El IPCC ha presentado un nuevo capítulo de su sexto informe de evaluación sobre cambio climático que alerta de que el calor, las sequías agrícolas y la escasez de agua ya están afectando al 50% de la población mundial. Además, señala la alta vulnerabilidad de la zona mediterránea y pide acciones urgentes de mitigación y adaptación



Más sequía y avance hacia la desertización, reducción de la productividad de los cultivos y amenaza a la soberanía alimentaria, diez veces más inundaciones por la subida del nivel del mar, más desigualdades, más pobreza y un planeta más hostil son algunas de las consecuencias del cambio climático de las que advierte el nuevo informe del Grupo Intergubernamental de Expertos de Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés).
Un informe presentado este lunes, coincidiendo con la inauguración de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA-5), y que pide un mayor esfuerzo a todos los estados mundiales para minimizar estos riesgos, así como una estrategia de adaptación y mitigación adaptada a los impactos previstos en cada territorio.
El cambio climático provocado por las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano ya está perjudicando y matando a personas en el mundo, dañando la producción de alimentos y lastrando el crecimiento económico y estos efectos son «intolerables e irreversibles«, según concluyen los expertos del Grupo Intergubernamental de Expertos de Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés).
El nuevo informe ‘Cambio Climático 2022: Impactos, Adaptación y Vulnerabilidad’ realizado por el Grupo de Trabajo II del IPCC al Sexto Ciclo de Evaluación (AR6) fue aprobado este domingo por 195 países. Se trata del segundo capítulo (de un total de tres) del Sexto Informe de Evaluación sobre el cambio climático. En su elaboración han participado 270 autores (41% de mujeres y 59% hombres) tras una sesión plenaria celebrada entre el 14 y el 26 de febrero.
Es la primera vez que se incluye el concepto de pérdidas y daños en un informe del IPCC
Además, ha expuesto que se han elaborado capítulos específicos para Europa, América del Sur y Central y África, que analiza todos los aspectos y ofrece soluciones a los decisores políticos.
«La adaptación es absolutamente importante. Hay muchas conexiones con el desarrollo sostenible, muchas conexiones entre la naturaleza y las comunidades humanas», ha valorado Krug, que añade que al hablar de riesgo climático, la combinación de aspectos sociecológicos es «muy importantes».
Los cambios en los ecosistemas debidos al calor, la sequía en los cultivos y la escasez del agua en algunos meses del año afectan ya al 50% de la población mundial.
“Las medias tintas no son una opción»: la mitad de la humanidad está ya en riesgo climático», según la ONU
La vicepresidenta del IPCC subraya que aunque todas las regiones son muy distintas, los países tienen riesgos muy altos, incluidos los desarrollados pese a tener una mayor capacidad de adaptación. El informe calcula que los países tienen riesgos muy altos, incluidos los desarrollados pese a tener una mayor capacidad de adaptación, y en los países desarrollados esas cifras serán incluso mayores.
os países tienen riesgos muy altos, incluidos los desarrollados pese a tener una mayor capacidad de adaptación
Sin embargo, valora que los esfuerzos en adaptación han logrado reducir la vulnerabilidad, aunque los efectos se distribuyen de manera desproporcionada en los distintos sectores y poblaciones más vulnerables dejando impactos irreversibles.
El informe determina que «el cambio climático es una amenaza para el bienestar humano y la salud del planeta» y que «cualquier retraso adicional en la acción mundial concertada y anticipada sobre la adaptación y la mitigación perderá una breve y rápida ventana de oportunidad para asegurar un futuro habitable y sostenible para todos».
En todo caso, insiste en que si con las acciones a corto plazo para mitigar el cambio climático y limitar el calentamiento global a 1,5ºC se reducirían «sustancialmente» las pérdidas y los daños previstos en los sistemas humanos y los ecosistemas, pero no pueden eliminarlos todos. En la actualidad, las políticas y la suma de compromisos de los países sitúan el calentamiento entre 2,3 y 2,7ºC.
En muchos casos, según concluyen los autores, con mayor calentamiento aumentarán las pérdidas y daños del cambio climático y crecerán los riesgos en las personas y en la naturaleza para los que no podrán adaptarse.
Pero al ritmo actual de reducción de emisiones, el incremento térmico provocará amenazas a la producción de alimentos, el suministro de agua, la salud humana, los asentamientos costeros, las economías nacionales y la supervivencia de gran parte del mundo natural. Por ello, los autores destacan que la única manera de evitarlo es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de forma más rápida.
Por otro lado, el informe observa ventajas de una adaptación más intensa al cambio climático ya que se podría mejorar el bienestar de las personas pero en la actualidad los fondos para reducir los riesgos derivados del cambio climático carecen de fondos suficientes.
«La adaptación tampoco es una alternativa a la reducción de emisiones: si el calentamiento continúa, el mundo se enfrentará cada vez más a cambios a los que no podrá adaptarse», concluye el documento.
Efectos desiguales: más brecha económica, de género y racial


El nuevo informe de la ONU confirma que la población de «todas las partes» del mundo sufre ya los efectos del cambio climático en su salud física y mental. El calor extremo mata y perjudica a las personas, provoca traumas, incrementa las afecciones cardíacas y respiratorias, pero además todos estos efectos son peores para las regiones más vulnerables.
En concreto, concluye que una tormenta, una sequía o una inundación tienen 15 veces más probabilidades de matar a las personas de las regiones más vulnerables, en comparación con las de las regiones menos vulnerables, y la vulnerabilidad de las personas al cambio climático está influida por la evolución social pasada, presente y futura, incluida la marginación de determinados grupos.
El cambio climático hace que el calor extremo, las lluvias torrenciales, la sequía y los incendios sean más intensos y frecuentes, y está impulsando el aumento del nivel del mar, la acidificación de los océanos y los intensos ciclones tropicales, que están dañando y matando a las personas y al mundo natural. Todo ello expone a los humanos y al mundo natural a riesgos «intolerables e irreversibles, más allá de los límites a los que pueden adaptarse».
Al mismo tiempo, el informe habla también de daños económicos a la agricultura, la pesca, la silvicultura, el turismo y la productividad laboral de los trabajadores al aire libre, con fenómenos extremos como los ciclones tropicales que reducen el crecimiento económico a corto plazo y empobrece a las personas e incluso destruye sus propiedades.
Por otro lado, los expertos señalan que los impactos son cada vez más complejos y difíciles de gestionar porque los fenómenos extremos sufren impactos en cascada y los daños del cambio climático en el mundo natural «son mayores de lo que se pensaba».
Los científicos han determinado que el cambio climático ha reducido un 5% la productividad de los tres principales cultivos: maíz, trigo y arroz y que el factor de productividad neta de alimentos ha caído un 21%, lo que arriesga la seguridad alimentaria.
Por otro lado, añade que la mitad de las especies de flora y fauna estudiadas se han desplazado más al norte o a mayor altura; muchas se han extinguido localmente y otras por completo a consecuencia del cambio climático. Es el caso del ratón cola de mosaico, en el norte de Australia y en Papúa Nueva Guinea, donde se ha extinguido y alerta de que si no se reducen rápidamente las emisiones, las extinciones superarán el 10% si se pasa de un incremento de 1,5ºC.
De manera relacionada, la destrucción de los ecosistemas aumenta que tanto la naturaleza como las personas sean más vulnerables y menos capaces de adaptarse al cambio climático y esto afecta sobre todo a los pueblos indígenas y otras personas que dependen directamente de la naturaleza en su día a día.
Región mediterránea
La productividad agrícola en la región mediterránea podría caer un 17% para 2050 a causa del cambio climático si se mantiene un nivel alto de emisiones de CO2, advierte el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU.
El sexto informe de evaluación del IPCC señala que la mediterránea es una región de “relativa alta vulnerabilidad” frente ala crisis climática, aunque con “grandes asimetrías” e impactos más severos en el sudeste.
El documento prevé una reducción de las aportaciones hídricas en la cuenca Mediterránea de entre un 4% y un 8 %, un riesgo que será inevitable “con acciones o sin ellas”, asevera en rueda de prensa Jofre Carnicer, uno de los 270 autores del informe -científicos de 67 países diferentes- y especialista en impactos climáticos en el Mediterráneo.
“Tenemos que trabajar en la adaptación”, insiste por su parte Marta Rivera-Ferre, coautora del capítulo 8 y también experta en esta temática, que recomienda medidas como el incremento de la materia orgánica en los suelos para mejorar su rendimiento y, al mismo tiempo, favorecer la mitigación, pues se incrementaría su capacidad de secuestrar carbono.
Rivera-Ferre subraya en concreto el “riesgo elevadísimo” proyectado para el sudeste español, que -recuerda- es “la canasta de producción de verduras europea”, y destaca la dificultad para transformar y diversificar un modelo agrícola dominado por el monocultivo, como es el de Europa, y donde la producción intensiva “ha degradado los suelos”.
Todo el continente europeo experimentará pérdidas de producción agrícola a lo largo del siglo XXI, anuncia el IPCC, costes que no se verán compensados por las ganancias que podrían observarse en los países nórdicos.
Más de un tercio de la población del sur de Europa vivirá con escasez hídrica
Si el planeta se calienta 2ºC desde los niveles preindustriales para 2100 -los compromisos de reducción de emisiones que los gobiernos han adoptado llevan al mundo hacia un calentamiento de 2,7ºC, según la ONU-, más de un tercio de la población del sur de Europa vivirá con escasez hídrica, lo que impactará negativamente a su seguridad alimentaria, su salud y su economía.
Si se alcanzan los 3ºC de calentamiento, la cifra de personas expuestas a la falta de agua se duplicará hasta dos tercios de la población del sur de Europa, alerta el informe, que es una llamada a la acción urgente «sin mayor dilación» a través de “medidas transformadoras” de mitigación y de adaptación para paliar los impactos de la crisis climática.
Así, aunque algunas consecuencias ya son inevitables, su magnitud y alcance difieren según los niveles de calentamiento: por ejemplo, el número de muertes y de personas en riesgo de estrés térmico podrá ser hasta tres veces mayor en un escenario de 3ºC (siempre respecto al periodo 1850-1900) que en el recomendado de 1,5ºC.
Los daños causados por las inundaciones costeras se multiplicarán al menos por 10 a finales del siglo XXI
Los daños causados por las inundaciones costeras se multiplicarán al menos por 10 a finales del siglo XXI e «incluso más o antes» con los esfuerzos actuales de adaptación y mitigación, reza el informe.
El IPCC incide en que hay una ventana de oportunidad que “se está cerrando” y que pasa por impulsar un cambio de comportamiento “combinado con intervenciones en edificios, refrigeración de espacios y planificación urbana para gestionar los riesgos del calor; restauración, ampliación y conexión de zonas protegidas para los ecosistemas”.
Frente al desafío agrícola, los científicos desaconsejan apostar por la irrigación, sobre todo en el contexto de estrés hídrico que previsiblemente se agravará a medida que aumente la temperatura.
El documento asegura por primera vez la amenaza del cambio climático es «inequívoca» y que «cualquier retraso adicional» en la acción global concertada y anticipada sobre la adaptación y la mitigación perderá una «breve y rápida ventana de oportunidad para asegurar un futuro habitable y sostenible para todos».
No obstante, añade que todas la acciones a corto plazo que limitan el calentamiento global a cerca de 1,5°C reducirían «sustancialmente» las pérdidas y los daños previstos relacionados con el cambio climático en los sistemas humanos y los ecosistemas, en comparación con niveles de calentamiento más altos, pero no pueden eliminarlos todos.
