La falta de valor total del agua en todos sus usos es causa y síntoma del abandono político del agua, según ha señalado Naciones Unidas que insta a cuadruplicar las inversiones en agua y saneamiento para alcanzar el ODS6



El Informe de las Naciones Unidas sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo (WWDR) 2021, publicado por la UNESCO en nombre de ONU-Agua, muestra que la incapacidad para reconocer el valor del agua es la principal causa del desperdicio y el mal uso del agua.
A pesar de la dificultad de atribuir un valor objetivo e indiscutible a un recurso fundamental para la vida, parece necesario examinar las diversas dimensiones del agua para comprender los distintos aspectos de su “valor”. Esto es especialmente importante en tiempos de creciente escasez y en un contexto de crecimiento demográfico y cambio climático.
“El agua es nuestro recurso más preciado, un ‘oro azul’ al que más de 2.000 millones de personas no tienen acceso directo. No solo es esencial para la supervivencia, sino que también desempeña un papel sanitario, social y cultural en el corazón de las sociedades humanas ”, afirma la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay.
Si bien hay coincidencia en que el agua es un recurso único e insustituible, es base de la vida, las sociedades y las economías; y que el acceso a ella es también un derecho humano; hoy todavía hay 2200 millones de personas que carecen de este acceso.
Naciones Unidas afirma que si no se cuadruplican los esfuerzos e inversiones, no se podrá cumplir con la meta de lograr el acceso universal al agua para 2030
Guterres añadió que si no se cuadruplican los esfuerzos e inversiones, no se podrá cumplir con la meta de lograr el acceso universal al agua para 2030, como lo marca la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.
El Informe de la ONU sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos Mundiales 2021, que atribuye el descuido y desperdicio del agua a que generalmente se piensa en ella sólo en términos de costo, sin percibir el inmenso valor que tiene y que ningún precio puede reflejar.
“Esta falta de conciencia sobre su papel clave para la existencia misma es la principal causa de su mal uso y desperdicio. Reconocer, medir y expresar el valor del agua e incorporarlo en la toma de decisiones son fundamentales para lograr una gestión sostenible y equitativa de los recursos hídricos”, subraya el informe.
El estudio “El valor del agua” evalúa el estado actual y los desafíos para la valoración del agua en diferentes sectores y perspectivas e identifica formas en las que esta valoración puede promoverse como una herramienta para ayudar a lograr la sostenibilidad.
Dado el carácter multifacético de las percepciones del agua, propone desarrollar un enfoque integral que tome en cuenta las diferentes dimensiones del agua con el fin de identificar las opciones políticas pertinentes.
Explica que para que este enfoque funcione, debe incluir en las evaluaciones y toma de decisiones a todas las partes interesadas independientemente de su origen o género.
“Si queremos enriquecer nuestro enfoque del agua y no reducirlo a un mero valor monetario, debemos enriquecernos con todos los puntos de vista, especialmente los de las personas afectadas”, apunta el informe y advierte que uno de los grandes retos de la gestión del agua es superar las diferencias de opinión y alcanzar los compromisos necesarios.
Guterres afirmó que un ciclo del agua bien gestionado, “que englobe el agua potable, el saneamiento, la higiene, las aguas residuales, la gobernanza transfronteriza, el medio ambiente y otros aspectos, significa una defensa contra la enfermedad y la indignidad”. Agregó que esa buena gestión también daría respuesta a los desafíos de un clima cambiante y la creciente demanda mundial.
Los datos de la ONU indican que actualmente cerca de una de cada tres personas carece de acceso a agua potable y proyectan que para 2050 hasta 5700 millones de personas vivirán en zonas donde el agua escasea al menos un mes al año.
Asimismo, se estima que para 2040 la demanda mundial de agua podría aumentar en más del 50%, lo que supondría una presión adicional sobre ese recurso.
“El valor del agua”
La edición de 2021 del Informe mundial sobre el desarrollo del agua de las Naciones Unidas (WWDR 2021 de las Naciones Unidas), titulado «Valorando el agua», agrupa metodologías y enfoques actuales para la valoración del agua en cinco perspectivas interrelacionadas..
Los cinco enfoques se centran en valorar la infraestructura hídrica para el almacenamiento de agua, el uso, la reutilización o el aumento del suministro; valorar los servicios de agua, principalmente el agua potable, el saneamiento y los aspectos relacionados con la salud humana; valorar el agua como insumo para la producción y la actividad socioeconómica, como la alimentación y la agricultura, la energía y la industria, las empresas y el empleo; y otros valores socioculturales del agua, incluyendo atributos recreativos, culturales y espirituales.
Entre sus conclusiones destaca que aquellos que controlan cómo se valora el agua controlan cómo se utiliza. Los valores son un aspecto central del poder y la equidad en la gobernanza de los recursos hídricos.
La falta de valor total del agua en todos sus diferentes usos se considera una causa raíz, o un síntoma, del abandono político del agua. De hecho, afirma el informe, el valor del agua, o su conjunto completo de múltiples valores, no es prominente en la toma de decisiones en absoluto.
Naciones Unidas insiste en que el estado actual de los recursos hídricos pone de relieve la necesidad de mejorar la gestión de los recursos hídricos. Reconocer, medir y expresar el valor del agua, e incorporarla a la toma de decisiones, son fundamentales para lograr una gestión sostenible y equitativa de los recursos hídricos y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible de 2030.
Demanda y uso de agua
De acuerdo con el informe de Naciones Unidas para 2021, el uso de agua dulce se ha incrementado por seis en los últimos 100 años y mantiene un crecimiento anual del 1 % desde la década de 1980
Actualmente el 70% de las extracciones de agua se destinan a la agricultura, generalmente para el regadío, pero esta cifra también incluye el agua para el ganado y la acuicultura. Esta proporción puede ascender hasta el 95% en algunos países en desarrollo. El 19% se destina a la industria y el 12% restante se destina a los municipios.
El crecimiento poblacional elevará un 50% la demanda de agua para producir alimentos y esa disponibilidad de recursos no está asegurada según resalta Naciones Unidas.
La calidad del agua
En casi todos los grandes ríos de África, Asia y América Latina la calidad del agua se ha deteriorado a causa de la contaminación, señala el informe ONU. La carga de nutrientes, que generalmente va asociada a la carga de patógenos, es una de las principales fuentes de contaminación, aunque Naciones Unidas denuncia la falta de datos sobre las aguas residuales.
Por ejemplo, los informes sobre el Indicador 6.3.1. de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) acerca de la proporción de aguas residuales tratadas de manera adecuada, indica que el 59% del flujo de aguas residuales domésticas se recoge y se trata adecuadamente, pero este dato se basa en los datos de 79 países solamente, la mayoría de ellos con rentas medias o altas, mientras los datos sobre las aguas residuales industriales son insuficientes.
Se ha calculado que en los países con rentas bajas, solamente el 8% de las aguas residuales industriales o municipales se somete a algún tipo de tratamiento, y a nivel global el 80% de todas las aguas residuales industriales y municipales se vierten al ambiente sin ningún tipo de tratamiento previo, con efectos nocivos para la salud humana y los ecosistemas.
Más allá de estos perjuicios, Naciones Unidas considera que el saneamiento y la depuración permitirían avanzar en la reutilización de las aguas regeneradas. Alrededor de 380.000 millones de m³ de agua podrían recuperarse a partir de los volúmenes de aguas residuales que se producen anualmente. Se calcula que este tipo de reutilización del agua alcanzará los 470.000 millones de m³ en 2030 y los 574.000 millones de m³ en 2050.
La plena recuperación de nitrógeno, fósforo y potasio de las aguas residuales podría satisfacer el 13,4% de la demanda mundial de estos nutrientes en la agricultura
La plena recuperación de nitrógeno, fósforo y potasio de las aguas residuales podría satisfacer el 13,4% de la demanda mundial de estos nutrientes en la agricultura, pero las tecnologías actuales de recuperación de nutrientes a partir de las aguas residuales todavía tienen que alcanzar niveles de eficiencia del 100% .
En este sentido, el informe de ONU afirma que hay estudios que cifran el valor de las aguas residuales en 1,1 billones de dólares, y calcula que ascenderá a 2 billones de dólares en 2050, conforme a un modelo centrado en la reutilización de agua, energía, nutrientes y metales (Stacklin, 2012).
La presión demográfica, uno de los grandes desafíos para el agua
El estrés hídrico, calculado esencialmente como el uso de agua en función del suministro disponible, afecta a muchas partes del mundo. Más de dos mil millones de personas viven en países que experimentan estrés hídrico.
La población mundial está creciendo a un ritmo de 80 millones de personas al año, lo que implica una demanda de agua dulce de aproximadamente 64.000 millones de metros cúbicos anuales.
Se estima que el 90% de los 3.000 millones de personas que se espera se añadan a la población mundial de aquí al 2050 estará localizada en países en desarrollo, muchas de ellas en regiones donde la población actual no tiene un acceso sostenible al agua potable ni a un saneamiento adecuado.
A todo ello ha de sumarse el incremento en la esperanza de vida, que sin duda provocará una mayor demanda de recursos naturales, incluyendo el agua dulce.
Los procesos demográficos y las migraciones también afectarán a la presión sobre los recursos hídricos en las urbes. Se estima que para el año 2030 los núcleos urbanos concentrarán en torno al 60% de la población mundial, y las zonas costeras, donde se concentran 18 de las 27 megalópolis (ciudades con más de 10 millones de habitantes) que hay en el mundo, deberán afrontar además las mayores presiones migratorias.
La «escasez económica» del agua
El informe hace un repaso histórico por la situación, y señala que más de 1.600 millones de personas se enfrentan a la escasez “económica” de agua, lo cual significa que, aunque haya disponibilidad física de agua, carecen de la infraestructura necesaria para acceder a la misma.
Asimismo, señala que varios de los principales acuíferos del mundo están sometidos a un creciente estrés y el 30% de los mayores sistemas de aguas subterráneas se están agotando.
En cuanto a la capacidad de reserva hídrica per cápita de los embalses, el Informe ONU 2021 afirma que está disminuyendo a nivel global, ya que la ampliación de la capacidad no ha avanzado tan rápido como el crecimiento demográfico, a lo que se suma la limitada capacidad de almacenamiento de los embalses existentes, que está progresivamente disminuyendo a causa de la sedimentación.
Las pérdidas del volumen de almacenamiento anual equivalen aproximadamente a un 1% de la capacidad total de reserva artificial, y se calcula que recuperar dichas pérdidas costaría alrededor de 13.000 millones de dólares al año.
De hecho, el informe señala que una evaluación realizada en las 400 mayores cuencas hidrográficas del mundo para valorar su capacidad de almacenamiento, ha revelado que es acuciarte la necesidad de mejorar la seguridad hídrica, pues identificó riesgos de déficit de agua en muchas partes de África, así como en Australia, el norte de China, España y el Oeste de EE.UU.
El descenso generalizado de la capacidad de almacenamiento hídrico total y de la consiguiente disponibilidad de agua dulce se deben, asimismo, a la sobreextracción intensiva de aguas subterráneas y a la pérdida de agua superficial provocada por el aumento de la temperatura.
Las inundaciones y las lluvias torrenciales han aumentado más de un 50% a escala global
Eventos extremos
La escasez de agua sigue figurando como uno de los riesgos mundiales que más preocupan a los responsables políticos y a los líderes empresariales.
A lo largo del período de 2009–2019, las inundaciones causaron aproximadamente 55.000 muertes (incluidas 5.110 tan solo en 2019), afectaron a 103 millones de personas (incluidas 31.000 tan solo en 2019) y causaron pérdidas económicas por un valor de 76.800 millones de dólares (incluidos 36.800 millones tan solo en 2019).
Durante el mismo período, las sequías afectaron a más de 100 millones de personas, provocaron la muerte de 2.000 personas más, y causaron directamente más de 10.000 millones de dólares de pérdidas económicas.
A lo largo de la última década las inundaciones y las lluvias torrenciales han aumentado más de un 50% a escala global, y se registran con una frecuencia cuatro veces mayor que en los años 80, previéndose además que el cambio climático incremente aún más la frecuencia y la gravedad de las inundaciones y sequías.
El Banco Mundial (2016) estimó que las regiones afectadas por la inseguridad hídrica podrían experimentar un descenso de sus índices de crecimiento de hasta un 6% del PIB en 2050 a causa de las pérdidas de la agricultura, la salud, los ingresos y la propiedad – lo cual las sumiría en un crecimiento negativo continuo-.
