Un método desarrollado por la Universidad de Colorado en Boulder y que usa datos climáticos pasados es capaz de predecir la variabilidad en la acidificación del océano con hasta cinco años de antelación



La acidificación de los océanos se presenta como un problema a gran escala derivado del papel que poseen las grandes masas de agua en la mitigación de dióxido de carbono atmosférico. A medida que el agua absorbe este gas, su pH disminuye, poniendo en serio peligro a la vida que contiene, como los corales.
California es una de las regiones del mundo que más está experimentando las consecuencias de la acidificación ya que allí la corrosión del agua está mermando la producción de ostras, una industria que genera millones de dólares al año.
Desde 1994, los océanos han absorbido el 31% del CO2 emitido por la actividad humana a la atmósfera, unas 24 gigatoneladas por año
El inconveniente de ese sistema es que los modelos solo proyectan variaciones en el pH con un margen de entre seis meses y dos años, un tiempo insuficiente si se quiere gestionar con anticipación y seguridad este recurso natural.
Para solucionar ese problema, la Universidad de Colorado en Boulder ha desarrollado un modelo experimental para predecir variabilidad en la acidez oceánica con hasta cinco años de antelación.
La investigación del modelo se ha centrado en el Sistema Actual de California (CSS), que se extiende desde Baja California hasta Canadá. Allí, en vez de mirar hacia el futuro, los investigadores usaron el pasado, concretamente los datos climáticos, en los que se incluía la química del océano, desde 1954 hasta 2017 para establecer proyecciones futuras más precisas.
«Lo que hemos hecho ha sido tomar un modelo climático para ejecutarlo como un pronóstico de tiempo. La clave es que en ese modelo se incluía la química del océano, lo cual es extremadamente novedoso”, ha declarado Riley Brady, autor principal del estudio y candidato a doctorado en el departamento de ciencias atmosféricas y oceánicas de la Universidad de Colorado.Los investigadores han indicado que este es el primer paso para elaborar pronósticos completamente funcionales:
“Estos tipos de pronósticos requieren una enorme cantidad de poder computacional, mano de obra y tiempo. El potencial está ahí, pero los pronósticos aún no están listos para ser completamente operativos como los pronósticos del tiempo convencionales”, ha aclarado la Universidad de Colorado.
Este tipo de modelo presenta una serie de ventajas con respecto a los utilizados hasta la fecha. Por ejemplo, existen regiones y Estados pequeños que realizan sus propias proyecciones de acidez locales que, si bien pueden ser útiles, no tienen en cuenta variables a gran escala, como el fenómeno de El Niño que el nuevo modelo si tiene presente en sus cálculos.
Esto significa que el modelo más complejo tiene la capacidad de aportar datos incluso a pequeña escala, lo que mejorará significativamente la precisión y pronósticos de pequeñas regiones. Esto “permitiría a las pesquerías y las comunidades planificar mejor dónde y cuándo cosechar mariscos, y predecir pérdidas potenciales por adelantado”, han aclarado desde la Universidad.
“La acidificación es un problema que no solo afecta a California, sino a otras muchas regiones del mundo, y que va a estar presente por mucho tiempo, por lo que tenemos que adaptarnos”, ha concluido Riley Brady.
