El Gobierno de México ha alcanzado un acuerdo con el de Estados Unidos para cumplir con la entrega periódica de agua como parte de un antiguo tratado bilateral que ha tensado las relaciones diplomáticas y generado un conflicto social



El Tratado de Aguas es un documento bilateral firmado en 1944 que establece que México debe entregar cada quinquenio cerca de 2.160 millones de metros cúbicos a Estados Unidos por los ríos que comparten en la frontera, de los que los mexicanos reciben casi cuatro veces esa cantidad, 9.250 millones de metros cúbicos. Sin embargo, las tensiones entre el Gobierno del Estado de Chihuahua, que se negaba a ceder sus aguas a EEUU y la administración central mexicana han hecho peligrar este año el histórico transvase. Finalmente, a tan solo tres días de que venza el plazo para cumplir con el Tratado de Aguas, el Gobierno mexicano ha anunciado este jueves un acuerdo sobre agua con Estados Unidos, un triunfo diplomático que deja un maremoto político interno.
El inicio del conflicto se remontaba a septiembre, cuando campesinos de Chihuahua, acompañados por políticos de la oposición al Gobierno, impidieron que los estadounidenses dispusieran del agua de la presa La Boquilla, muy importante en la región, al argumentar que solo tienen 30% del líquido necesario para el próximo ciclo agrícola. Para solucionarlo, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, usará agua de la presa El Granero, de Chihuahua, El Cuchillo, de Nuevo León, y de la Marte R. Gómez de Tamaulipas, lo que sin embargo también ha despertado indignación entre usuarios de esos estados.
Durante su conferencia de prensa matutina, el mandatario señaló que con este acuerdo «se evitó una sanción para el país y se llegó a un acuerdo, un buen entendimiento», apuntó. Según ha indicado López Obrador, en este acuerdo sobre agua se ha establecido por primera vez que si se requiere el agua para consumo humano o si México tiene una sequía severa se podrá utilizar el líquido. «Si necesitamos el agua para consumo humano, ellos van a proporcionarla y si tenemos situación de sequía severa, también nos van a auxiliar», afirmó.
México ha recibido presiones del gobernador de Texas, Greg Abbott, del congresista texano Lyle Larson y del Departamento de Estado, mientras que el presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció el riesgo de recibir sanciones, incluso comerciales. Por su parte, el secretario de relaciones exteriores, Marcelo Ebrard, recordó que ese tratado es uno de los grandes logros de la diplomacia mexicana y aseveró que el incumplimiento del mismo «estaba poniendo en riesgo el suministro de agua para la ciudades fronterizas».
En cualquier caso, la decisión ha despertado ampollas a nivel interno. «La autoridad del agua lo que hizo es premiar la ilegalidad y castigar a los tamaulipecos, que hemos hecho las cosas como tienen que ser, dentro del marco de la ley, así que de ninguna manera estamos de acuerdo», expresó a Efe José Luis Carrasco, representante legal de la Asociación de Agricultores de Tamaulipas. Y es que, por la actitud de Chihuahua y la inacción del Gobierno federal, solo llegará 40% del agua necesaria a Tamaulipas, lo que afectará a 16.000 agricultores y dejará un daño de 3.000 millones de pesos (casi 143 millones de dólares), argumentó el portavoz.
Consecuencias del cambio climático
El actual conflicto del agua es una señal de las consecuencias de la crisis climática, advirtió José Zavala, investigador de sustentabilidad y desarrollo agrícola del Colegio de la Frontera Norte (Colef). «El cambio climático produce fenómenos hidrometeorológicos que descompensan una serie histórica, en este caso de captación de agua, y entonces hay zonas de sacrificio, sin duda, habrá conflictos subsecuentes en áreas con sacrificios en cuanto a su precipitación», comentó.
El académico indicó que «siempre habrá conflictos en estas zonas» por lo que lamentó que en esta ocasión se «ensucie» con cuestiones electorales. «Los gobernantes deben despojarse de este ámbito electoral, partidista y de confrontación entre ellos y con la federación porque es el interés general, es el interés público», exhortó.
Aun así, consideró que México evadió el mayor problema al negociar con Estados Unidos, un pacto que también debe permear al interior del país. «Es un abono a la cordialidad y al entendimiento, celebro que este acuerdo sobre agua que es natural, era obligado, era evidente que tenía que darse, vaya abonando a la distensión y al entendimiento en la región», concluyó.
