Durante la COP15 de lucha contra la desertificación distintas voces coinciden en que es necesario que gobiernos, empresas y ciudadanos unan fuerzas para evitar una mayor degradación en la tierra. La tecnología y el cambio de hábitos de consumo se plantean como necesidades para salvaguardar los suelos



Durante la decimoquinta sesión de la Conferencia de las Partes (COP15) de la Convención de la ONU de Lucha contra la Desertificación (UNCCD) altos cargos gubernamentales y de organizaciones internacionales pidieron este martes «voluntad política» para concretar acciones a fin de restaurar los suelos degradados.
En el foro, que empezó este lunes en Abiyán, capital de Costa de Marfil, la subdirectora de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), María Helena Semedo, subrayó la necesidad de una «voluntad política muy fuerte». «Necesitamos trabajar juntos, necesitamos unir fuerzas, necesitamos tener un enfoque holístico e inclusivo para tener una mejor producción y un mejor medioambiente», declaró Semedo durante su intervención en las reuniones de alto nivel.
También intervino Sadhguru, líder del movimiento global para abordar la crisis del suelo Save Soil (Salvar el Suelo), quien subrayó que la conferencia «debe terminar con acciones concretas y (…) que sean implementables». Sadhguru concluyó: «No quiero que esta COP15 termine como una convención más, con más papel y más papel».
Bajo el lema «Tierra. Vida. Legado: de la escasez a la prosperidad», la COP15 se celebra desde el 9 al 20 de mayo en Abiyán. La conferencia reúne a jefes de Estado, ministros, líderes del sector privado, científicos, ONG y organizaciones de la sociedad civil con el objetivo de llamar a la acción para garantizar que los suelos continúen beneficiando a generaciones presentes y futuras.
La UNCCD, en vigor desde 1996, es el único acuerdo internacional legalmente vinculante sobre cuestiones relacionadas con el suelo terrestre, promoviendo su buena administración y tratando de mitigar los efectos de su degradación y desertificación. El 27 de abril la ONU publicó un informe sobre la desertificación dónde advierte que el ritmo de degradación de las tierras cultivables aumenta a una velocidad entre 30 y 35 veces superior a la histórica. El documento de la ONU alerta que, si nada cambia, para 2050 se producirá una degradación adicional de una área del tamaño de América del Sur.
Reorientar el modelo de consumo
Entre los temas abordados en la segunda jornada de la COP15, los intervinientes pusieron en entredicho el sistema actual de producción y consumo. Según Semedo, el 95% de los alimentos que se consumen vienen de la tierra, que actualmente se encuentra en un punto crítico y alarmante, al igual que el agua, lo que pone bajo presión los ecosistemas. La responsable de la FAO también remarcó varios desafíos como el crecimiento demográfico, la competencia de los usos de la tierra entre la urbanización, la industria y la agricultura, la consecuente deforestación y la crisis climática, entre otros.
Por su parte, la vicepresidenta asociada del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (IFAD), Jo Puri, advirtió de que el 80% de las calorías que se ingieren proceden de solo tres cultivos (maíz, trigo y arroz) y señaló la relevancia de cambiar este patrón incluyendo otros alimentos como la yuca, el sorgo y el mijo. En una línea similar, la directora general de Medio Ambiente de la Comisión Europea, Florika Fink-Hooijer, indicó que «todos nosotros tenemos que cuidar realmente el uso de la tierra (…) porque está bajo estrés en todas partes».
De acuerdo con Fink-Hooijer, la sequía es también una gran preocupación en Europa, con el 2% de esta región en un alto o muy alto riesgo de desertificación. Fink-Hooijer remarcó problemas como el desperdicio de alimentos, la dieta «demasiado» basada en la carne, que la mayor parte del suelo europeo no se utiliza para cultivos para el consumo humano, sino para alimentar al ganado; y aludió a cómo la guerra en Ucrania ha supuesto para Europa una pérdida de acceso a determinados cereales.
Herramientas para el cambio
Fink-Hooijer enfatizó que la Unión Europea apuesta por un observatorio de suelos saludables y está analizando «muchas propuestas legislativas» para gestionar el estrés al que está expuesta la superficie terrestre. Por su parte, la subdirectora de la FAO , Semedo apuntó que la tecnología y la digitalización de datos permiten utilizar y gestionar mejor los recursos naturales. Así como las herramientas para una mejor planificación y gestión sostenible. En ese sentido, Sadhguru propuso establecer el compromiso de aumentar al 3% el contenido orgánico del suelo, un porcentaje al que, según él, no llega ninguna nación.
En la COP15 también participó hoy la expresidenta de Finlandia Tarja Halonen, quien enfatizó que los jóvenes deben ser «pioneros en la elección de alimentos, el consumo y el transporte sostenibles» y pidió priorizar el diálogo intergeneracional en la búsqueda de soluciones para evitar la desertificación. «Los estudios han demostrado que los jóvenes en mi propio país y en todas partes encuentran que no se les escucha (…), así que tenemos que empezar a escucharlos mejor», dijo Halonen.
España pide gobernanza global
Durante su intervención en la COP15 el secretario de Estado español de Medio Ambiente, Hugo Morán, solicitó «avanzar en una gobernanza global que comprometa la acción concertada de los gobiernos, determine la responsabilidad social de las empresas y propicie los niveles adecuados de concienciación colectiva».
En su intervención en las reuniones de alto nivel Morán enfatizó la importancia de «difundir el conocimiento, practicar la transparencia y propiciar el diálogo». El secretario de Estado español de Medio Ambiente advirtió: «No podemos seguir produciendo y consumiendo al ritmo de las sinergias del último siglo porque la tecnología no va a poder compensar la presión de una demanda que crece exponencialmente».
Igualmente, Morán abogó por reorientar los patrones de consumo y ser conscientes de que, «a mayor consumo, mayor responsabilidad en la degradación ambiental, en la destrucción de la biodiversidad o en la contribución a más severos impactos climáticos». Incidió en que ya no es suficiente con restaurar los suelos degradados, sino que hay que producir «atendiendo a la capacidad de carga de cada territorio y consumir sin sobrepasar sus límites de producción».
