La sequía amenaza con provocar una crisis energética en Brasil

La sequía amenaza con provocar una crisis energética en Brasil

La peor sequía que ha sufrido Brasil en más de dos décadas obligará al país a depender de contaminantes y costosas centrales térmicas para compensar la reducción de la generación hidroeléctrica, responsable del 63% de la energía del país.


La falta de agua amenaza con provocar una auténtica crisis energética en Brasil, un país donde la generación hidroeléctrica es responsable del 63% de la electricidad generada. El presidente del país, Jair Bolsonaro, ha admitido este lunes que Brasil puede vivir un grave problema de abastecimiento de energía en los próximos meses debido a la intensa sequía que tiene en mínimos a las presas. La falta de lluvia es de hecho la peor en los últimos 20 años, por lo que la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (Aneel, regulador) ya ha pedido poner en funcionamiento algunas plantas térmicas que Brasil activa en períodos de emergencia, lo que significa que en los próximos meses los ciudadanos tendrán que pagar por una electricidad mucho más contaminante y costosa.

«Estamos en las puertas de un problema serio. Estamos viviendo la mayor crisis hidrológica de la historia y vamos a tener dolores de cabeza», ha afirmado Bolsonaro en declaraciones que concedió ante un grupo de seguidores frente a la sede del Palacio de la Alvorada, la residencia oficial de la Presidencia brasileña. Y es que, tal y como había advertido la Aneel, la balanza hidrológica de Brasil en el período húmedo 2020-2021, que terminó en marzo, fue la peor desde que el indicador comenzó a ser medido en 1991.

«Se trata de la mayor crisis de la que se tiene noticia. Tenemos otro azar. No ha llovido y la lluvia generalmente cae hasta marzo. Es decir que ahora estamos en la fase de sequía. Vamos a ver qué podemos hacer», ha agregado el líder ultraderechista, que todavía no ha dado el visto bueno a ningún plan para intentar resolver el problema.

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Vista aérea de la represa de Itaipu, Foz do Iguaçu, Paraná, Brasil.

En cualquier caso, la única opción realista parece poner en funcionamiento algunas plantas térmicas que Brasil activa en períodos de emergencia. Esto se traducirá, según la Aneel, en una energía «más contaminante» que además obligará a los consumidores brasileños a pagar tarifas más caras por su electricidad en los próximos meses. Además, el Gobierno también tiene la posibilidad de autorizar la importación de electricidad desde Uruguay y Argentina en caso de necesidad para normalizar el abastecimiento eléctrico.

Problemas de suministro

«Si no llegamos a sufrir una pandemia y la economía estuviera creciendo, es posible que ya hubiéramos tenido un problema de suministro el año pasado«, ha explicado Luiz Carlos Ciocchi, director general de la Aneel. «Lo bueno es que, con las temperaturas estacionales más bajas, la carga de demanda cae, pero estamos poniendo en marcha la mayor cantidad de generación térmica que podemos», ha agregado.

La Aneel también ha explicado que el volumen de lluvias esperado en los últimos meses se situó muy por debajo del esperado, lo que dejó en niveles mínimos los niveles de agua en las presas y pone en duda la capacidad de las hidroeléctricas de operar a plena capacidad. De hecho, los niveles de agua en las hidroeléctricas en las regiones sudeste y centro-oeste del país está en su menor nivel desde 2015, cuando el país también afrontó una crisis hídrica, según la agencia.

Por otro lado, la sequía podría tener efectos importantes sobre el mercado de alimentos. Brasil es el segundo mayor exportador mundial de maíz y soja del planeta, dos cultivos necesitados de una cantidad considerable de agua para prosperar. Según apunta Bloomberg, en la última semana los precios del maíz ya han subido un 2,1% en la última semana hasta alcanzar los 7 dólares por cada celemín de maíz, el máximo de los últimos ocho años.



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