Hace más de 1.300 años que los paisanos de la Sierra Nevada granadina comenzaron a recoger el agua del deshielo con acequias y para conducirla hacia los acuíferos subterráneos. Un ingenioso sistema para infiltrar agua en el terreno y conseguir que esta aflorara lentamente en los meses posteriores, especialmente durante el verano. Una investigación arqueológica acaba de certificar que no hay un referente anterior en Europa



Sierra Nevada es el sistema montañoso más alto de la Península Ibérica, un macizo con paisajes nevados que se levanta sobre el cálido sur andaluz. La singularidad geográfica de este espacio le hace ser uno de los paisajes más ricos en biodiversidad de España, además de en cultura y patrimonio hidráulico.
Un grupo multidisciplinar de científicos del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y de las universidades de Granada, Colonia y Lisboa ha demostrado que las acequias de careo de Sierra Nevada, un ancestral sistema para recoger las aguas de alta montaña y conducirlas a los acuíferos, constituyen el sistema de recarga de agua subterránea más antiguo de Europa.
Esta investigación, de la que informado este martes la Universidad de Granada (UGR), ha sido llevada a cabo mediante distintas técnicas de investigación arqueológicas, sedimentológicas, geofísicas e hidrogeológicas.
La siembra y la cosecha del agua es el proceso por el que el ser humano infiltra agua en el subsuelo de forma intencionada (siembra) con objeto de recuperarla tiempo después (cosecha), explica la UGR.
Este procedimiento de recargar el agua en los acuíferos se realiza, de forma ancestral, en varias regiones del planeta, si bien donde existen más casos documentados es en las regiones alto-andinas de Perú y Ecuador.
En Sierra Nevada se siembra y cosecha agua mediante las denominadas acequias de careo, que consisten en unos canales excavados en el terreno por los que los acequieros y ganaderos derivan el agua del deshielo para infiltrarla en la parte alta de los valles.
Una vez que el agua penetra en el subsuelo discurre ladera abajo para, tiempo después, alimentar a ríos y a manantiales, lo que aumenta su caudal durante la época seca, cuando más se necesita.
La investigación arqueológica e histórica realizada permite constatar que ya había acequias de careo operativas en Sierra Nevada en el siglo XI.
Las novedosas técnicas de datación empleadas en este estudio, que permiten conocer cuántos años llevan enterrados los granos de cuarzo de los sedimentos arrastrados por las acequias, han constatado que la siembra y cosecha de agua que se hace en esta montaña tiene unos 1.300 años de antigüedad.
Es decir, que ya se empezó a utilizar en el periodo de transición comprendido entre el final de la época visigoda y el comienzo de la de Al Andalus.
Los estudios se han concentrado en la cuenca hidrológica del río Bérchules, que es el afluente más oriental del río Guadalfeo, en la Alpujarra granadina.
El IGME, en colaboración con la Junta de Andalucía y siguiendo su política de difusión científica, también ha publicado un libro de carácter divulgativo titulado Careos: siembra y cosecha del agua en la cuenca del río Bérchules (Sierra Nevada, Granada).
En la publicación se describe cómo se realiza esta técnica de manejo del agua e información suficiente para poder realizar cinco itinerarios en los que el agua, las acequias, Sierra Nevada y su gente serán los principales protagonistas.
Este trabajo continúa otros anteriores de la Universidad de Granada, como la presentación en 2016 del documental La recuperación de las acequias de careo del Camarate de Lugros, dentro del proyecto europeo MEMOLA.