imprescindible es que los mapas sean de utilidad en procesos de planificación territorial, ya que actualmente la legislación de suelo obliga a incorporar estos mapas, pero no asegura el control de calidad de estos por parte de ayuntamientos y comunidades autónomas.
En España, las inundaciones provocaron el fallecimiento de más de 1.600 personas desde el año 1962 hasta 2018, según cifras de Protección Civil.
