Después de casi 14 días de información, estudios, debates y negociaciones sobre el cambio climático, el agua, más allá de la oceánica, ha quedado diluida y relegada en la Conferencia de las Partes de Naciones Unidas en Madrid, la más larga de la historia



A pesar de que una de cada cuatro personas habita en países en los que se vive al límite de sus recursos hídricos, con un consumo por encima del 80% de la disponibilidad de agua, y la evidencia científica de que el cambio climático agravará aún más el estrés hídrico, el agua se ha diluido por completo en la Conferencia de las Partes de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, clausurada este domingo en Madrid.
Muchos de los más de 200 estados representados en la Cumbre de Alto Nivel de esta COP, la más larga de las 25 que se han celebrado hasta el momento, sufrirán de una u otra forma el impacto del cambio en los recursos hídricos y sin embargo en esta COP, “ninguno se ha mojado”.
Bien por las inundaciones derivadas de la subida del nivel del mar, que amenaza con sumergir muchas regiones insulares y costeras, por el aumento de la desertificación y la drástica reducción de los caudales de los ríos.
Todos, son conscientes de que el calentamiento global acarreará un mayor estrés hídrico en casi todo el planeta y acercará a muchas regiones a lo que ahora se conoce como “Día Cero”, el día en que los grifos se secan y que ya ha amenazado a ciudades de 17 países desde Ciudad del Cabo hasta São Paolo o Chennai.


Si bien, los compromisos que se venían a defender en esta COP, los alcanzados en 2015 en el Acuerdo de París, de intentar frenar el incremento de la temperatura del planeta mediante el control de las emisiones de los Gases Efecto Invernadero “se han descafeinado” y pospuesto para la Cumbre de Glasgow (Escocia) en 2020, las acciones de mitigación y adaptación a la nueva realidad climática han quedado en dique seco.
En la Zona Azul, donde las partes negociantes de Naciones Unidas debatían los acuerdos, los recursos hídricos, su gestión, la adaptación, la mitigación, no han estado sobre la mesa.
En cambio, en la Zona Verde, allí donde la sociedad civil se ha manifestado estos días, el agua y los recursos hídricos sí han tenido el lugar que les corresponde.
Empezando por la participación del Relator especial de Naciones Unidas para el Agua, Leo Heller, que destacó que la disponibilidad de recursos hídricos es uno de los ítems más amenazados por el cambio climático global y tiene ya un impacto real en los derechos humanos de acceso al agua y al saneamiento en muchas regiones por lo que para garantizarlos es fundamental que los Estados trabajen en políticas de gestión.
Para Heller sin agua no hay desarrollo humano ni económico y por eso, en este contexto de Objetivos de Desarrollo sostenible tan ligados al agua, los Estados son los responsables de velar por el cumplimiento de estos dos derechos humanos y para ello han de tener en cuenta el impacto que el cambio climático pueda tener en sus infraestructuras de abastecimiento porque el ODS6 impacta a su vez en la salud, la desigualdad de género, la pobreza y el hambre.
Y ha sido también en la zona verde, allí donde la sociedad ha hablado, donde se ha hablado de los retos hídricos del futuro, en este caso desde el stand de la única empresa gestora del ciclo del agua con presencia en la COP: SUEZ.
Allí se ha puesto de manifiesto como el conocimiento, la transformación digital, la innovación y el desarrollo tecnológico, la concienciación y las alianzas entre todos los eslabones de la cadena del ciclo integral de agua, que ha de ser cada vez más circular, son los pilares de la adaptación de la gestión de los recursos hídricos al cambio climático.
Conceptos como depuración, regeneración, reutilización, fuentes alternativas como la desalación, eficiencia y concienciación, profesionalización y consumo eficiente han ido salpicando las jornadas consecutivas fuera y dentro de esta COP25, presidida por Chile, que afronta una de las peores sequías de su historia. Un encuentro que estuvo bendecido en sus inicios por el agua de la lluvia madrileña y que bebió del grifo pero de la que no se ha ocupado. Habrá que esperar a 2020, como las emisiones de CO2.
