Los periodos de altas temperaturas que se han vivido en el continente durante los últimos años han provocado que gran parte de las reservas de agua de Europa se encuentren bajo mínimos, sobre todo, los acuíferos, que han encontrado dificultades para recargarse. Esta situación solo se debería dar dos veces cada cien años, según la NASA



Europa no ha parado de concatenar récords de temperatura durante los últimos años. Los más recientes los hemos podido observar durante la primavera y el invierno del 2020, unos de los más calurosos que ha vivido el continente desde que se tienen registros, según el Servicio de Cambio Climático de Copérnico (CS3).
España tampoco se ha salvado: de acuerdo con la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), nuestro país ha vivido este año su invierno más cálido del siglo XXI y la cuarta primavera más calurosa desde 1965. Lo peor es que los expertos españoles han indicado que estas temperaturas no son puntuales, sino más bien una tendencia que va a continuar durante los próximos años.
“En los últimos años, Europa Central ha experimentado una serie de sequías causadas por patrones climáticos excepcionalmente estables y altas temperaturas que pueden estar vinculados al cambio climático «, ha explicdo Wolfgang Wagner, científico de teledetección de la Universidad Técnica de Viena.


Todos estos registros han provocado que el continente esté experimentando en estos momentos unos niveles de humedad excepcionalmente bajos que están repercutiendo negativamente en los caudales de los grandes ríos europeos, como el Elba, Warta y el Danubio, y en el nivel de agua subterránea almacenada. De hecho, según el Observatorio de la NASA, estamos viviendo unas condiciones de sequía que deberían ocurrir solo una vez cada 50 años.
“El hecho de que algunas regiones hayan experimentado condiciones de sequía en varios años consecutivos ya ha causado daños significativos a los bosques (debido a la infestación de escarabajos de corteza) y la disminución de los niveles de agua subterránea«, ha añadido Wolfgang Wagner.
Por ejemplo, después de seis años de déficit de lluvia, la República Checa ha informado que casi el 80% de sus pozos registraban sequías leves a extremas durante la primavera. Además, la humedad del suelo del país ha sido al menos un 30% inferior de lo normal en mayo. Algunos climatólogos han clasificado esta sequía como como la peor del país en 500 años. En la vecina Alemania, el almacenamiento de agua subterránea también se ha agotado en los últimos años
En Ucrania, el nivel del agua en el río Desna ha alcanzado en la primavera su punto más bajo en 140 años de observaciones, es decir, unos cinco metros por debajo de lo normal. La cuenca del Dnieper, una de las principales fuentes de suministro de agua, ha recibido solo el 70% de su precipitación habitual de septiembre a mayo.
A principios de junio, los embalses alrededor de Kiev se han encontrado en sus niveles más bajos en casi un siglo. La lluvia extrema a fines de junio debería haber mejorado significativamente las condiciones de la superficie a corto plazo, sin embargo, la gran escorrentía impide que se filtre en el suelo.
Humedad y agua subterránea
El Observatorio de la NASA explica que existe una gran diferencia si hablamos de humedad y de agua subterránea.
La humedad hace referencia a la cantidad de agua de la superficie. Ésta puede sufrir repentinos cambios como consecuencia de las olas de calor y de las lluvias, que eliminan el agua o la reponen respectivamente.
Mientras, el agua subterránea, esa agua almacenada en el interior de superficie en acuíferos, tarda meses en recuperarse, ya que tiene que reponerse lenta y constantemente por la humedad de la superficie que se filtra a través del suelo y las rocas hasta la capa freática.
De hecho, este año hemos estamos pasando por esta sequía debido a las olas de calor del 2018 y 2019, que impulsaron la sobreexplotación de los acuíferos. “A pesar de las precipitaciones, los acuíferos no han podido recuperarse”, ha indicado la NASA
Los climatólogos polacos han informado sobre una de sus peores sequías en cien años: “Desde la perspectiva de la seguridad alimentaria mundial y los productos agrícolas, Europa es importante porque es una de las regiones productoras de trigo más grandes del mundo, y también una importante región productora de maíz”, ha comentado dijo Brian Barker, líder del grupo GEOGLAM, que monitorea los cultivos mundiales, y científico de la Universidad de Maryland.
«Los persistentes déficits de lluvia, combinados con las temperaturas superiores a la media desde el invierno, han afectado negativamente a grandes áreas en toda Europa, reduciendo los rendimientos de cultivos previstos en comparación con el promedio de cinco años en varios países», ha añadido.
En este escenario, España ha sido uno de los países que menos afectados por la actual sequía europea. En parte, esto se ha podido explicar gracias a la enorme cantidad de lluvias que ha recibido durante la primavera y porque ha sido uno de los países del continente que menos horas de sol ha recibido entre marzo y abril del 2020. No obstante, las predicciones de la Aemet han apuntado a que este verano será caluroso, sobre todo en la vertiente sur del país, por lo que es posible que durante los próximos meses nuestra situación cambie por completo.
