La nueva Ley de Formación Profesional, que ya ha recibido luz verde en el Consejo de Ministros, mejorará la cualificación intermedia del mercado laboral español, que en el caso de la gestión de los recursos hídricos exige un enfoque integrado de la FP dual con la formación continua de los profesionales en activo



Los estudiantes y profesionales españoles cuentan desde la pasada semana con una nueva Formación Profesional, mucho más enfocada a las necesidades del mercado laboral y en la que se le otorga un enorme peso específico a los retos de la transformación tecnológica y digital de la economía.
El nuevo sistema de cualificación profesional nace con la vocación de acabar con el paro juvenil adaptando las áreas formativas y potenciando la FP Dual, una formación en auge como se demuestra año tras año (en 2020, el número de alumnos matriculado creció un 9,3%, el mayor aumento en una década).
La nueva Ley integra además los distintos sistemas de cualificación, lo que sin duda constituye una gran apuesta para la formación continua y el reconocimiento de las competencias profesionales adquiridas a lo largo de su trayectoria profesional.
“Este modelo de educación orientado a las necesidades de la empresa cuenta con una ratio de inserción laboral superior al 70% entre los jóvenes de menos de 25 años”
El mercado laboral, en continua transformación, asiste a una etapa especialmente intensa, marcada por el proceso de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que aspira a llevar el modelo económico hacia la circularidad para ser más sostenible y carbono-neutral.
Aparecen nuevos puestos de trabajo y se abren horizontes distintos para los estudiantes, por lo que es vital que la formación esté adaptada a las necesidades de las empresas. Y la Formación Profesional Dual está precisamente diseñada para ello.
En el caso de la gestión de los recursos hídricos, en un contexto de cambio climático, hacen falta profesionales con una amplia competencia técnica en los distintos procesos de gestión del agua, y con una marcada orientación al cuidado ambiental de un recurso del que depende el desarrollo de las comunidades, la salud pública, como hemos visto desde la pandemia, la actividad económica y la propia naturaleza.
“El agua es un recurso comprometido y cada vez más escaso que demanda profesionales de primer nivel”
Garantizar la actividad de los trabajadores del ciclo urbano del agua durante la pandemia, especialmente en los momentos más críticos del confinamiento, ha exigido una gran capacidad para modificar de un día para otro los procedimientos de actuación, implementar nuevas herramientas digitales y soluciones que, al tiempo que aseguraban un buen servicio a los ciudadanos, preservaban la salud de los empleados.
Una profesionalidad asentada sobre la formación continua, tal y como refleja el VI Convenio colectivo estatal del sector del ciclo integral del agua, que tiene en la capacitación del empleado una de las bases para la mejora del servicio prestado a la ciudadanía.
Según la Asociación Española de Empresas Gestoras de Servicios de Agua Urbana (AGA), el sector representa económicamente el 0,5% del PIB nacional y emplea a unas 27.000 personas de forma directa, a la que habría que sumar otros 35.000 empleos indirectos por contratación o externalización de trabajos auxiliares.
Y más del 50%de profesionales del sector del agua corresponden a perfiles de formación media, a los que precisamente se dirige la formación profesional.
En las principales empresas del sector del agua analizadas, más de la mitad de los trabajadores (52,6%) se encuadran en dos categorías profesionales: operarios y personal subalterno, y técnicos y oficiales. Esta situación muestra la relevancia que tienen dichos profesionales en las empresas del sector y la importancia de contar con unos profesionales altamente formados y cualificados.
La nueva ley reconoce el papel de las empresas y consolida la corresponsabilidad con los centros educativos para desarrollar el marco de Formación Profesional Dual. Así mismo, persigue incorporar la innovación, el emprendimiento, la digitalización y la sostenibilidad en una oferta formativa actualizada, atractiva y flexible, que dé respuesta a las necesidades de formación de la ciudadanía y de las empresas.
“Las empresas, factor clave en el éxito de la formación profesional”
En el caso del agua, los ciclos formativos específicos del sector empezaron a desplegarse en modalidad dual en 2014, de la mano de Agbar, empresa que se ha convertido en el referente de la FP Dual del Agua en España, promoviendo su despliegue territorial en colaboración con comunidades autónomas, ayuntamientos y centros educativos. Buenos ejemplos de ello son los casos de Tarragona y Granollers, en Cataluña; La Laguna, en Canarias; o Santiago de Compostela en Galicia.
En este último caso, la filial de Agbar en Galicia, Viaqua, suscribió en 2017 un convenio de colaboración con la Xunta que ha permitido hasta la fecha formar en el Centro Integrado de Formación Profesional Santiago más de 40 alumnos en tres promociones del ciclo formativo de grado medio en redes instalaciones y estaciones de agua en modalidad dual.
Este modelo de educación orientado a las necesidades de la empresa es clave para combatir el desempleo juvenil y favorecer la recuperación, ya que cuenta con una ratio de inserción laboral superior al 70% entre los jóvenes de menos de 25 años.
