El nuevo Plan Hidrológico del Segura plantea un déficit hídrico de 310 hectómetros cúbicos de agua, con una demanda anual de 1.522 hectómetros. Los efectos del cambio climático y el cambio de reglas del trasvase desde el Tajo tendrán que ser compensados con agua desalada



El Plan Hidrológico del Segura presentado este lunes por el ministerio para la Transición Ecológica analiza detenidamente la situación de los recursos hídricos de la cuenca y presta una especial atención a la necesaria adaptación al cambio climático en una región que será duramente castigada por sus efectos, los problemas de la contaminación difusa, la conservación de la calidad de las aguas tanto superficiales como subterráneas y el caso del trasvase Tajo-Segura.
El documento destaca este trasvase como «el más importante para el conjunto de la Demarcación Hidrográfica del Segura, ya que además de su uso en abastecimiento a la mayor parte de la población de la demarcación, aporta aproximadamente el 90% de los recursos totales transferidos que se reciben en año medio para riego».
La cuenca del Segura, que plantea un déficit hídrico de 310 hectómetros cúbicos de agua, con una demanda anual de 1.522 hectómetros, también recibe aportaciones en la cuenca del Guadalquivir, a través del trasvase Negratín-Almanzora, y determinadas zonas de riego de la demarcación, transferencias procedentes del Júcar-Vinalopó.
Las aportaciones totales son de 1.426,1 hm2 contando 213,2 de bombeos no renovables, y se producen por la suma de 366,9 hectómetros cúbicos de aguas superficiales propias y afluentes, 197,5 del trasvase del Tajo, 17 del trasvase del Negratín, 61,3 de azarbes, 91,3 de aguas residuales depuradas directas y 44 indirectas, 212,1 de bombeos renovables y 222,8 de desalinización.
Las zonas del Altiplano, Sureste de Albacete, regadíos abastecidos mediante los recursos del Ascoy-Sopalmo y regadíos del Valle del Guadalentín, presentan déficits importantes por sobreexplotación.
Previsiones sobre el trasvase
El texto señala que los volúmenes trasvasados en el cuatrienio 2014/15-2017/18 se han situado claramente por debajo de la media y han llegado a alcanzar valores anuales inferiores a los mínimos que se transfirieron durante las sequías de los años 1992/95 y 2005/08. Y aclara que este periodo cuatrienal coincide en buena parte con el episodio de escasez coyuntural por sequía en el que vio inmersa la Demarcación Hidrográfica del Segura entre los años 2015 y 2019, como consecuencia entre otros, del descenso en las aportaciones y en las existencias en los embalses de Entrepeñas y Buendía (cabecera del Tajo) que llegaron a situarse por debajo de los 400 hm³, entrándose en el nivel 4 definido en las reglas de explotación del Trasvase Tajo-Segura. Por tal motivo se produjo una situación de no trasvase entre los meses de junio de 2017 y marzo de 2018.
Para el ciclo de planificación 2022/27 se ha simulado la aportación del trasvase aplicando las vigentes reglas de explotación, obteniéndose una aportación media en el período 1980/81 a 2017/18 de 295 hm3 /año, de los que 197 hm³/año lo serían para regadío y 98 hm³/año para abastecimiento de poblaciones, lo que confirma la tendencia a la disminución con respecto a los valores considerados en los anteriores ciclos de planificación (320 para el ciclo 2009/15 y 305 en el ciclo 2015/21).
El texto señala que «la disminución de los recursos que se reciban procedentes del trasvase Tajo-Segura por debajo del nivel medio trasvasado considerado en este plan para regadío, 197 hm³/año, como consecuencia de los efectos del cambio climático, la modificación de las reglas de explotación de la infraestructura del trasvase o el aumento de las necesidades propias de la cuenca del Tajo, bien por un incremento de los caudales circulantes o de su demanda propia, supondrá una variación de la situación identificada en este borrador de proyecto del plan, que en la medida en que tenga que ser compensada por un incremento en el uso de aguas desalinizadas, tendrá impacto en la calidad del agua a suministrar al regadío y en la tarifa final del agua que ha de abonar el usuario».
El plan advierte que «el uso de una elevada fracción de la capacidad de desalinización existente para aumentar la garantía
de estos regadíos del trasvase, supone movilizar recursos que también resultan necesarios para solucionar los problemas derivados de la sobreexplotación de aguas subterráneas existentes en la demarcación, lo que dificultará la consecución del objetivo de conseguir el buen estado de las masas de agua subterránea al horizonte 2027».
Demanda de agua creciente
La demanda del abastecimiento humano del levante español (Almería, Hellín (Albacete), Alicante y Murcia) alcanza, según un estudio fijado en el año 2021, los 249,7 hectómetros cúbicos de agua, 75,2 atendidos por desalinización, 7,2 por bombeos renovables, 97,5 del trasvase del Tajo, y 69.8 de aguas superficiales propias. Ese volumen podrá alcanzar los 258,1 hectómetros para el año 2027 y 271,9 hectómetros para 2039.
En la planificación se incluye un apartado dedicado al cambio climático según el cual y como conclusión del estudio, los resultados muestran que la temperatura sufrirá un incremento notable en sus valores para el año 2050, de hasta 2ºC que podría llegar a 4ºC en verano, y concluye que el nivel del mar podría subir entre 2 y 3 mm/año.
En base al escenario tendencial, se cuantifica para el año 2040 un retroceso medio de las playas en la vertiente mediterránea de entre 1 y 2 metros, basado exclusivamente en el aumento del nivel del mar y sin tener en cuenta el posible efecto de los fenómenos extremos.