La Red de Cátedras del Agua identificará nuevos indicadores para medir la sostenibilidad del sector

La Red de Cátedras del Agua identificará nuevos indicadores para medir la sostenibilidad del sector

La Red de Cátedra del Agua se orientará en los próximos meses a identificar nuevos indicadores de sostenibilidad y circularidad para medir y comparar la gestión eficiente de los recursos hídricos en cada territorio y operador


El cambio climático y el crecimiento poblacional han hecho que en los últimos 100 años se haya multiplicado por seis la presión sobre los recursos hídricos, un dato que obliga más que nunca a cambiar las estrategias de gestión hacia modelos más sostenibles y circulares, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible que marca la Agenda 2030.

Es un cambio de modelo más urgente, si cabe, en el actual contexto socioeconómico que fuerza una transformación de todos los modelos productivos, poniendo a las personas en el centro para no dejar a nadie atrás e incorporando el binomio agua-energía en la ecuación que optimice la gestión de los recursos hídricos.

La adopción de las mejores decisiones y la priorización de las actuaciones de mejora que se propongan precisa contar con información y datos ciertos acerca del estado y nivel de sostenibilidad y circularidad del ciclo del agua, especialmente del ciclo urbano del agua, y para ello se hace imprescindible identificar los indicadores que permitan medir y comparar la gestión eficiente y sostenible del agua en cada territorio y operador. 

Así se concluye de la sesión celebrada esta mañana por la Red de Cátedras del Agua, en la que se han compartido los avances de proyectos desarrollados en diversas cátedras de la red, encaminados precisamente a identificar estos indicadores a diferentes escalas y temáticas, especialmente en sostenibilidad y circularidad, que será uno de los ejes prioritarios que incorpora esta red de intercambio de conocimiento a partir de la premisa de que lo que no se mide difícilmente se puede gestionar y, por tanto, no se puede mejorar. 

Día de la Tierra agua bosque economía circular

La red de Cátedras del Agua, formada 11 Cátedras Universidad-Empresa coordinadas por el grupo Agbar con el agua como eje transformador, nace como un punto de intercambio de conocimiento y talento en la búsqueda de las mejores soluciones a los retos que afronta la sociedad con la colaboración público-privada como estandarte. 

Desde hace año y medio se ha trabajado en diferentes grupos sobre temas prioritarios, para intercambiar experiencias y enriquecer las líneas de investigación con un enfoque multidisciplinar y más amplio para aplicarlo a cada uno de los territorios. Hoy se incorpora como línea de trabajo la búsqueda de esos indicadores de circularidad y sostenibilidad; los primeros de ellos muy avanzados por la Cátedra de Economía del Agua de la UNED-Aquae, que tiene previsto presentarlos a finales de noviembre en el Congreso Nacional de Medio Ambiente. 

Nuevos indicadores de circularidad 

Así lo anunciaba esta mañana Sofía Tirado, de la Cátedra de Economía del Agua de la UNED-Aquae, que destacaba como conclusión de los proyectos de la cátedra que actualmente solo hay cuatro ejes propuestos de indicadores de circularidad centrados en la reutilización de aguas regeneradas y hace falta incorporar nuevos indicadores estratégicos y prioritarios para poder evaluar el grado de implantación y eficacia de las políticas de economía circular en el ciclo del agua. 

En los últimos años, se han desarrollado numerosas estrategias y planes de acción en materia de economía circular, tanto a escala europea, estatal, autonómica como local, donde el agua ha tenido un escaso y dispar tratamiento. No obstante, el agua ofrece un gran potencial para la transición hacia la economía circular.

Así, la circularidad en materia de agua implica la mejora de la eficiencia hídrica, la planificación hidrológica, la reutilización de agua regenerada, la valorización energética del biogás que se obtiene en el proceso de depuración o el aprovechamiento de lodos generados en dicho proceso, entre otros, ha señalado Tirado. 

Una de las principales carencias que dificulta las acciones para la introducción de la economía circular del agua es la de indicadores que evidencien el resultado de su aplicación, así como su evolución y posibilidades de mejora, ha señalado Tirado. 

«Lo que no se mide difícilmente se puede gestionar y, por tanto, no se puede mejorar»

La Cátedra Aquae de Economía del Agua (Fundación Aquae–UNED), forma parte del Comité Técnico de Agua y Economía Circular de CONAMA, donde trabaja desde hace años en la elaboración de una serie de indicadores para el seguimiento y evaluación de la economía circular en materia de agua en España. 

Los indicadores abarcan las distintas fases del ciclo del agua (tanto natural como urbano) y las distintas facetas de la economía circular. De este modo, en la propuesta que se presentará a finales de noviembre en CONAMA  se recogen indicadores de captación, que miden si la asignación del agua, según su uso y origen, se realiza de la forma más eficiente posible. En este grupo se incluyen indicadores como el “porcentaje de agua captada directamente por los sectores económicos respecto al total de agua captada”, la “proporción de agua desalada con respecto al total de agua captada”, o el “índice de explotación de agua (WEI+)”, que mide el nivel de estrés hídrico y se utiliza como indicador de seguimiento del ODS 6, Agua limpia y saneamiento.

También hay indicadores de abastecimiento, saneamiento y reutilización, que evalúan en la economía del agua la incidencia y eficiencia de estas fases y la inversión en este tipo de infraestructuras. En la fase de abastecimiento destaca el “porcentaje de fugas en las redes de abastecimiento” y en la fase de saneamiento y reutilización, además del “volumen de agua reutilizada”, indicador presente en la mayoría de las estrategias circulares, el “porcentaje de aguas reutilizadas destinadas a cada uso”, el “porcentaje de aprovechamiento de subproductos de la depuración de aguas residuales (lodos)” y los “kilómetros de redes separativas”. 

Se añaden indicadores de uso del agua, que analizan la eficiencia en el uso de este recurso por parte de los distintos usuarios, así como la “huella hídrica” o la “relación de sustituibilidad de los recursos hídricos convencionales y no convencionales”. 

Por último, hay indicadores del nexo agua y energía, que inciden en el binomio agua-energía desde la economía circular con indicadores que permiten calcular la “eficiencia energética global” o la “proporción de energía procedente de fuentes renovables y verdes respecto a la energía utilizada” por parte de los servicios de agua. 

Indicadores de sostenibilidad 

El director de la Cátedra de Ecoeficiencia Hídrica, fruto de la colaboración entre Hidrogea y la Universidad de Murcia, Miguel Ángel Cámara, ha presentado los proyectos de esta cátedra centrada en la investigación, formación y divulgación en el campo de la gestión del ciclo integral del agua y, más concretamente, en el ámbito del saneamiento y de la depuración de las aguas residuales. 

Cámara, quien ha resaltado las características hídricas de la región de Murcia como un lugar donde «más que gestionar el agua se gestiona la falta de ella», y la importancia de poner en valor este recurso como «motor de transformación», ha querido destacar el papel de la colaboración público-privada en la transferencia de conocimiento y en el desarrollo y la aplicación de avances tecnológicos. 

La Cátedra de Ecoefiencia Hídrica está trabajando en un proyecto que identifica los indicadores para poder medir y comparar el grado de eficiencia del ciclo urbano del agua, a fin de evaluar los diferentes sistemas de gestión de cada municipio, de manera que se determinen los puntos susceptibles de mejora y se facilite la toma de decisiones en cuanto a inversiones o actuaciones necesarias para avanzar en eficiencia. 

ciclo hidrológico

Para ello, han trabajado en los 45 municipios de la Región de Murcia, que abastecen de agua a aproximadamente a 1,5 millones de habitantes, en una región marcada por el déficit hídrico y la dependencia de fuentes alternativas de agua como la desalación o los trasvases y en la que la gestión eficiente es fundamental para garantizar una mejora del servicio de agua a los ciudadanos. 

Para lograrlo, han realizado los cálculos econométricos para medir la ecoeficiencia, han cuantificado los valores óptimos de los indicadores para ser ecoeficientes, determinado los factores ambientales que permitan mejorar la ecoeficiencia y trabajan en una propuesta de estrategias para comparar y alcanzar esa ecoeficiencia en los servicios del agua municipal, así como establecer los factores ambientales que puedan contribuir a mejorar la gestión ecoeficiente de estos servicios. 

Miguel Ángel Cámara considera que una vez que se concluyan los trabajos y se compruebe la eficacia de la comparación, se podrá extrapolar a cualquier otra región o municipio. 

Contaminantes emergentes  

En la jornada de la Red de Cátedras del Agua también ha intervenido Isabel Martínez, de la Cátedra de Responsabilidad Social »ODS con ciencia» de la UCAM e Hidrogea, donde recientemente han finalizado el proyecto Life Clean Up, que ha permitido validar un sistema de tratamiento capaz de eliminar los contaminantes emergentes de las aguas residuales procedentes de depuradoras, así como el desarrollo de dispositivos portátiles para la monitorización de las aguas a tiempo real. 

«La presencia de contaminantes emergentes es cada vez mayor», ha señalado Martínez. Especialmente preocupan los antibióticos, debido a que pueden dar lugar a la aparición de bacterias resistentes, pero también a que dichos antibióticos pueden afectar negativamente a los ecosistemas y a los organismos que los habitan; pero también otros agentes, como hormonas, restos de sustancias presentes en cosméticos, fármacos o sustancias de abuso pueden ser dañinos. 

El objetivo es establecer sistemas de control para aquellas sustancias potencialmente susceptibles de incorporarse a la lista de sustancias contaminantes que pudieran considerarse prioritarias de cara a garantizar una buena calidad de las aguas regeneradas. Esta calidad de las aguas regeneradas es fundamental en las estrategias de circularidad del ciclo urbano del agua, a fin de evitar el impacto ambiental que pudieran tener estas aguas. 

«Hace falta incorporar nuevos indicadores para evaluar las políticas de economía circular en el ciclo del agua»

Para ello, en la cátedra han analizado la calidad de las aguas tanto a la entrada como a la salida de las 11 estaciones depuradoras de la región de Murcia, donde se tratan al año 113 hectómetros cúbicos, de los cuales se reutiliza casi un 99%, y se ha monitorizado la detección de estas sustancias o contaminantes emergentes, también en los lodos, a fin de establecer políticas de eliminación. 

Si bien existe la tecnología para que todos estos contaminantes emergentes sean eliminados en el proceso de depuración, Martínez aboga por una política de prevención para evitar que lleguen a las aguas residuales, ya que su eliminación es costosa y compleja. 

El objetivo es dar continuidad a varios proyectos de investigación desarrollados durante los últimos años.  “En la UCAM hemos estado monitorizando y evaluando la presencia de contaminantes emergentes, principalmente compuestos farmacéuticos en las aguas residuales de las EDAR y en las aguas ya depuradas, para así evaluar los diferentes grados de eliminación de este tipo de contaminantes en los diferentes sistemas de tratamiento, así como evaluar el grado en que los posibles productos farmacéuticos presentes en las aguas regeneradas pueden translocarse a los cultivos que sean regados con ellas. Para ello, analizamos este tipo de contaminantes también en otras matrices, como pueden ser los vegetales y los suelos”, explica el responsable de la cátedra.

La puesta en común entre los componentes de la Red de Cátedras del Agua y la divulgación de sus investigaciones a la comunidad permitirá sumar sinergias y lograr nuevos avances en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y en soluciones a los retos que plantea la emergencia climática, tanto para un recurso crítico como el agua como para el medio ambiente, de modo que se pueda asegurar el bienestar y la calidad de vida de las personas.



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