Sistemas eficientes para que cada gota de agua cuente

Sistemas eficientes para que cada gota de agua cuente

Un tercio de la población vive en países con estrés hídrico y la cifra irá aumentando a medida que avance el cambio climático. Dos nuevos informes de la FAO demandan eficiencia en el ciclo urbano del agua, en la agricultura y en los hogares como clave para aprovechar cada gota de agua


La crisis del COVID-19 ha provocado una enorme alteración del desarrollo sostenible. Sin embargo, incluso antes pandemia, el mundo estaba muy lejos de cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6: garantizar el agua y el saneamiento para todos de aquí a 2030. Este objetivo se ha convertido en una prioridad para los países comprometidos con la Agenda 2030, ya que sin agua no se podrá lograr el resto de metas ni el fin último de la estrategia: crear un mundo mejor y más sostenible. Y en esta tarea, cada gota de agua, cuenta.

Asegurarse de que haya agua y saneamiento para todas las personas, para todos los propósitos, ayudará a proteger sociedad global contra muchas y variadas amenazas que se avecinan. Debemos aumentar la inversión en eficiencia en el uso del agua, aguas residuales tratamiento y reutilización, al mismo tiempo que se protegen los ecosistemas relacionados con el agua. Y debemos integrar nuestros enfoques, con una mejor gobernanza y coordinación entre sectores y fronteras geográficas. En resumen, necesitamos hacer mucho más y hacerlo mucho más rápido, ya que el cambio climático va pisando los talones de cualquier avance que se consigue en materia de agua, ya que este recurso es el más castigado por el calentamiento global.

Y en esta tarea, todo el mundo tiene un papel que desempeñar. Cuando gobiernos, sociedad civil, empresas, academia y agencias de ayuda al desarrollo se unen decididamente los beneficios son posibles en agua y saneamiento. Para cumplirlos, será fundamental ampliar esta cooperación en países y regiones.

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La escasez de agua y la falta de saneamiento serán un problema para cada vez más personas a causa del cambio climático. | Albert Gonzalez Farran / UNAMID

Con el objetivo de tener información sobre cuál es la situación real del agua en el planeta, los progresos que se están realizando, cuáles son los pasos que hay que dar y conocer las prácticas que mejores resultados están obteniendo, los distintos organismos de Naciones Unidas realizan informes periódicos sobre los distintos indicadores de progreso del ODS 6. Es el caso de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que se encarga de los indicadores 6.4.1 y 6.4.2   relativos a eficiencia en el uso del agua y al nivel de estrés hídico.

La FAO ha publicado dos actualizaciones de los datos relativos a estos temas en la reciente Semana Mundial del Agua. «El agua es la esencia de la vida y es básica para los sistemas agroalimentarios», señala en el prólogo el Qu Dongyu, director general de la FAO. «El camino a la eficiencia en el uso del agua pasa por sistemas agroalimentarios sostenibles«.

«La gestión del agua es básica para lograr los ODS, no solo el ODS 6 (agua limpia y saneamiento), sino también el ODS 2 (hambre cero)», dijo la Maria Helena Semedo, directora general adjunta de la FAO. «Los desafíos relacionados con el agua en la agricultura, como la escasez, la contaminación y el desperdicio de agua, deben abordarse urgentemente para transformar los sistemas alimentarios y aumentar su resiliencia, especialmente ante las alarmantes complicaciones del cambio climático a las que nos enfrentamos».

Los informes destacan que, además de la distribución eficiente del agua sistemas y agricultura sostenible, la reutilización de aguas residuales es una estrategia clave para reducir estrés hídrico, junto con tecnologías de ahorro de agua, campañas de sensibilización para reducir la uso del agua en los hogares, así como fomentar dietas y consumo sostenibles.

Un agua más resiliente

En el informe sobre el ODS 6.4.2, relativo al nivel de estrés hídrico, se evalúa el nivel de estrés por falta de agua en todas las regiones del mundo, haciendo hincapié en la necesidad urgente de crear sistemas de gestión del agua resilientes, en particular para la producción agrícola de regadío y secano. El aumento de las prácticas para un uso eficiente del agua en todos los sectores, particularmente el sector agrícola, que representa aproximadamente el 70% de las extracciones mundiales de agua dulce, supone una estrategia beneficiosa para todos, que promueve mejores prácticas de gestión de la demanda de agua y se adapta a los efectos del cambio climático mediante el fortalecimiento de la resiliencia de dichos sistemas.

Agricultor regando sus cultivos en Cabinda, Angola. | Foto: Andre Silva Pinto

En el citado informe sobre el estrés hídrico se observa que alrededor de un tercio de la población mundial (2.300 millones de personas) vive en países donde se sufre estrés por falta de agua, mientras que el 10% (733 millones) lo hace en países con un nivel alto o crítico de estrés por déficit hídrico, lo que tiene un efecto significativo en el acceso al agua y su disponibilidad para necesidades personales. Más aún, los agricultores pueden experimentar mayores desigualdades al tratar de acceder a los recursos hídricos en situaciones de estrés hídrico, lo que pone de manifiesto la necesidad de promover una gestión y una gobernanza de las distintas fuentes de agua que no solo sean sostenibles, sino también inclusivas e integradas.

El informe sobre el ODS 6.4.1, relativo al cambio en la eficiencia del uso del agua, contiene un útil índice de referencia sobre dicho tema que permite seguir las tendencias recientes -un aumento de la eficiencia del 9% entre 2015 y 2018- y puede servir como base para introducir mejoras adicionales en años venideros. En este informe se señala el comercio como uno de los factores que podrían influir en la eficiencia del uso del agua y se destacan los intercambios virtuales de agua como soluciones prometedoras que contribuirían al esfuerzo para contabilizar el uso de los recursos hídricos de forma adecuada. Asimismo, se hace hincapié en la necesidad de encontrar el equilibrio entre la seguridad alimentaria, el uso sostenible del agua y el crecimiento económico.

La División de Tierras y Aguas de la FAO, autora de ambos informes, participa en muchos otros proyectos en los que se aborda directamente la escasez de agua y se promueve su uso eficiente. Entre ellos destaca AQUASTAT, un sistema de información mundial sobre los recursos hídricos y la gestión del agua para la agricultura. Se trata de una herramienta tecnológica imprescindible para seguir aumentando la productividad de cada gota.

Principales conclusiones
  • Entre 2015 y 2018, la eficiencia mundial del uso del agua aumentó de 17,30 dólares a 18,90 dólares por metro cúbico (un 9 %), con el sector industrial liderando las mejoras.
  • En 86 países donde se informa con regularidad sobre el uso del agua, la eficiencia en el sector agrícola aumentó un 60% entre 2006 y 2018.
  • A escala mundial, en 2018 se extrajo alrededor del 18,4% de los recursos totales de agua dulce renovables, aunque la cifra superó el 25% en Asia central y meridional, así como en el África septentrional.
  • Si se mide por cuencas fluviales en lugar de países, pueden encontrarse zonas con grave estrés hídrico en muchos Estados, como Chile, China, los Estados Unidos de América, México y Sudáfrica.
  • Los valores de estrés hídrico extremadamente bajos pueden indicar la incapacidad de un país para utilizar correctamente sus recursos hídricos en beneficio de la población.
  • Los usos urbano, agrícola e industrial del agua son sumamente interdependientes y están vinculados con el crecimiento demográfico, cuestiones climáticas y las prácticas de riego. Estos factores provocaron en 2018 un corte de suministro del agua en Ciudad del Cabo, y grandes ciudades como Beijing, Londres, Mumbai o Tokio, se podrían enfrentar a crisis hídricas para 2050.


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