La agricultura utiliza entre un 63% y un 67% del consumo total de agua. Garantizar la agricultura de regadío sostenible requiere fortalecer el mix con todos los recursos disponibles y esa seguridad hídrica tiene un precio que ha de ser asequible



Bajo la pregunta ¿Cómo pueden las nuevas tecnologías y los nuevos cultivos ayudarnos a reducir el consumo de agua de nuestro sector agrario? representantes de la Administración Central del Estado, agricultores, regantes y empresas tecnológicas han debatido cómo lograr la seguridad hídrica para el regadío en el marco de los Diálogos de futuro del Agua 2050 que se celebra este lunes en Alicante.
Optimizar la producción agraria para satisfacer la demanda creciente de alimentos, al tiempo que se reduce el consumo de agua ante la disminución prevista de disponibilidad de recursos hídricos en cantidad y calidad que acompaña al cambio climático es uno de los grandes retos sociales.
Esta sería una de las principales conclusiones de este Foro en el que tecnología e innovación, formación, coordinación entre administraciones y colaboración público-privada son los ingredientes de la receta que garantizará un regadío sostenible en el futuro.


Teodoro Estrela, Director General del Agua del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha destacado que España es un referente en la gestión integrada de los recursos hídricos.
De hecho, “hemos mejorado mucho en la eficiencia de los sistemas de riego y somos los europeos que más agua reutilizada usamos para regar, un ámbito en el que hay mucho campo de desarrollo que se suma a la desalación como la otra gran fuente alternativa de agua en un contexto de menor disponibilidad de recursos en calidad y cantidad para todos los usos».
Para Estrela garantizar la seguridad hídrica a los regantes en el futuro pasa por una buena planificación de los recursos en la que es necesario contener la demanda y contar con todos los recursos disponibles en cada momento.
“Esto nos lleva a desarrollar una hoja de ruta en la que los pilares de la transición hídrica se centren en saneamiento, recuperación de ríos y acuíferos; y reducción de demanda acorde a la reducción prevista de disponibilidad de agua”, señaló.
Para que el regadío sea sostenible a futuro hay que hacer una buena planificación, potenciar la colaboración público-privada y la coordinación entre administraciones, general, autonómica y local. Además, hay que ampliar el mix de fuentes alternativas desarrollando la reutilización de las aguas regeneradas y la desalación y hacerlo de manera que el precio medio del agua sea asumible por el sector, aunque está claro que la seguridad hídrica tiene un precio que hay que pagar.
Estrela ha concluido su intervención haciendo una defensa de la política europea para eliminar la contaminación difusa por nitratos procedentes de la agricultura para poder preservar las masas de agua de esta contaminación que tanto daño genera en el medio ambiente y los entornos naturales.


Como presidente de la Federación Española de Comunidades de Regantes, Andrés del Campo, ha defendido los grandes avances del regadío español en la bajada del consumo, casi un 25% de media, pese al incremento de la superficie regada, gracias a las obras de modernización que se vienen acometiendo en las comunidades de regantes de todo el país, lo que nos ha convertido en el segundo estado, sólo por detrás de Israel, en superficie modernizada de regadío.
Del Campo ha destacado que la agricultura de regadío española es una de las más eficientes del mundo, más del 52% de los regadíos ya son localizados, “cantidad solo superada por Israel y que nos sitúa a la cabeza de la optimización de los recursos hídricos para la agricultura”.
Otro 25% utiliza riego por aspersión y solo un 24% es de riego en superficie, “estos últimos utilizan más cantidad de agua, pero no consumen energía y hay que lograr el equilibrio en este binomio para ser sostenibles y reducir ambas huellas “.
El presidente de los regantes se ha mostrado convencido de que este abaratamiento de la energía llegará de la mano de políticas que incentiven la producción energética para autoconsumo, con renovables como la fotovoltaica, hidráulica o eólica, y este equilibrio entre consumo energético y agua permitirá a su vez disponer de más recursos alternativos como aguas regeneradas, o desaladas que exigen mayores consumos de energía para su transporte.
Ha insistido en que, para avanzar en desalación y reutilización como fuentes alternativas de recursos hídricos, siempre como recursos complementarios a los tradicionales, deben tener un precio asequible para los agricultores.
Ha reclamado como más necesarias que nunca las obras e infraestructuras de regulación para recoger las aguas de las lluvias, sobre todo ahora que caen de manera torrencial, además de embalses y trasvases
“Si España no contase con infraestructuras hidráulicas y la oferta de agua dependiese del transcurrir natural de los ríos en los meses de junio, julio y agosto, sólo habría abastecimiento para 4 millones de habitantes y no para los 70 millones de usuarios, según las ratios de consumo medios”, insistió.
Finalmente ha pedido descontaminar de ideología la gestión del agua “primando, como señala la Ley de Aguas, el bien común y no intereses partidistas o territoriales que terminarán por compartimentar nuestros cauces y ríos”.


Javier Berenguer, presidente de Riegos del Levante y Vicepresidente del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura ha defendido la necesidad de asegurar la producción agrícola en España para no depender de terceros países para alimentarnos.
Ha pedido no desaprovechar la oportunidad que brindan los fondos europeos para la reconstrucción post-covid, Next Generation, para terminar de modernizar nuestros regadíos y ayudar a implantar toda a innovación y tecnología disponible para producir más alimentos con menos agua, “lo que no podemos permitirnos es dejar de producir”.
En este sentido, Mercedes Iborra, Cofundadora de VisualNACert ha destacado la necesidad de fomentar la investigación y la formación del agrario en nuevas tecnologías y digitalización para lograr una agricultura de precisión.
Como ejemplos ha explicado cómo el sector nacional del limón ha logrado reducir sus consumos de agua en más de un 25% gracias a la digitalización, monitorización satelital de cultivos y sensorización del campo, “tecnologías disponibles que nos permitirán ser mucho más eficientes y avanzar en una agricultura de precisión”. Un modelo quirúrgico de producción que nos puede llevar a reducir hasta en un 70% los consumos agrarios de agua, y España es pionera es el desarrollo de estas tecnologías aplicadas”.
La sostenibilidad tiene que alcanzarse en todas sus dimensiones social, económica y ambiental, y para eso la tecnología, la innovación, la formación, la colaboración y la coordinación son esenciales.