Las principales gestoras del ciclo urbano del agua coinciden en destacar el papel esencial de la formación integrada y orientada a la empresa como palanca de innovación de un servicio esencial como el agua



El sector del agua es un sector estratégico, ya que se concentra en un bien público cada vez más escaso y de primera necesidad, al que los usuarios tienen que poder acceder en condiciones asequibles, justas y equitativas, siendo un elemento clave tanto desde el punto de vista social, como económico por su papel en el desarrollo de cualquier actividad y ambiental. Los profundos impactos que el cambio climático tiene sobre los recursos hídricos y el escenario energético crítico en el que nos encontramos obligan también al sector del agua a afrontar una transformación hacia un paradigma circular donde las nuevas tecnologías y la innovación hacen más necesaria que nunca una formación integrada y continua que proporcione profesionales cualificados para convertirse en el motor de la innovación de esa agua circular, verde y digital en la que ya estamos inmersos.
Esta ha sido una de las principales conclusiones extraídas este miércoles en la Jornada “La formación como palanca de innovación en el sector del agua” organizada por el Centro de Referencia Nacional de Energía Eléctrica, Agua y Gas de Guadalajara (CEAGU) y la Asociación Española de Empresas Gestoras de los Servicios de Agua Urbana (AGA).
Enrique Hernández, Director General de AGA, ha destacado los hitos que el sector del agua tiene por delante, tanto normativos como ambientales y tecnológicos, unos retos que deben servir como una oportunidad para profesionalizar un sector esencial como el agua urbana, estratégico desde todos los puntos de vista y que exige un servicio sostenible, eficiente y excelente para el conjunto de la ciudadanía.
En este sentido, ha destacado cómo la transposición de la nueva Directiva de Calidad del Agua para uso doméstico va a requerir de un esfuerzo importante por parte del sector, para el que necesitará capitalizar todo el talento disponible para afrontar con éxito los desafíos tecnológicos que plantea, pero además, es una directiva transversal que se refiere a la profesionalización del sector como un ejemplo la importancia de la formación y la cualificación de los trabajadores del agua para optimizar la gestión del recurso.
Eloy García, director del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados del Agua (IMDEA Agua) se ha centrado en cómo los problemas del agua, si bien se consideraban locales, poco a poco han ido adoptando una perspectiva de riesgo global al entender que la eficiencia en el suministro urbano y el tratamiento, suministro y saneamiento de pequeñas comunidades puede tener una afectación en el resto del planeta, tal y como ya se viene recogiendo la gestión de los recursos hídricos como un factor de riesgo para el desarrollo de la economía global en el Foro de Davos.
García ha puesto el foco en cómo una de las prioridades del sector del agua en los últimos años ha sido la eficiencia dentro del ciclo urbano del agua, al tratarse de un sector con gran demanda energética, ya que tanto para potabilizar como para depurar el agua hace falta energía.


Así ha explicado como una de las tendencias más innovadoras en el sector es tratar de reducir esos consumos energéticos con sistemas y tecnologías más eficientes así como incorporar modelos que reduzcan la huella de carbono del proceso optando por energías renovables incluso mediante procesos de activación de los lodos para recuperar energía, “un hallazgo cuyo impacto en la salud humana puede tener el mismo Impacto que las vacunas o la anestesia”.
Para García la envergadura de las soluciones a este binomio agua-energía requiere visiones multidisciplinares y así es como debe ser la formación específica incorporando visiones desde diferentes ámbitos del conocimiento tal y como se plasma en las principales líneas de innovación por las que están apostando las empresas.
Se trata de líneas de investigación que van desde la eficiencia energética del ciclo integral del agua, a la generación de biogás en los procesos de depuración, el impulso a las renovables, la valorización de subproductos generados en los procesos de depuración, filtros verdes, drenaje urbano sostenible o control de microplásticos y otros contaminantes emergentes, entre otras.
Uno de los ejemplos de cómo el agua atrae al talento a partir de una formación integrada en el desarrollo empresarial lo ha expuesto Álvaro Mayor Pillado, jefe de proyectos de Cetaqua, el centro tecnológico del grupo Agbar, donde complementó su formación con unas prácticas Universidad-Empresas y donde completó su doctorado y tesis doctoral en la misma compañía centrándose en la recuperación y valorización de nitrógeno en fertilizante.
“Una muestra de como la formación puede convertirse en una herramienta con la que obtener nuevas soluciones y servicios que mejoren la actividad de la compañía, en este caso recuperando nitrógeno y fósforo de las aguas residuales para reducir la eutrofización del medio acuático, a la vez que beneficia al sector agrícola con un menor coste asociado a la producción de fertilizantes”, ha explicado.


Mayor ha hecho hincapié en que la retención del talento y la empleabilidad son una pieza importante para el éxito de la formación, ya que se invierte tiempo, recursos y dinero en formar a personas que es importante conservar en la empresa.
En este sentido, ha puesto en valor la apuesta de Agbar por una formación adaptada a las necesidades reales de la empresa y enfocadas a una mejora de los servicios prestado al conjunto de la sociedad, mediante ciclos de FP Dual o doctorados industriales, a través de Cetaqua, como modelo de colaboración público-privada enfocados en el ciclo integral del agua a nivel de investigación para desarrollar y escalar nuevas herramientas para su implementación a escala industrial.
Además, ha añadido que más allá de Cetaqua, Agbar cuenta con la Escuela del Agua que está especializada en la formación específica y especializada del ciclo integral del agua.
Recuperar nutrientes del agua residual
Mayor ha explicado que entre sus investigaciones trata de recuperar nutrientes del agua residual, no solo para resolver un problema de exceso de nitrógeno y fósforo disueltos en ecosistemas acuáticos al tiempo que se da respuesta a la demanda de nutrientes para fertilización por parte del sector agrícola, un elemento estratégico con gran dependencia exterior.
Actualmente, ha explicado Alvaro Mayor, los medios de obtención de estos elementos son ambiental y económicamente poco sostenibles, por ser el fósforo un recurso limitado y por requerir el nitrógeno un elevado coste energético. Así a través del proyecto LIFE NECOVERY durante los últimos cinco años se ha concretamente en la aplicación de tecnologías para la recuperación de nitrógeno de la línea de aguas de depuración con el objetivo principal de aumentar su eficiencia energética y por lo tanto reducir el consumo.
Concretamente Mayor, tal y como recoge su tesis doctoral, demuestra que incorporando una fase previa de intercambio iónico con zeolitas puede aumentar hasta 30 veces la concentración de nitrógeno (amoníaco) y un elevado pH para producir las sales de amonio que se emplean como fertilizantes.
Esta investigación dio un paso más allá con el proyecto LIFE ENRICH, liderado también por CETAQUA, para demostrar científicamente mediante una planta piloto instalada en la EDAR de Murcia Este que la recuperación de nitrógeno y fósforo a partir del agua residual para su uso como fertilizantes es técnica, económica y ambientalmente viable.
Mejora de la visibilidad y reputación del sector para captar talento
En la jornada, se hizo referencia al estudio de identificación de las necesidades formativas elaborado en 2020 por Ceagu en el que se destaca el perfil de las plantillas del sector del agua, predominantemente masculino, con un 75% de las plantillas de personal conformadas por hombres y un 25% por mujeres. No obstante, esta desigualdad de género se va corrigiendo poco a poco, siendo mayor en los últimos años la incorporación de mujeres que la de hombres.
Debido a la estabilidad económica y baja rotación de empleados existente en el sector, las plantillas se encuentran ligeramente envejecidas, siendo superior al 30% el número de empleados con edad superior a los 50 años. No obstante, en los últimos años se están incorporando cada vez más jóvenes a las empresas del sector. La estabilidad económica del sector del agua se refleja también en la baja temporalidad de los contratos, con más de un 85% de contratos de trabajo indefinidos.
En este sentido, se detecta una oportunidad en la mejora de la visibilidad y reputación del sector como palanca para fortalecer la captación de talento.Más de la mitad de los trabajadores (52,6%) se encuadran en la categoría de operarios técnicos y oficiales, lo que evidencia la necesidad no sólo de certificar habilidades adquiridas por estor trabajadores en el ejercicio de su carrera laboral sino contar con una formación continua que evite la obsolescencia ante el ritmo de incorporación de nuevas tecnologías en un sector tan dinámico e innovador.
De hecho, el propio estudio destaca que la formación de los empleados es considerada por las empresas como uno de los aspectos estratégicos para el correcto desarrollo de sus actividades. La mayoría de las empresas desarrolla planes de formación anuales con la finalidad de mejorar el desempeño, las competencias y las habilidades de gestión de los trabajadores y permitir que se adapten a los nuevos requerimientos normativos y tecnológicos.
Sin embargo, en lo que se refiere a la formación específica desde el Centro Nacional de Referencia Ceagu, en términos generales, se observa un déficit relacionado con la oferta formativa reglada disponible en todos los niveles del sector del agua, tanto por la falta de titulaciones como de ciclos formativos específicos y centro de impartición.
Esto se atribuye a que la formación en agua es muy generalista y está diluida en asignaturas de los diferentes Grados Universitarios, reservando los estudios más específicos para su impartición en Másteres, de ahí que algunas empresas del sector hayan desarrollado sus propias escuelas con el objetivo de formar a sus equipos, aunque posteriormente han abierto sus cursos a entidades externas.
En este sentido, el estudio destaca la Escuela del Agua de la empresa Agbar, que sólo en 2019 impartió más de 100.000 horas de formación a 2.578 trabajadores.
Las empresas otorgan importancia a los perfiles más especializados para puestos operativos, que son aquellos en los que encuentran mayor dificultad de contratación debido a la escasa cualificación de las personas y a la falta de adaptación a los requerimientos técnicos de sus actividades.
En este sentido, la mayor dificultad se concentra en el colectivo de capataces, técnicos, encargados y oficiales, mientras la dificultad es baja en el caso de personal cualificado y medio-baja en el caso de personal directivo, titulación media y superior. Las organizaciones tienen que dedicar recursos a nivel interno para formar a sus profesionales técnicos.
De hecho, los Certificados de Profesionalidad más valorados por las empresas son los de “Organización y control del montaje y mantenimiento de redes e instalaciones de agua y saneamiento” y “Montaje y mantenimiento de redes de agua”, así como formación transversal sobre tres ejes: la digitalización, el uso de nuevas tecnologías (movilidad, realidad virtual, BIM…) y el empleo y programación de softwares especializados.
